¿Quién es Virginia Olivo?

¿Quién es Virginia Olivo?
junio 1, 2020 Susana Reina
Calendario feminista

Ministra de la Juventud, Ministra de la Familia, Profesora, Coordinadora del Foro Permanente por la Igualdad y Equidad de Género, Coordinadora Nacional del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres (OVDHM) y Presidenta del Centro de Investigación Social, Formación y Estudios de la Mujer (CISFEM).

P: ¿Cómo se inició en el mundo del feminismo o de lucha por los derechos de las mujeres?

R: Yo tuve una educación bastante democrática porque mi papá era un hombre muy progresista, que creía en la igualdad. Entonces al creer en la igualdad, había muchas cosas que yo veía en la calle que en mi casa no se daban. Por ejemplo: se repartían las tareas del hogar entre mis hermanos y yo, todos debíamos estudiar…las exigencias eran exactamente las mismas. Te estoy hablando de un mundo más antiguo, porque eso ahora en las ciudades y entre la gente culta, es un poco más común, pero en esa época no era tan común. Normalmente con las mujeres se esperaba que aprendieran a leer y a escribir, que estudiaran un poco hasta que se casaran. La gran tarea era esa, casarse, tener hijos y un hogar. Realmente, yo nunca me levanté con la idea de que ese era mi rol de vida; yo sabía que era un ser humano integral, que tenía muchas cosas que hacer y la parte intelectual, el conocimiento y la investigación para mí eran muy importantes.

De alguna manera fue como muy natural, en mis primeras épocas me ocupaba sobre todo (como era educadora), de la participación e involucramiento de estudiantes y de los jóvenes. Tuve la oportunidad de convertirme en orientadora, pero la directora de mi liceo me dijo “Virginia esa no es tu área porque las orientadoras tienen que ser muy calladitas y a ti te gusta meterte en muchos líos”. Los insumos que se fueron agregando con el conocimiento -por eso es que es tan importante investigar y estudiar-, fueron cuadrando. Ví muchas inequidades con mis abuelas casándose en contra de su voluntad a los 14 años, tener tantos hijos…

Me casé a los 24 años de edad, se empezó a haber la píldora y métodos más modernos de control de la planificación. No fue un proceso traumático, no fue que descubrí el mundo cuando hubo la primera conferencia de la mujer o cuando leí el primer libro feminista porque yo entendía de todas maneras que las mujeres teníamos derechos y fui viendo claramente las limitaciones de la educación y la cultura en que vivimos.

Siempre estuve muy inclinada hacia el mundo de la comunicación social, entonces me ofrecieron una columna de mujer en la Revista Zeta. Escribí cómo veía yo la posición y vida de las mujeres; después empecé a hablar del medio ambiente, de la política y entonces me cuestionaron. Yo dije que esas eran mis inquietudes y que, si no iba a poder escribir de todo un poco, entonces no me interesaba. Me mantuve 5 años en ese medio.

Mientras hacía mi maestría me preocupaba la distribución de poder entre hombres y mujeres en la familia, la sociedad, en las estructuras donde formábamos parte. Una profesora, Milena Sardi de Selles, se convirtió en la primera Ministra de la Mujer y me pidió que me fuera de asesora con ella. Ahí me ocupé del tema de mujer. Luego, ella quiso hacer un cambio en el Ministerio de la Juventud, transformarlo en un Ministerio de la Familia y fortalecer ciertas áreas con respecto a la mujer y me pidió que trabajara con ella. Abandoné mi cargo anterior y me uní a esta labor. Desde 1984 hasta 1989 fui la responsable de las políticas de mujer del gobierno venezolano. Fui Vicepresidenta de la conferencia mundial celebrada en Nairobi.

P: ¿En qué aspecto social, económico o político vio usted más marcada la desigualdad de género?

R: Mientras más pobre y menos preparada eres, hay mayor desigualdad. De todas maneras, he conocido a mujeres con muchos recursos, con niveles profesionales altísimos que tienen la subordinación muy adentro. Por lo que hay que trabajar educación emocional y mucho en la socialización de los niños. En mi última etapa como educadora, me enfoque en la educación preescolar porque hay que darles otra formación.

