Precursoras históricas del feminismo IV: Hildegard Von Bingen

Precursoras históricas del feminismo IV: Hildegard Von Bingen
junio 7, 2021 Ana Lucina García Maldonado
feminismo

Hildegard o Hildgarda Von Bingen. (1098 – 1179). Santa Hildegar Von Bingen. Doctora de la Iglesia Católica. Figura extraordinaria de la Edad Media en el Sacro Imperio Románico- Germánico. Ilustrada Abadesa, mística, teóloga, líder monacal, cosmóloga, filosofa, poetisa, científica, botánica, médica, taumaturga, profetisa. Era considerada poderosa cerca de Dios, compositora musical y escritora, quien con su genio renacentista se convirtió en la primera psicóloga alemana, la primera médica, la primera cosmógrafa, la primera mujer compositora de la historia cristiana, la primera renacentista y la primera feminista, antes de que existiera el Renacimiento o el Feminismo en el mundo.

Hildegard Von Bingen es considerada como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del occidente europeo en la Edad Media y entre las figuras más prominentes e ilustres de los monasterios femeninos; dotada de una cultura fuera de lo común, podría decirse de una sapiencia renacentista, solo comparable al genio de Leonardo Da Vinci.

Renacida en el siglo XXI, atravesando el muro de los siglos han quedado sus palabras, su sonido e incluso las imágenes de sus visiones, con una obra musical que batió records de ventas mundiales y una canción suya que fue nominada al Oscar de la Academia de Hollywood.

Ella es una monja alemana que se convirtió en referente por la independencia respecto a la autoridad monacal masculina. Su erudición es registrada y reconocida, lo que suponía esto en la Edad Media, cuando la mujer estaba relegada al papel de hija, esposa, madre o religiosa anónima, sumisa y callada, rechazando cualquier posibilidad de ilustración y su fama fue tal que llegó a ser conocida como la Sibila del Rin, la Profetisa Teutónica. De allí lo revolucionario    de su vida y por sus escritos sobre la concepción teológica y científica en relación con mujeres, se le cataloga como la Primera Precursora del Feminismo.

Hildegard Von Bingen, perteneció a la orden de San Benito, u Orden Benedictina. Aunque la historia de su canonización es compleja, diversas ramas de la Iglesia la han reconocido como Santa durante siglos; sin embargo, no fue sino en la apertura del Sínodo de los Obispos en 2012, cuando oficialmente se le canonizó junto a Juan de Ávila.

El Papa Benedicto XVI honró a la Abadesa Alemana, Santa Hildegard Von Bingen,  en un impresionante Homenaje realizado  en la Ciudad del Vaticano, elevándola a los altares como Santa Hildegarda Von Bingen  y concediéndole  además, el Titulo de Doctora de la Iglesia Universal el 7 de octubre de 2012, como un reconocimiento y privilegio otorgado solo a algunos santos que sobresalen por su erudición.

Vida Personal.

Hildegard Von Bingen es considerada como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del occidente europeo en la Edad Media y entre las figuras prominentes e ilustres de los monasterios femeninos. Dotada de una erudición fuera de lo común, podría decirse que poseía una cultura renacentista.

Nació el 16 de septiembre de 1098 en Bermersheim, cerca de Mangancia, Alemania, en el momento en que llegaba la Primera Cruzada a Jerusalén. Fue la última hija de los diez hijos de un matrimonio perteneciente a la noble familia local de los Vermesseheim y se convirtió en diezmo. Sus padres, siguiendo la costumbre de la época, consideraron que Hildegard debía de ser dedicada al servicio de Dios, como ofrecimiento de “diezmo” y la donaron a la Iglesia.

