¿QUE HACE FALTA PARA SER UN ACTIVISTA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER?

¿QUE HACE FALTA PARA SER UN ACTIVISTA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER?
noviembre 13, 2015 Susana Reina
Nuestros amigos de CEPAZ nos
extendieron una invitación para conversar con sus más de cincuenta activistas de
DDHH a nivel nacional sobre “Liderazgo Social y Ciudadano”. Gente joven
sensibilizada por estos temas enfrentada al reto de entusiasmar a otros para que
se sumen a una causa cada vez más débil y en peligro, en nuestro país y en
muchos donde las Instituciones son frágiles y las leyes letra muerta. 

Siendo nuestro interés el tema del
feminismo y considerando que los derechos de la mujer son derechos humanos,
pensamos que las recomendaciones entregadas en dicho seminario pueden ser de
utilidad y aplicación para todos aquellos compañeros que levanten nuestras
mismas banderas del respeto a la equidad, la paridad y la igualdad de género.
No es una lucha fácil porque se trata
de señalarle a mucha gente conservadora y acostumbrada al poder, que algo no
está bien. Eso incomoda. Tampoco es fácil porque los argumentos contra el
feminismo son tan sutiles que te hacen a veces pensar que estás imaginando
cosas, que no todo es tan grave, que eso era antes, que no es para tanto, etc.
Te encasillan o discriminan o rechazan por querer armar un alboroto lleno de
antivalores, desde el punto de vista de la religión o de la familia o de la
sociedad misma.
Por ello, buscando fortalecernos en
nuestros objetivos como defensores, pensamos que es útil revisar una suerte de
lista de requerimientos y acciones que logren mantener el esfuerzo y conquistar
a muchos más para que se sumen al ideal feminista:
–          Convicción personal
fuerte y arraigada sobre la necesidad del movimiento
–          Revisión de las
propias prácticas que no sean congruentes con lo que defendemos con el
discurso. Estar dispuestos a identificar los actos machistas que cometemos o
alentamos, seamos mujeres u hombres
–          Documentarnos muy
bien sobre la historia del feminismo, el marco legal que le da basamento a la
causa que defendemos, las instituciones que abordan el tema, los personajes que
marcaron y marcan pauta en la materia, todo ello para hablar con propiedad.
–          Manejar datos e
indicadores, hechos bien referenciados, con uso de fuentes confiables. Evitar
los juicios de valor emitidos de forma ligera e irresponsable.
–          Tener claros los
argumentos y contra argumentos que tradicionalmente se le hacen al feminismo,
para poder tener discusiones de altura con quien nos plantee puntos de vista
contrarios y desmitificar con base, las creencias erróneas que muchos manejan
en torno al tema.
–          Escuchar mucho,
indagar, sondear los sistemas de creencias que sostienen el modelo machista
para poder usar esa información con inteligencia
–          Respetar al otro,
sin ataques personales. No caer en provocaciones.
–          Ser muy creativos
para mostrar las ideas de varias maneras
–          Tener seguridad y
confianza en lo que se está defendiendo
–          Perseverar a pesar
de no tener todo el apoyo esperado.
–          Sentido del humor,
nadie quiere  aves de mal agüero revoloteándole alrededor con mensajes
apocalípticos
–          Trabajar en red con
otros activistas que tienen las mismas inquietudes
–          Compartir los
aprendizajes en un blog, en las redes, en reuniones
–          Formarnos en
técnicas para gestionar cambios culturales. Todo proceso de cambio genera
resistencia, es lo normal. Como activistas debemos estar preparados para
reconocer esa resistencia y saberla manejar.
–          Participar en todos
los espacios posibles para llevar el mensaje. No esperar solamente a ser
invitados, también debemos organizar y proponer intercambios que mantengan el
debate vivo.
–          Aprovechar fechas
emblemáticas desde donde apalancar las acciones que diseñemos con alta
resonancia en medios comunicacionales.
–          Tomar cursos de
vocería, oratoria, redacción… lo comunicacional es sustancial al movimiento. La
capacidad para transmitir ideas de forma clara e impactante es de las
competencias más importantes de todo activista.
–          Reconocer logros,
festejar victorias, agradecer apoyos, siempre en modo positivo, siempre con
energía y ánimo que contagie. Las emociones dinamizan y hacen viable la
adopción de ideas.
–          Revisar las propias
fuentes de energía, desarrollar capacidad para ser resilientes (fortalecerse
con las crisis), reconocer los propios bajones y recuperarse pronto para
continuar.
–          Pedir apoyo a los
veteranos, a los héroes de mil batallas, a los que cuentan con la experiencia
de haber transitado ya muchos caminos similares a los nuestros. Con humildad y
ganas de aprender.
–          Tomar iniciativas.
No esperar que te digan lo que tienes que hacer. Convocar y ser convocado. Y
aportar lo que sabes, sin egoísmo ni búsquedas protagónicas.
–          Conectarte con el
sufrimiento del otro, con las personas que están en desventaja y a quienes
dices defender. Que tu adhesión al movimiento no sea una moda, sino que te guíe
la vocación de servicio y la claridad de propósito.
El activismo social es un estilo de
vida. Quien defiende los Derechos Humanos y entre ellos, los DDHH de las
mujeres, está asumiendo una misión personal que trasciende su ámbito privado y
lo sitúa en el espacio de lo público, con todo lo que ello conlleva. Es una
decisión personal que debe hacerse de forma consciente, comprometiendo alma,
vida y corazón, con la disposición a darlo todo para servir a otros. Es así de
intenso.  Mejor entonces estar preparados.
Felicitaciones a los amigos de Cepaz, Bibi Borges, Bárbara Puglissi, Emily Camejo y Yenni Peña, entre otros, por esta labor de formación, animación y desarrollo que están realizando en todo el país en pro de la defensa de los Derechos Humanos en Venezuela.
FEMINSMOINC

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