P: ¿Considera que hay un cambio drástico desde aquella época hasta hoy en día?

R: No tan drástico en el caso de Venezuela. Tuve que irme a Chile por 9 años y cuando volví, quedé horrorizada con lo que veía. Era el año 1958, estábamos muy atrasados. Si te veían con un muchacho, ya pensaban que era tu novio. Unas amigas de la universidad, decían que tenían que casarse porque se estaban pasando de la edad. La sociedad en la que te mueves, te marca. Pero luego Venezuela adelantó muchísimo con respecto a las carreras. Cuando yo era chiquita, la única profesión aceptada para una mujer era ser maestra. Una prima que no quiso, estuvo encerrada un año y terminó yendo a estudiar dicha carrera. Entonces claro que ha mejorado mucho.

P: ¿Cuáles considera usted sus mayores logros dentro de la lucha por los derechos de las mujeres?

R: A cada generación le toca su lucha. En mi época lo que yo logré fue que hubiera un cambio en la reforma de la Ley del Trabajo que estaba planteada para ese momento por el doctor Caldera, ya que ahí decía que había trabajos que no eran decentes para nosotras. Yo le dije que eso no podía ir ahí porque lo que no es bueno para una mujer, no es bueno para el hombre. Y lo quitó. Luego logramos también un aumento mayor de días de permiso pre y posnatal.

Lo más importante fue la experiencia real que tuvimos de trabajo en comisiones asesoras de política de alto nivel, que sabían que eran escuchadas y que formaron parte de la estructura del Estado en ese momento. Tanto es así, que haber hecho esa relación respetuosa con tantas mujeres distintas, permitió que pudiéramos crear el foro por la equidad y que siguiéramos haciendo cosas como la primera ley que salió. Éramos un ejemplo del trabajo conjunto, que solamente se rompió por la llegada de un caudillo ególatra como Hugo Chávez. Era un movimiento fuerte, sólido que llegaba a muchos sitios. Se dividió porque un grupo se fanatizó y se desvió. Pero esas compañeras de lucha me ayudaron a construir un Ministerio de la Familia mucho mejor.

P: ¿Cómo visualiza usted nuestra sociedad en un futuro no muy lejano?

R: Como tengo una experiencia política real, pienso que, aunque es un tremendo esfuerzo, todas las mujeres tenemos que luchar por lograr un cambio democrático. ¿Va a ser difícil? Sí. Porque desgraciadamente, tener tanto dinero permitió que la sociedad se corrompiera demasiado fácil. Necesitamos la democracia. Las mujeres de verdad progresamos es en democracia. Porque en democracia podemos plantear nuestras cosas, pelearlas. Para que haya una mejor familia, tiene que haber una mujer mucho más fuerte, más desarrollada, autónoma, capaz de crear una relación de igual con su pareja. Si eso no existe, no hay niños ni seres humanos de otro tipo. La gran lucha que tenemos por delante es lograr el cambio democrático, para que ese cambio permita seguir luchando y tejiendo.

P: Si pudiera dejar un mensaje para las nuevas generaciones ¿Cuál sería?

R: Hace 10 o 15 años estuve bien preocupada porque no veía como una generación de relevo, pero esta situación tan dura en la que hemos estado, me ha permitido ver que muchas mujeres muy inteligentes, dispuestas y sensibles, están incorporándose. De verdad que siento que las próximas generaciones van a cumplir su función. Las mujeres comprometidas del futuro y las del presente. Porque ya yo estoy asesorando y formando parte del presente. Muchas mujeres han surgido en todos los campos y aseguran que nuestra causa no está perdida ni olvidada.

La sociedad civil venezolana tiene que seguirse fortaleciendo. Los grupos políticos son importantes, pero por su misma necesidad de poder, anteponen dicha necesidad a las reivindicaciones sociales o reales. Mientras que los grupos de la sociedad civil, si son honestos, deben seguir construyendo un país más sano y mejor.

Oigamos de viva voz su testimonio

Entrevista realizada por Valeria Aponte

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