En España el movimiento feminista está a punto de conseguir que se apruebe una Ley a favor de la libertad sexual de la mujer basada en el consentimiento, conocida como Ley de «Solo Sí es Sí». La Ley, que ha sido redactada por juristas feministas, en estos momentos se encuentra en trámite parlamentario y se prevé su pronta aprobación por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
Sin embargo, es importante destacar que las verdaderas artífices de lo que sin duda es un gran avance para los derechos de la mujer han sido los millones de mujeres que se han manifestado en todas las ciudades españolas durante años, y lo han hecho exigiendo al gobierno que sus consignas de «Solo Sí es Sí», «No es abuso, es violación» y «Hermana yo sí te creo» gritadas en las manifestaciones, dejen de ser simples consignas y pasen a ser Ley.
Esta Ley pionera considerará agresión sexual a una relación sexual en la cual la mujer no haya dado su consentimiento expreso con un «Sí» (incorporando así jurídicamente el «Solo Sí es Sí»), equipara los delitos de abuso sexual y violación (incorporando el «No es abuso, es violación») y dará credibilidad a la versión de la víctima (incorporando el «Hermana yo sí te creo»). En definitiva, esta Ley protege a la mujer, pero a la vez cumple con todas las reivindicaciones exigidas por las feministas.
Lo novedoso es que con esta nueva Ley feminista se nos invertirá la carga de prueba a los hombres, y ahora tendremos que ser nosotros quienes tengamos que demostrar que somos inocentes ante una denuncia hecha por una mujer, librando así del problema probatorio a la víctima. Las feministas juristas redactoras de la Ley justifican esta vulneración de la presunción de inocencia a los hombres porque históricamente la que siempre ha tenido que demostrar y justificar que ha habido una agresión es la mujer, mientras que el acusado no tiene que demostrar nada.
Las evaluaciones forenses, los testimonios de credibilidad y otros trámites siempre se le han hecho a la mujer, poniendo en duda su versión, y esto había que cambiarlo. Además, la víctima dará su versión una sola vez o dos para así evitar revictimizarla al no tener que revivir su trauma una y otra vez.
Esta inversión de la carga de prueba ha generado muchísima polémica y de hecho por este motivo la Ley ha pasado un proceso extremadamente largo para su tramitación, además de múltiples trabas. Los hombres nos sentimos amenazados y vemos con frustración como se nos vulnera el principio de presunción de inocencia, porque a pesar de que las denuncias falsas son solo del 0,01% del total de denuncias, evidentemente a quien le toque pasará por un verdadero infierno jurídico ya que la ley nos deja desamparados.
Cuando se apruebe la Ley muchos hombres sentiremos una mezcla de frustración, rabia, impotencia y hasta celos…incrédulos al ver que las feministas al final han logrado cambiar la realidad y hacer algo que a nosotros nos parecía imposible: una Ley que nos invierte la carga de prueba. Muchos por machismo no podrán soportar esta gran demostración de empoderamiento de la mujer.
En ese momento muchos querremos alzar la voz y protestar, quejarnos de lo que nos han hecho las feministas, sin embargo, cuando se apruebe la Ley millones de mujeres de todas las edades nos dejarán boquiabiertos saliendo a las calles a celebrarlo y a dejar claro que no aceptarán ningún recorte en los derechos de la mujer y que la Ley, nos guste o no, ha venido para quedarse. Hay que reconocer que ante esto ya los hombres no podremos hacer nada, no nos dejarán otra opción que aceptar la Ley.
Y es en este punto donde las mujeres no deben pasar por alto la enorme importancia de participar en las manifestaciones feministas. Sin ellas no habría sido posible la Ley de Solo Sí es Sí, consiguiendo además que la Ley no pueda ser derogada ni modificada, haciendo realidad otro grito de las mujeres en las manifestaciones: «El futuro será feminista o no será»