EL ASUNTO DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

EL ASUNTO DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
noviembre 7, 2015 Susana Reina
Noviembre es el Mes contra la Violencia de Género según la ONU, específicamente el día 25, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El naranja o el violeta son los colores emblemáticos que más se asocian a esta terrible casi endemia que
muchas sociedades están viviendo. Historias terribles escucha uno sobre mujeres que son asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas, y si no llegan a matarlas, el sufrimiento físico proporcionado puede llegar a ser enorme, porque la mujer es más débil corporalmente (antes de que alguien nos vaya a recordar que hay mujeres que también le pegan a los hombres…)
Muchas organizaciones y personas han elevado su voz contra este anómalo fenómeno, y muchos están trabajando activamente para hacer que las leyes que regulan la materia no sean letra muerta, para que se aplique justicia y para que la represión sea percibida y efectiva. Hay mucha frustración entre esas ONGs y expertos conocedores de la materia por los resultados obtenidos a la fecha.
Las estadísticas de mujeres asesinadas va en ascenso en muchos países. La misoginia, el machismo, la discriminación femenina parece no solo no tener fin, sino que coge aire y se afianza. ¿No es un contrasentido esto de que mientras más avanzadas y modernas son nuestras sociedades en términos tecnológicos y científicos, estas conductas de barbarie pervivan y florezcan?
De todas las posibles explicaciones que pueden originar y al mismo tiempo contribuir a resolver la violencia de género, nos quedamos con la Educación como clave y pilar. Educación que comienza en casa con madres y padres no machistas, educación para la paz en su sentido más amplio, educación para tolerar las diferencias de criterio y creencias, educación para entender que el poder se pelea en el plano de las ideas y no de la tortura y el acoso físico o psicológico, educación para aprender a controlar impulsos, educación para saber hacer uso de la fuerza con fines constructivos, educación en valores para la convivencia.
Educación dirigida a ambos, niños y niñas, mujeres y hombres. Educación formal en aulas e informal en la calle, en los medios, en los clubes y asociaciones. Educación para niños, jóvenes y viejos. Educación para aprender a expresar en vez de dar puños, reclamar asertivamente en lugar de lanzar patadas, llorar y no insultar, perdonar para no sufrir y hacer sufrir.
Educación para que cada vez más mujeres se atrevan a denunciar a su agresor, o que otras mujeres que veamos el sufrimiento en una compañera, amiga, familiar o vecina, lo hagamos por ellas. Educación para entender que esto es un asunto público y que debiera ser prioridad para los Estados. Educación para saber identificar a tiempo las señales de violencia institucional, obstétrica, sexual, familiar, y todas las formas que existen.
Sobre todo porque esto de la violencia comienza como juego, con formas muy sutiles que casi no se perciben como tal, hasta que llegar el primer golpe. Sensibilizar a todos sobre la forma de identificarla a tiempo y poner límites debiera ser una de las lecciones más básicas en nuestro proceso de formación. Las feministas vivimos haciéndolo aún a riesgo de que nos digan exageradas o paranoicas, lo cual es a su modo una forma de violencia, pero lo seguiremos haciendo. Prevenir para no lamentar.

 

Vístete de naranja del 25 de todos los meses. Hagamos público nuestro Derecho a estar vivas.
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