Hildegard es un nombre que significa “aquello que es audaz en la batalla”, una primera profecía que se había realizado plenamente. Vivía visiones desde que tenía 3 años, que le duraron toda su vida sin perder los sentidos ni sufrir éxtasis. Ella describió como una gran luz en las que se pasaban imágenes, formas y colores, que además iban acompañadas de una voz que le explicaba lo que veía y en algunos casos de música. Sus visiones eran mentales y estaban llenas de predicciones e informaciones. Desde esta temprana edad se interesa por los libros de astrología, medicina natural y astronomía.

Cuando la niña contaba ocho años en 1106, la entregaron para su formación a Jutta (Judith) hija de la familia de los condes Spannheim, la cual vivía en una pequeña casa adosada al monasterio de los Monjes Benedictinos, fundada por San Disbodo en Disibodenberg. Jutta se convirtió en su madre y preceptora, instruyó a la joven en la recitación del Salterio, le enseño a leer, escribir. La reputación de la santidad de Jutta y de su alumna pronto se extendió por la región y otros padres ingresaron a sus hijas en lo que se convertiría en un pequeño convento femenino benedictino, agregado al Monasterio de Disibodenberge.

A la edad de quince años, Hildegarda, profesó como monja benedictina, en ese lugar del Monasterio de San Disibido.  Las visiones continuaron durante toda su vida, aunque la joven solo informó de ellas a Jutta y después al monje Volmar de Disibodenberg, quien fue primero su preceptor y luego se convirtió en su secretario, escribiendo cuanto le dictaba la juvenil monja.  Cuando Jutta falleció en 1136, Hildegard fue elegida Abadesa de la comunidad femenina, a la edad de treinta y ocho años.

En vida, Hildegard Von Bingen, acumuló una extraordinaria sabiduría en funciones de galena, científica e historiadora, derrochó agudeza y sensibilidad estética como poeta y compositora y ejerció autoridad moral como Abadesa.  Por ello es considerada una de las mujeres más importantes de la Edad Media.

Predicadora, Profetisa Teutónica y Sibila del Rin.

Desde su juventud, por medio de sus visiones, Hildegard escribió y dio consejos a importantes personajes de su época en muchas áreas del conocimiento, incluidas la medicina, la teología, la filosofía, la poesía, la música, el teatro, la arquitectura, la botánica, la cosmología y la cosmografía, cultivando también una lengua ignota.

En la circunstancia de haber recibido estas visiones místicas desde su infancia, comenzó a escribir su obra principal, “Scivias” (Conoce tus Caminos), que tardó diez año en completar (1141 – 1151).Teniendo dudas sobre la oportunidad de escribir o no lo que percibía, o que fueran solo ilusiones, pidió consejo a San Bernardo de Claraval, fundador del Monasterio y uno de los grandes doctores de la Iglesia, quien la tranquilizó y con quien en el futuro mantendría una fluida relación epistolar, para que le aconsejara.

No solo recibe la aprobación de este Santo, sino que cuando el Papa Eugenio III, fue a la región con motivo del Sínodo de Tréveris, en 1147/ 1148, el arzobispo de Mangancia, a instancias del Abad de Disibodenberg, presentó al Papa una parte de “Scivias”. Con las visiones de Hildegard, el Papa designó una comisión de teólogos para examinarla, entre ellos Alberto de Counì, obispo de Verdun y después de recibir el informe favorable de la citada comisión, dio la aprobación papal a este texto, llegando a leer partes del mismo a los prelados reunido en el Sínodo. Autorizándola también a hablar en público como predicadora.

El Papa Eugeni III dictaminó que “Sus obras son conformes a la fe y en todo semejantes a los antiguos profetas” y escribió a Hildegard, instándola a continuar la obra, animándola y autorizando la publicación de sus escritos. Esta aprobación tan señalada era el reconocimiento oficial de que la labor de ella estaba inspirada por Dios. Desde 1147 obtuvo la aprobación Papal para escribir sus visiones y hablar en público como predicadora. El Papa Eugenio III, también declaró: “Que sus visiones eran fruto del Espíritu Santo”. En consecuencia, se apresuró entonces, llevada por enardecido celo, a refutar de palabra y por escrito los errores de los herejes cataros. Así llegó a ser una de las columnas más firmes de la Iglesia por aquel tiempo

Ella resume en 35 visiones los eventos de la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta el fin de los tiempos. Adelantada, visionaria, trabaja el tema de la sexualidad humana, la caída de Adán y Eva, la tipología del varón y de la mujer, el cosmos y los planetas e incluso el horóscopo lunar.

