María Cristina Parra: En Venezuela tenemos una ley pero no hay verdadera conciencia de lo que es la violencia contra las mujeres

María Cristina Parra: En Venezuela tenemos una ley pero no hay verdadera conciencia de lo que es la violencia contra las mujeres
octubre 12, 2024 Alejandra Watts
feminismo

En junio de este año se conmemoró el 30° aniversario de la promulgación de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, mejor conocida como Convención Belem Do Pará, proyecto que nació y se redactó en Caracas.

Conversamos con María Cristina Parra, abogada, activista feminista y directora de la organización Voces Vitales Venezuela sobre su participación en este proyecto y su trayectoria defendiendo los derechos de las mujeres desde el ámbito jurídico.

Parra asegura que fue una experiencia maravillosa donde tuvo la oportunidad de acompañar a la también abogada y política Ana Lucina Maldonado, a quien califica como la madre de esta ley, junto con la educadora y especialista en violencia de género, Ofelia Álvarez a las reuniones previas en Washington y luego en Caracas cuando se firmó el documento.

“Fue un trabajo muy hermoso y además la experiencia de conocer todas esas mujeres de diferentes países que luchaban por crear un instrumento jurídico para proteger a las mujeres de la violencia, que era y es todavía, uno de los peores males que nos afecta. En Venezuela, según datos extraoficiales como los de Utopix, cada 47 horas una mujer es víctima de feminicidio. Fue un trabajo arduo y logramos la primera ley que hablara de todas las formas de violencia, que definiera la violencia, que entendiera lo que era la violencia física y psicológica. Fue un orgullo que Venezuela pudiera llevar la batuta en este tema”, señala.

No son casos aislados

Si bien ahora se tiene más conciencia de la violencia machista y hay más recursos para identificarla y prevenirla, la abogada indica que todavía hay quienes se niegan a entender que la violencia machista existe porque el patriarcado es muy fuerte por ser un sistema que lleva siglos. Además, que en los lugares de toma de decisión política, económica y social nunca ha existido la paridad por lo que las voces de las mujeres no han sido escuchadas.

“Cuando se aprobó la ley contra la violencia de la mujer nadie quería hablar de eso, y se tuvo que aceptar que llevara, por así decirlo, el apellido de «y la familia«. Era imposible que aceptaran una ley contra la violencia únicamente a la mujer y así quedó la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia (1998) y luego ya en 2007 se aprobó la La Ley sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia​ con una reforma en 2014. Ahora tenemos que generar conciencia tanto en los funcionarios como en los que implementan la ley y en los encargados de las sanciones. En que la ley de verdad se cumpla y que no haya impunidad. En los informes que presentamos a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) una de las críticas es esa, que tenemos una ley pero si no hay recursos ni hay verdadera conciencia de lo que significa la violencia contra las mujeres es difícil que de verdad logremos prevenirla y sancionarla”.

Un llamado

La especialista en derecho familiar expresa que desde muy joven ha estado ligada a la defensa de los derechos de las mujeres, niños y adolescentes porque aunque en su hogar estuvo rodeada de valores feministas como la libertad, la igualdad y la justicia sabía que no todas las mujeres vivían así.

“He sido afortunada en tener muchas mentoras en mi vida, la primera de ellas mi mamá, quien era toda una avanzada para su época pues fue la primera mujer locutora del Táchira. Escribía, y fue líder política en San Cristóbal. Después, a los 18 años empecé a trabajar en un tribunal de menores con la doctora Clarisa Sanoja, una mujer que luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Ahí entendí rápidamente que todas las mujeres que iban a esos tribunales eran víctimas. Tenían que pedir la cuota de manutención al padre de sus hijos, tenían que pedir órdenes para permanecer en el hogar porque sus esposos las querían sacar de la casa, y eso era ya en la década de los 70. Veía la actuación de Clarisa, quien era muy ruda con los hombres y recuerdo que repetía constantemente «hay que ayudar a las mujeres». Era un ejemplo de justicia y sororidad pura”, detalla.

Más adelante, agrega, cuando ya era jueza, las mujeres seguían siendo víctimas de un sistema que no las protegía pues cuando se llevaba a cabo un divorcio, los ex maridos les querían quitar todo. Los hijos, los bienes y además las acusaban de ser las culpables de la disolución de la relación.

“Hasta el año 1982 las mujeres no tenían la patria potestad de sus hijos, si se divorciaban la patria potestad la tenían los hombres, ellas no administraban los bienes de la comunidad conyugal. Cuando se preparó la reforma de la ley todas las mujeres de todos los partidos y sectores trabajamos unidas por una causa común porque la violencia machista no tiene ideologías políticas, es una sola”, manifiesta.

Proyectos integrales

Parra es actualmente parte del equipo del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres y directora de Voces Vitales Venezuela organizaciones que buscan hacer un seguimiento y vigilar el cumplimiento por parte del Estado de la convención CEDAW firmado por Venezuela en 1989.

“Antes de que existiera el observatorio se había fundado el Centro de Investigación Social, Formación y Estudios de la Mujer (CISFEM), donde estábamos Virgina Olivo, Ana Lucina García Maldonado, Evangelina García Prince y muchas más. Además de Voces Vitales también he trabajado con una organización que se llama Soroptimist Internacional El Hatillo donde colaboramos con mujeres emprendedoras para enseñarles un oficio. La gente cree que El Hatillo es La Lagunita y no. Hay zonas muy pobres donde no hay ni carreteras. Ahí abrimos talleres de repostería, computación, peluquería y otros más además de conversatorios sobre autoestima, sobre cuáles son sus derechos y sobre la violencia machista”, asevera.

Políticas feministas

En opinión de la abogada y activista vivimos un auge en el interés de las mujeres en tener participación política y si bien ahora “los hombres tienen más conciencia de que las mujeres en los partidos no pueden ser solo quienes sirven el café”, aún quedan reticencias.

“Las mujeres legislan para todas las personas, para mejorar las condiciones de vida de las mujeres y del país. Tenemos muchas cosas pendientes, el salario igualitario, las políticas del cuidado, erradicar la violencia machista y los feminicidios. Tenemos que seguir luchando para que eso se cumpla”, finaliza.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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