Por Ariana Trestini
“A veces, cuando me aburro, no puedo evitar pensar en cómo sería mi vida si no hubiera escrito este libro. Esta tarde, estaría jugando al bridge; mañana, iría a la reunión de la Liga de Damas y tomaría notas para el boletín; luego, el viernes, Stuart me llevaría a cenar y volveríamos tarde a casa; el sábado me levantaría cansada para ir a jugar al tenis… Cansada, sonriente y… frustrada. Frustrada porque, durante la partida de bridge, Hilly llamaría ladrona a su criada y yo tendría que escucharla y callar; frustrada porque vería a Elizabeth pellizcando con saña el brazo de su hija y yo apartaría la vista como si no me diese cuenta; frustrada porque estaría prometida a Stuart y ya no podría llevar los vestidos cortos ni el pelo largo, ni se me ocurriría hacer algo tan arriesgado como escribir un libro sobre criadas de color, temiendo que mi novio no lo aprobase” Skeeter Phelan.
De todas las letras del libro Criadas y Señoras (The help) de la escritora Kathryn Stockett, el pedazo que estoy compartiendo a principio del artículo, es mi favorito. Me hace pensar en los miedos que todos tenemos al querer salir de nuestra zona de confort y los cuestionamientos que nos hacemos: ¿Servirá para algo? ¿Lograré algún cambio? ¿Y qué pasa si en vez de mejorar, echo todo a perder? Te remontas a cómo es tu día a día, lo que realizas en tu trabajo, tu entorno; entonces llegas a la conclusión de que puedes hacer algo más, porque lo que has hecho hasta ahora no te ha llenado de la forma en que realmente tú quieres. Y para lograr lo que queremos, se tienen que hacer ciertos sacrificios. Y el personaje al que le dedicaré este artículo, lo supo de sobra en el desarrollo de la historia.
Skeeter Phelan es uno de los personajes más genuinos que he conocido a través de un libro, y no puedo negar que muchas veces me identifiqué con ella, como si un trozo de alma gemela literaria se tratara. Skeeter es un cúmulo de contradicciones, por la vida que lleva y por la vida que quiere tener. Las injusticias le afectan mucho, y a pesar de que trata muchas veces de hacer ojos ciegos y oídos sordos, al final sucumbe a su deseo por hacer algo notable que enfrente a todo ese sistema de segregación que existía (y lamentablemente aún quedan vestigios) en el Missisipi de 1962.
No voy a enfrascarme mucho sobre qué trata la historia, porque no es el objetivo de estas letras que estoy compartiendo. Tenemos dos formas de conocer la trama: leyendo el libro (recomendado 100%) o viendo la película (a sabiendas de, como toda adaptación, muchas partes serán removidas o cambiadas. Sin embargo, la película, en mi opinión, es impecable). Pero, tal vez algunas personas aún no conozcan esta historia, y por lo tanto, no entenderán muy bien la personalidad de Skeeter, por lo que puedo hacer una breve sinopsis (Hay alerta de spoilers en este artículo) para captar la idea principal:
La historia está centrada en sus tres protagonistas: Aibileen, Skeeter y Minny. Son tres mujeres completamente diferentes que se verán unidas al escribir un libro que cuenta cómo es la relación entre las criadas y sus patronas. Todo empieza luego de que en una reunión de amigas, la villana principal, Hilly Holbrook, predica a toda voz la necesidad de que las empleadas negras tuvieran sus propios baños y que éstos estuvieran construidos a las afueras de las casas para las cuales trabajaban, de forma que los “blancos” no se “contagiaran” de las enfermedades que tienen los “negros”. Skeeter, ante tal disparate, se siente culpable por estar en esa reunión junto a un montón de descerebradas, que solo estaban quemando sus neuronas en un ambiente de chismes, cigarrillos, comidas, y juegos de poder. Sentía fervientemente la necesidad de disculparse con Aibileen y de librarse de ese ambiente en el que solo se mantenía por el “qué dirán” tan tradicional en nuestras costumbres. Skeeter hace un primer acercamiento con Aibileen, como intentado pedir disculpas por las barbaridades que había escuchado. Más adelante, por temas laborales de Skeeter, el acercamiento con Aibileen se vuelve más estrecho y constante, y ambas unen sus mentes maravillosas para crear un libro que habla sobre todo lo que viven las criadas que trabajan para casas de “señoras blancas”. En el camino se les uniría Minny, otra de las criadas de la historia.