Su popularidad hizo que la comunidad de admiradores creciera y los contemporáneos le atribuyeron los títulos de “Sibila del Rin”. El Papa Benedicto XVI, en el Vaticano la llamo Profetisa Teutónica. 

Consejera de Papas, reyes y campesinos.

Hildegad se hizo famosa por toda Europa especialmente entre los poderosos. Mediante una extensa producción epistolar se dirigió a aquellos que querían recibir su sabiduría. Se conservan casi 400 cartas a personas de toda índole que acudían a ella en demanda de consejos como árbitro para que dirimiera sus contiendas. De ellas ciento cuarenta y cinco están recogidas en la “Patrología Latina de Mign”. Hildegard escribió misivas a Papas, cardenales, obispos, abades, reyes, emperadores, monjes y monjas, hombres y mujeres de todas las clases sociales, tanto en Alemania como en el extranjero. Tenía dotes de traumatóloga y profetisa, era considerada poderosa y muy cerca de Dios

No es de extrañar que la prolija producción intelectual la llevara a recibir peticiones o visitas de grandes personajes. Se atesoran los escritos cruzados con los emperadores, Conrado III y su hijo y sucesor el emperador Barbaroja; con los Papas: Eugenio III, Anastasio IV, Adriano IV y Alejandro III; con el Rey Enrique II de Inglaterra y  su esposa la Reina Leonor de Aquitania, además con una larga serie de nobles, cardenales y obispos de toda Europa, a quienes aconsejaba y si era necesario reprendía. Fue escuchada por todos como referencia moral de su tiempo.

Cuando Federico Barbaroja asumió el trono en el año 1152, citó a la Abadesa para que lo visitara en su Palacio de Ingelheim y le profetizara sobre su reinado. Ella tenía el coraje de enfrentar por igual a los Obispos que a Barbaroja, al cual le hizo llegar, años más tarde, un mensaje de Dios, después que el emperador había nombrado por segunda vez a un antipapa. “Yo puedo abatir la maldad de los hombres que me ofenden! ¡Oh rey, si quieres vivir escúchame o mi espada te atravesará!”. El Emperador siempre guardó deferencia hacia la monja y la protegió.

Fundadora de Monasterios Femeninos.

 La notoriedad de Hildegard hizo que su comunidad creciera, a la par que traía un grupo variado de visitas al convento, algunas de ellas de prominentes personajes que dejaban cuantiosas sumas de dinero como donativos, lo que reportaba grandes beneficios económicos al monasterio donde residían ella y las monjas que era dúplice, bajo la autoridad del abad Kuno. Sin embargo, ocurrieron algunos sucesos que la llevaron a manifestar su rebeldía en un deseo de independencia respecto a la autoridad monacal masculina.

El suicidio de una monja embarazada se convirtió en el detonante para solicitar la escisión del monasterio masculino en el que sus monjas se encontraban. Era el momento propicio para fundar uno solo de mujeres. Además, se le volvieron a presentar nuevas visiones, semejantes a las que había observado en su etapa de niñez, inspirada por estas segundas visiones, que fueron decisivas para su futuro: “Durante un tiempo no podía ver luz alguna por una niebla que tenía en los ojos, y un peso me oprimía el cuerpo de modo que no podía levantarme y yacía con tremendos dolores. Sufrí esto por no manifestar la visión que me había sido mostrada, acerca de que debía de trasladarme del lugar que había sido consagrada a Dios a otro, junto con mis monjas”, tal como lo manifestó en Vida, Libro II, Visión Segunda.

