Desafíos de las Gerentas Venezolanas

Desafíos de las Gerentas Venezolanas
octubre 25, 2017 Susana Reina

Un foro para conversar sobre los desafíos que enfrentan las líderes de nuestras empresas, criollas y trasnacionales, está organizando la Alianza Venezolana Empresarial por el Liderazgo de las Mujeres AVEM. Que esto sea necesario, creo que pocos lo dudan. Son desafíos por la permanencia, sobrevivencia y ascenso a puestos de poder lo que nos jugamos las que persistimos en hacer vida organizacional. Desafíos por cierto que los hombres no se plantean, o por lo menos no de la misma manera. Retos que superar tienen, quizás por temas asociados a la competitividad, el mercado, la productividad y otros asuntos gerenciales, pero en razón de su género no.

¿A qué nos enfrentamos las gerentas en el medio empresarial, privado o público? Una lista corta de situaciones que yo he visto en 32 años de vida laboral (con el perdón de los que dicen que nos victimizamos) podría ser esta: acoso laboral o sexual evidente o velado por parte de jefes; descrédito a nuestros aportes acompañado por juicios de descalificación (“mujer tenía que ser…”); robo de ideas por parte de un jefe que no te da crédito público; asignación de roles de apoyo, bajo perfil o segundo plano; delegación automática de labores de secretaría, arreglos logísticos, orden y minuta de reuniones, porque “las mujeres son más organizadas que nosotros”, o sea, que nos encarguemos del backstage.

Ok, la lista no es corta. Continúa: escasa promoción a puestos de dirección; receptoras de críticas relacionadas con la demostración de nuestras emociones, lo cual viene con el combo de achacar a la ovulación o al período menstrual cualquier indicio de mal humor. Ser blanco de chistes misóginos y tener que reírlos y celebrarlos; reacción negativa ante la noticia de un embarazo; preferencia de contratación o promoción y ascenso de un hombre por temor a una posible maternidad. Dar por sentado que la responsabilidad de hijos nos corresponde a las trabajadoras y no tiene nada que ver con ellos, lo cual les facilita ser más rápidamente contratados “porque no va a estar con la pedidera de permiso cuando un hijo se le enferme”.

Exigencias de dominio y experticia en una materia con mayor énfasis que lo que se le exige a un hombre (a ellos se les contrata por su potencial, a ellas por la experiencia); no ser incorporadas en los paneles de expertos en las reuniones internas o en representación de la empresa en eventos externos; confiar responsabilidades de vocería a un hombre para estas actividades a pesar de que las mujeres nos graduemos más en las Universidades y contemos con todos los méritos requeridos.

Exigencias para asistir a reuniones después de horas laborales, sin tomar en cuenta que muchas salimos de la oficina al segundo trabajo en el hogar; pocas facilidades para permitir teletrabajo u horario flexible; exigencias para lucir un cuerpo y apariencia estética bajo parámetros de gusto masculino criollo. Eso, o exponerte a ser blanco de burlas sexistas y críticas vejatorias si no los cumples (gorda, fea, vieja…).

Menor remuneración por el mismo trabajo (sí, la brecha salarial existe: las mujeres ganamos 15% menos que nuestros homólogos masculinos, una tasa que apenas ha cambiado desde 2010). Falta de sensibilidad a nuestros problemas y presiones familiares, siendo que somos las cuidadoras oficiales de hijos, padres mayores, hermanos, enfermos, etc. Poner como condición que bebamos alcohol o asistamos a fiestas o viajes fuera de la ciudad como parte del trabajo, y dejarnos por fuera de toda opción si nos negamos o demostramos que no nos es posible.

En suma, con lo que nos encontramos es que en la práctica existen reglas de competencia interna por el poder que se adaptan más al estilo de vida de los hombres. Las empresas están hechas por hombres, con reglas masculinas, y para que muchas mujeres ocupemos posiciones de alta gerencia, nos masculinizamos como una forma de garantizarnos un puesto que de otra forma no hubiésemos conseguido. Muchas desisten y salen de las empresas quedando desaprovechado todo ese talento. Para las que nos quedamos, el costo es alto…

El pasado 4 de octubre en París, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que agrupa a países de avanzada, con el lema ‘La búsqueda de la igualdad de género: una batalla cuesta arriba’, alertó sobre el escaso avance conseguido desde 2012. ‘Los países necesitan hacer mucho más para cerrar las brechas de género’, indicó su Directora General, la mexicana Gabriela Ramos.

La OCDE identificó tres fuentes principales de desigualdad: la violencia contra las mujeres, la persistente disparidad salarial entre los géneros, y la distribución desigual del trabajo no remunerado. En dicho reporte queda claro que cuando las mujeres trabajan son más propensas a hacerlo a tiempo parcial, tienen menos probabilidades de avanzar a puestos directivos, sufren más discriminación y ganan menos que los hombres.

El Organismo insta a los países a invertir en oportunidades de liderazgo femenino a través de oportunidades de tutoría y apoyo de redes, y considera que los modelos de conducta masculina en la alta dirección necesitan impulsar el cambio en los estereotipos y normas de género que continúan obstaculizando el acceso de las mujeres al liderazgo.

Dentro de toda esa realidad, muchas empresas venezolanas están avanzando, por lo que conocer sus actuales prácticas para empoderar mujeres, conciliar familia y trabajo y sensibilizar a todos sus empleados para ganar conciencia de género, puede ser inspirador para todos.  Por ello celebramos que las empresas que conforman AVEM, manifiesten su interés por incorporar perspectiva de género en sus prácticas gerenciales y den un paso adelante al colocar sobre la mesa de discusión la realidad de tantas mujeres que viven situaciones de violencia organizacional y un machismo empresarial velado que las debilita y saca de juego.

La cita es en el Auditorio Vollmer, IESA San Bernardino en Caracas, el jueves 02 de noviembre a las 8 de la mañana. Entrada libre para hombres y mujeres que quieran apoyar con su presencia, la “radical” idea de que trabajar en empresas que promuevan la igualdad en este país, es posible. Y necesario.

 

Para asistir al foro regístrate por aquí, es gratuito
http://bit.ly/2l1ANZU
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