Por Vanessa Federico
El feminismo podemos definirlo como la lucha histórica que las mujeres han llevado adelante en diferentes épocas por sus derechos y también porque la visión de las mujeres sea incorporada a la vida social. La directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, Filósofa, Doctora en Ciencias Sociales y Feminista; Alba Carosio sin duda tiene mucho que contar.
“Esto responde a que hemos pasado por épocas históricas en la que las mujeres no tenían ni voz, ni voto, ni opinión en lo que era la vida social”. Para Carosio el papel de las mujeres venezolanas ha sido siempre de contribución y de desarrollo social. Explica que desde que se organizan los primeros movimientos de mujeres por allá en los años treinta puede verse la posición de las mujeres con el compromiso social. Por ejemplo, en la carta que un conjunto de mujeres le hacen a Eleazar López Contreras justamente hablando de la necesidad de proteger la infancia, proteger a las mujeres que están solas con sus hijos, solicitaron un conjunto de medidas sociales de protección y de cuidado para las futuras generaciones; de ahí en adelante los movimientos de mujeres siempre han tenido un gran compromiso con el país: “En América Latina podemos hablar de grandes rebeldías contra la colonia, la colonización de América se hizo sobre el cuerpo de las mujeres”, concluye Carosio.
Otras mujeres importantes se suman en la ayuda por su género
Aura Delgado investigadora, profesora y activista venezolana en su artículo “Desigualdad de oportunidades de ascenso para ejecutivas, en el mercado laboral venezolano”, explica que la desigualdad que enfrentamos las mujeres en su desarrollo de carrera en el mercado laboral, se expresa de múltiples formas e impacta sin distingo de formación y que a pesar de haber un mayor número de egresadas en las universidades, la posición que ocupamos en las empresas, dan cuenta de una brecha expresada en salarios más bajos, y una carrera llena de obstáculos que limitan el ascenso a niveles más altos.
Alba concuerda con Aura y destaca que en el campo laboral hay que destacar que las mujeres venezolanos tienen altos niveles de educación. En Venezuela se gradúan siete universitarias por cada tres varones, es decir, que hay una importante participación de las mujeres en la educación universitaria y por eso tienen acceso a un 45% aproximadamente a la participación laboral, sin embargo, mayormente los niveles de formación en las mujeres no se condicen con los niveles de mujeres que alcanzan posiciones importantes dentro de las organizaciones importantes y tampoco con respecto a los sueldos.
Todavía sigue habiendo una fuerte discriminación hacia las mujeres. Hay dos aspectos importantes: Primero las mujeres más discriminadas se encuentran en edad reproductiva porque los patrones han evitado ser más flexibles en este aspecto, son muy reaccionarios, es decir no les gusta que las mujeres puedan casarse o embarazarse porque consideran que el cuidado de la familia está dividido con la participación laboral, y en segundo lugar la segregación ocupacional. Hay ocupaciones como en los ministerios o en las enfermerías que son absolutamente feminizadas y son ocupaciones que tienen un nivel salarial estándar.
Adicionalmente, en un foro llamado “Mujer venezolana: líder y gerente” que se realizó en mayo de 2012, Nina Toussaint, (Directora de IBM Venezuela) en el mismo artículo “Desigualdad de oportunidades de ascenso para ejecutivas, en el mercado laboral venezolano”, afirmó que el mercado laboral cambió y una de las transformaciones más evidentes es la cada vez más predominante presencia de la mujer en distintos ámbitos laborales. Sin embargo, las estadísticas aún reflejan una escasa participación de la mujer en puestos ejecutivos (…) Actualmente la tasa de crecimiento de mujeres en posiciones ejecutivas es muy baja. Si seguimos a este ritmo a lo sumo representará el 20% en diez años: Esta situación es común en todo el país y en todos los sectores (salvo los feminizados).
Podemos concluir que, a pesar de haber una gran participación de las mujeres en el campo laboral no todas ascienden a puestos gerenciales, ya sea por el llamado fenómeno “techo de cristal” o por la poca inclusión de las mujeres por parte del sexo contrario, en los puestos ejecutivos de las empresas venezolanas para la toma de decisiones importantes y la contribución al desarrollo del país.