 Es entonces cuando toma la decisión de establecer a sus monjas en un claustro propio, sin ninguna dependencia de la Abadía de monjes de Disibodenberg, por lo que fundó un convento en Rupertsberg, cerca de la ciudad de Bingen, en donde confluyen los ríos de Rin y Nahe. La veintena de monjas con las que convivía la acompañan, tiene que enfrentarse a la oposición del abad Kumo y sus monjes, pues era inconcebible tal desprecio hacia la autoridad y menos por parte de una monja. Frente a este rechazo contó con el apoyo de la madre de una religiosa de su convento, la marquesa Ricardis de Stade, quien intercedió ante el entonces arzobispo de Maguncia, Enrique I, fundando su monasterio en 1150, siendo nombrada Abadesa de este. El mismo arzobispo consagró el nuevo monasterio que siguió atrayendo numerosas vocaciones y visitantes

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Lugar donde se encontraba la Abadía Diibodenberg donde Hildegard residió en su temprana juventud.  

Fue el primer monasterio de monjas autónomo, pues hasta entonces siempre habían dependido de otro de varones. En su nueva casa continúo escribiendo, no solo para dejar testimonio de sus visiones, sino sobre temas tan diversos como ciencias naturales y medicina, herbolaria y otros remedios curativos basados en propiedades de las piedras y los animales.

Este convento que Hildegard misma erigió y fue abadesa de Rupertsberg,  se convirtió en una de la Abadías más poderosas de Alemania en la Alta Edad Media y de ahí, que sea conocida como “Sibila del Rin”.

La primera fundación Abadía de Rupertsberg al frente del rio Rin.

En 1165, debido al incremento de monjas en el Convento de Rupertsberg, parte de ellas se trasladaron al cercano Monasterio Benedictino de  Eibingen, también fundado por Hildegard, que se encontraba vacío, ubicado  en lo que hoy es el Estado Federado de Hesse, al que visitaba dos veces a la semana.

Los tres Monasterios donde habitó Hildegard Von Bingen, “La Sibila del Rin”, estaban cercanos al famoso  río.

Grandes Viajes.

Hildegard entre los años 1158 y 1171, realizó cuatro grandes viajes, lo que constituye una extraordinaria proeza en este tiempo. Los mismos se efectuaron a lo largo de los ríos Nahe, Meno, Mosela y Rin, por instancias de los prelados de los diversos lugares visitados. Con la autorización Papal predicó en las iglesias y abadías sobre los temas que más le urgían a la Iglesia: la corrupción del clero y los avances de la herejía de los Cátaros.

En el Tercer Viaje, cumplido entre 1161 y 1163, al visitar Colonia a solicitud de los Canónigos Capitulares para que evangelizara contra la apostasía de los Cátaros, lo cual hizo, pero también y con gran énfasis, recriminó con dureza y achacó el auge de esta a la vida disoluta que llevaban los mismos canónigos, los clérigos y a la falta de piedad de ellos con el pueblo en general. Se presenta aquí Hildegard con una extraordinaria personalidad, lo que da idea de su recio carácter, que rompía con todas las barreras y estructuras de sometimiento a las mujeres medievales.

Ha sido la única mujer a quien la Iglesia católica romana permitió predicar al pueblo y al clero en templos y plazas. Por sus cartas se conocen los itinerarios y la finalidad de sus viajes que realizaba en barco y/o a caballo, un auténtico sufrimiento para su naturaleza y edad.

Longevidad laboriosa.   

Hildegard contó con una larga y fructífera vida. Su gran longevidad adornada con preciosa salud la llevó a que a los 81 años dirigiera dos monasterios, compusiera hermosas obras musicales, escribiera sus tratados de medicina, profecías, cosmología y tutelara el magnífico coro de la iglesia de su convento, que causaba admiración, recelos y prohibiciones de los monjes porque eran oficios y actividades propios de los hombres, nunca antes vistos que fueran llevados a cabo por una mujer.