Como se menciona en el libro y al principio del artículo, esto está basado en Jackson, Missisipi de 1962, un estado completamente segregado para esa época y en donde los temas raciales eran tan delicados y prohibidos, que había miedo de ambos lados en cuanto a estos temas se refería. Skeeter se atreve a escribir las historias de las criadas, principalmente porque creía en que podía contribuir con alguna especie de cambio; y porque sabía que todo lo que había escuchado o visto en cuanto al trato que se le daba al personal negro, era injusto. Al final de la historia, vemos como la comunidad blanca la rechaza (por la broma que le jugó a Hilly con los inodoros que dejaron en casa de ésta última) mientras que la comunidad negra la abraza pero de forma silenciosa, para que su vida no se vea amenazada. Skeeter se distancia de esa clase social que se consideraba “la correcta” y se vuelve una rebelde o “hippie”, porque cruza todas las líneas prohibidas y rompe las reglas absurdas para luchar por lo que considera correcto. A continuación, quisiera mencionar algunos aspectos que me hacen considerar a Skeeter Phelan uno de los mejores personajes que haya podido conocer, y que tengo en profunda estima en mi colección literaria:
- No encaja, exactamente, en los estándares de belleza ideales para esta sociedad. La describen como una persona sumamente alta para ser mujer, con un cabello tan rizado, que se podría comparar con la textura de vello púbico; y su falta de curvas por ser tan delgada, pues no la ayudan a conseguir un “buen partido”. Gracias a su nana Constatine, Skeeter aprendió a quererse a sí misma y a dejar de lado los prejuicios raciales que siempre estaban presentes en el ambiente en el que se desenvolvía. Desde pequeña tuvo una gran guía que, sin lugar a dudas, contribuyó a que ella fuera esa mujer fuerte e independiente que era.
- Skeeter no se come muy rápido ese cuento de que los negros tienen enfermedades distintas a las de los blancos, o que son sucios y flojos y traicioneros. A pesar de haber crecido en ese entorno, tenía un claro criterio de que, primero, eran seres humanos, y segundo ¡eran seres humanos! Skeeter es valiente, inteligente y audaz, y esos rasgos la hacen capaz de llevar a cabo el proyecto que emprendió junto a Aibileen y Minny.
- Su inusual apariencia, no la hacen candidata suficiente para cazar a un hombre. Su amor por la literatura y por convertirse en una famosa escritora, la ponen en una categoría de alerta máxima entre los caballeros, porque una mujer que piensa como ella y habla como ella, era peligrosa para tenerla como pareja. Sin embargo, en la historia conoce a Stuart Whitworth, quien al principio parecía quererla por quien era ella y no por cómo se veía. Lamentablemente (o afortunadamente), cuando él se entera de la clase de libro que estaba escribiendo Skeeter, retracta su promesa de matrimonio, y la deja a ella con un profundo dolor en su corazón. Skeeter no se repone del todo, pero su carrera como escritora la está esperando con los brazos abiertos y eso la hace tener un rayito de esperanza.
Para conquistar nuestros sueños, debemos hacer algunos sacrificios. Para conquistar nuestros sueños, debemos tener un claro criterio que nos distinga del resto. Para conquistar nuestros sueños, debemos tener esperanza de que no todo está perdido y que debes seguir luchando, luchando, luchando, porque solo ahí verás materializadas tus creencias y tu arduo trabajo.
En tantos aspectos me identifico con Skeeter, que es por ello que quise dedicarle un espacio de mis letras, porque vale la pena hablar sobre personajes así: fuertes, independientes y empoderados. Les recomiendo, ampliamente, leer y disfrutar “Criadas y señoras”, porque está narrada y mostrada con todos los matices que la hacen ser única y exquisita.