La salud de la abadesa en ocasiones era tan débil que en varias ocasiones recibió la extremaunción. Solo una de las veces que la dieron por muerta no despertó. Y lo hizo a una edad impensable en una época en la que la muerte llegaba en torno a los cuarenta. Con 82 años murió rodeada de sus monjas, el 17 de septiembre de 1178.

Las crónicas relatan que a la hora de su muerte aparecieron dos arcos brillantes de diferentes colores que formaron una cruz en el cielo. Fue sepultada como Abadesa Fundadora y en ejercicio de sus funciones, en la iglesia de su convento en Rupertsberg. Las reliquias permanecieron allí hasta que el convento fue destruido por los suecos en 1632.  Actualmente reposan en Eibingen.

Las reliquias de Santa Hildegarda se guardan en un relicario que se expone en la Iglesia Parroquial de Eibingen. Se conserva el cráneo, pelo, corazón, lengua y huesos de la santa, envueltos cuidadosamente. Es de destacar que el corazón y la lengua se han momificado naturalmente. En el interior del relicario también se encuentran reliquias de San Gilberto, San Vigberto y San Ruperto.

Relicario de Santa Hildgarda en la Iglesia de Eibengen.

De los años finales dejó para la posteridad una miríada de escritos sobre sus visiones y tratados curativos. Se calcula que el número de sus recetas terapéuticas se acerca a las 2.000.

Hildegard ha sido venerada en los países de habla alemana desde hace siglos. El 17 de septiembre celebran su Día en el Santoral Católico y en las Iglesias que conforman la Comunidad Anglicana, Iglesia de Inglaterra e Iglesia Episcopal Anglicana.

Esta humilde abadesa nos demuestra que aun siendo mujer en su tiempo donde la misoginia era lo común, consiguió crear, innovar en su existencia una vida maravillosa. Una mente preclara, una determinación sin igual, hicieron de Hildegarda una mujer extraordinaria, un ser humano que exprimió su vida y nos legó una de las obras más extensas, variadas e inigualables de la cultura medieval.

La Prolija Actividad Intelectual de Hildegard Von Bingen.  

Hildegard ha sido considerada como una mujer extraordinaria por su fecunda obra. Tres libros de carácter mixtico, setenta y ocho piezas musicales, más de cuatrocientas cartas y polifacéticos textos que la adornan, convirtiéndola en un genio medieval de cultura renacentista. Su historia atestigua la vivacidad pedagógica de los monasterios femeninos de la época y contribuye a destruir ciertos prejuicios sobre la Edad Media.

Era una monja teóloga, cosmóloga, botánica, música: es considerada la primera mujer compositora de la historia cristiana. Sabía gobernar, condenaba la inmoralidad de los sacerdotes que con sus pecados hacían “permanecer abiertas las heridas de Cristo”, enfrentaba a los mismos obispos alemanes, así como también a los hombres que detentaban el poder fueran papas o reyes.

La obra de Hildegard Von Bingen es una mezcla inseparable de elementos naturales y místicos. Tuvo una notable influencia en su tiempo que perduró hasta el Renacimiento. Su Liber Scivias se imprimió por primera vez en Paris en el año 1513 y su Liber Simplicis Medicinae, logró dos ediciones, en 1533 y 1544.

A despecho de su modestia, Hildegarda de Bingen contó a lo largo de su polifacética vida con tres secretarios, de lo cual dan fe, además de las crónicas, unos precisos grabados.  En estos aparece ella, estudiosa, con su primer secretario, el monje Volmar, tomando notas. Luego, a la muerte de este, ocupó su lugar el también monje Gottfried, al cual sucedió otro religioso, Guibert de Gembloux, que actuó de secretario hasta el fallecimiento de Hildegarda, en 1179, encargándose luego de recopilar sus cartas y registrar su primera biografía.

Es importante, extensa y asombrosa su obra, sin lugar a duda, pero también destacable el hecho de que, siendo mujer y además medieval, contara con secretario. Es posible que fuera, porque los considerase capacitados para escribir sus dictados de las admirables “Visiones”

Hildegard y el Monge, Fol1, Facsímil de Eibingen del Códice de Ruperstberg.

La influencia intelectual de la monja y sabia teutónica se deja ver en la filosofía oculta de Agripa Von Nettesheim de 1531 y en las representaciones alegóricas de antropología microcosmos de Robert Eludd en 1617.

Hildegad Von Bingen.  Primera mujer compositora de la historia cristiana.

Obras musicales. En la década de los años 1150, comienza la obra musical de Hildegard Von Bingen,  escrita con el estilo del Canto Gregoriano,  de la que se conservan más de 70 piezas con letra y música, himnos, antífonas y responsorios, las cuales han sido  recopiladas en la Symphonia Armoniae Celestium Revelationum, “Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas”, la mayoría editadas recientemente, así como un auto sacramental cantado, titulado “Ordo Virtutum, de 1151, el primer drama litúrgico, la única pieza teatral musical que ensambla texto y música. Fue una forma de arte completamente nueva en aquellos momentos y que a lo largo de los siglos se convirtió en lo que hoy conocemos como ópera.

                           Sana Hildegard y su comunidad de monja en una miniatura del siglo XII

Hildegard rompe todos los esquemas conocidos, pues era impensable para la época, que una mujer pudiese interpretar la música gregoriana, reservada solo para hombres y mucho menos, que fuera autora de obras musicales. Por un tiempo permanecieron silenciosas tanto ella como sus alumnas, luego enseñó a las monjas a cantar en coros, fueron amonestadas por el obispo y monjes, prohibiéndoseles interpretar su propia música.

La totalidad de las obras musicales de la profetisa teutónica fueron creadas para necesidades litúrgicas de su propia comunidad, así como para la didáctica Teológica – Moral como en el caso del Orto Virtutum, sobre las virtudes. Ella concibe que “La alabanza a Dios dentro de la Iglesia tiene su origen en el Espíritu Santo y es conforme a la armonía celeste”.

Compuso setenta y ocho obras musicales agrupadas en “Symphonia armonie celestium revelationum” “Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales”, entre 1140 – 1150, destinadas a la comunidad de Rupertsberg: 43 antífonas, 18 responsorios, 4 himnos, 1 Kyrie, 2 Sinfonías (con significado propio del siglo XII) 1 pieza libre y 7 secuencias para la misa, 1 aleluya, y 1 oratorio (adelantándose al tiempo, pues el oratorio se inventó en el siglo XVII). Además, es autora del auto sacramental musicalizado llamado Ordo Virtutum, “Orden de las Virtudes”, en latín.

Vista parcial del folio 0466r del Códice de Wiesbaden (Riesencodex) con la notación del canto «O vis eternitatis» de Symphonia armonie celestium revelationum

Hildegard señala en su obra Scivias: “El alma es sinfónica; y lo mismo que la palabra designa al cuerpo, así la sinfonía designa al espíritu, porque la armonía celeste proclama la divinidad y la palabra pública la humanidad del Hijo de Dios».

Lo prolífico de la obra musical de Hildegarda permite establecer la importancia que para la “Sibila del Rin” tuvieron la música y el canto. Tal importancia se puso de manifiesto en la carta escrita a la curia de Maguncia, dictada tras el entredicho interpuesto con ocasión del conflicto derivado de que la abadesa diera sepultura a un hombre supuestamente excomulgado y por el cual se prohibió a su comunidad cantar el salterio y tener misa.

En dicha misiva, tras declararse dispuesta a obedecer las medidas impuestas y partiendo de una cita del salmo 150, Hildegarda explica que “el canto es una manifestación del espíritu divino en el hombre, que con ello recuerda vagamente la bienaventuranza de Adán en el paraíso, quien participaba de la voz y el canto de los ángeles en alabanza a Dios. Los profetas, a quienes Dios les otorgaba una gracia extraordinaria habían compuesto cantos y creado instrumentos entreviendo el pasado beatífico de la humanidad. De hecho, los instrumentos musicales, al ser tocados con los dedos recordaban a Adán mismo creado por el «dedo de Dios”.

Cuando se escucha en Visión, parte del compendio musical que dejó Hildegard, redescubierto apenas a finales del XX, se tiene una prueba más del esplendor que significó la Edad Media. Los sonidos que por sí mismos podríamos considerar monodias, son voces que se propagan como rayos poderosos plasmados en los emplomados de colores vibrantes de una iglesia gótica. Geometrías que son fugas musicales sutiles que anteceden a la polifonía y que describen una mente brillante. También son la evocación de la pérdida del paraíso, la eterna caída de todos nosotros. En cada frase, en las ondulaciones infinitas de la voz, se cuela el tiempo de lo femenino, la intimidad frágil pero grandiosa de una mujer que supo nombrar el silencio y lo llenó de fe.

Escuchar su obra significa sumergirnos en nuestro interior y es la oportunidad de relacionarnos con lo sagrado. Es también la manifestación del alma que escapa escurridiza, que se desborda, que deambula, que es libre y nunca será atrapada. Es la visión de una mujer que no se dejó gobernar por nadie, que experimentó el gozo, amó al mundo de los hombres y de las mujeres por igual y no se frustró por lo que no podía lograr y así lo logró todo.

Cartel de la película VISION (2006).

Hoy, que erróneamente creemos haberlo conquistado todo y hemos obtenido la ansiada libertad y el reconocimiento de los otros, tendríamos que recordar que el único acto posible de libertad es el instante. Los instantes acumulados por aquella monja alemana, que fueron usados para crear. Las plantas, la música, las ideas, la fe, el espacio y el tiempo fueron sus instrumentos y con ellos desbordó sus límites en un infinito femenino, para todos.

Hildegard, primera mujer en interpretar y componer música gregoriana.

Además de las obras mencionadas, Hildegarda también compuso música gregoriana, escribió casi ochenta canciones y una ópera intitulada Ordo Virtutum,  pieza musical que va más allá del lenguaje de la música medieval. Ordo Virtutum (Orden de les Virtudes), escrita en1150, es un auto sacramental sobre las virtudes; es una representación alegórica de la moralidad compuesta por 82 melodías monofónicas que describen la lucha entre diecisiete virtudes y el diablo por la conquista de un alma.

Para la monja medieval “la música es una reminiscencia de la sabiduría divina y uno de los pocos nexos que todavía unen a la humanidad con las realidades espirituales. La música alivia el agobio de verse lejos de la armonía celeste y desterrada del paraíso”.

 Hildegarda organizaba celebraciones en su congregación en forma de rituales con música en los que ella y sus compañeras se vestían de novias de Dios, con radiantes trajes de seda en colores claros y tocados en el cabello con tiaras de oro. Para estas veladas ella escribía sentidos versos con acompañamiento musical.

En la actualidad podemos ver la discografía completa de Hildegard en la web de Medieval Music & Arts Foundation (inglés). Algunas de sus composiciones las podemos escuchar en modernos vídeos.

Lo prolífico de la obra musical de Hildegarda permite establecer la importancia que para “la Sibila del Rin” tuvieron la música y el canto. Tal importancia se puso de manifiesto en la carta escrita a la curia de Maguncia, antes citado, por el cual se le prohibió a su comunidad cantar el salterio y tener misa. Ella escribió entonces:

“De Dios, De amor, Padre. Cuando el diablo engañoso supo que el hombre, por inspiración de Dios, había empezado a cantar, se sintió aterrorizado y atormentado y se dio a reflexionar y averiguar … como podía en adelante no solo multiplicar en el corazón de los hombres las sugerencias malvadas y pensamientos in mundos o diversas distracciones, sino incluso en el corazón de la Iglesia, a través de disensiones y escándalos o mediante órdenes injustas, perturbando o impidiendo la celebración y la belleza de la divina alabanza y de los himnos espirituales. Por eso, vosotros y todos los prelados debéis reflexionar con extrema vigilancia, y antes de cerrar con vuestra sentencia la boca de alguien que en la Iglesia canta las alabanzas de Dios al suspenderlo y prohibir los sacramentos, antes de hacer todo eso, debéis examinar con cuidado las causas por las que habéis penado sobre ellas con la mayor atención”.

“La alabanza a Dios dentro de la Iglesia tiene su origen en el Espíritu Santo y es conforme a la armonía celeste”.

Afortunadamente la historia de la música ha reconocido la importancia de la obra de Hildegard.  Cerca de ochenta de sus composiciones han sobrevivido y al día de hoy en el siglo XXI, siguen gozando de enorme interés y son difundidas, reproducidas y versionadas.

Hildegard Von Bingen, precursora científica.

Obras de medicina.  Hildegard fue también científica. Entre 1151 – 1158 escribió su obra de medicina más notable bajo el título: Liber Subtilitatum Dversarum Naturarum CreaturarumLibo sobre las Propiedades Naturales de las Cosas Creadas”. Es un compendio de conocimientos médicos, basando sus muchas disertaciones botánicas, médicas y geológicas en la cosmología griega y las relaciones de los elementos, el cual fue dividido en el siglo XIII en dos textos:

Liber Simplicis Medicinae o Phisica, “Libro de Historia Natural o Física”, también conocido como “Libro de la Medicina Sencilla, relacionado con las propiedades curativas de las plantas y los animales desde una perspectiva holística. Trata de las plantas, los elementos, los árboles, las piedras, los peces, los pájaros, los animales terrestres, los reptiles y los metales.

Liber Compositae Medicinae o Causae et Curae, “Libro de Medicina Compleja o Causas y Remedios”. Se refiere al origen de las dolencias, su tratamiento y el funcionamiento interno del cuerpo humano. Tiene tres secciones: en la primera habla de la creación, la segunda está dedicada al hombre, en la otra sección trata aspectos médicos, diferentes dolencias y sus curaciones; también incluye recetas detalladas para curar más de doscientas dolencias conocidas en la época que, probablemente Hildegard había utilizado, puesto de que trató muchos enfermos en el hospital de su convento.  Ella insistía en una dieta correcta y hábitos de vida sana, alejados de extremismos.

La Creación de Hildegar Von Bingen (miniatura).

Supo describir y dar consejos sobre embarazos, estudió la formación de los embriones y sus fases de crecimiento e incluso formuló instrucciones para la asistencia en partos.  También estudió las enfermedades psíquicas como la melancolía; sus tesis sobre esta enfermedad supusieron una de las concepciones más originales de la época.

DE LA LAVANDA.

La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. No sirve al hombre para comer no obstante que tiene un fuerte olor. El hombre que tiene muchos piojos, si huele lavanda frecuentemente, los piojos morirán. Su olor clarifica los ojos, porque contiene en sí las virtudes de las especias más fuertes y de las más amargas. Por eso, también aleja muchísimas cosas malas y los espíritus malignos salen aterrorizados por ella.

—Hildegarda de Bingen.
Physica, Libro I, Cap. XXXV
(Migne, PL. CXCVII, 1143)

Una receta en donde exalta las virtudes curativas de la Lavanda.

La parte más desconcertante y surrealista y contradictoria de sus investigaciones son sus consideraciones sobre el orgasmo femenino en su obra “Causa et Curae”, en la que se atrevió a describir el acto sexual como una unión que iba más allá de la procreación, teniendo especial consideración con la condición social y la educación de las mujeres.  La primera descripción con intención científica del orgasmo femenino se la debemos a Hildegard, lo cual trataremos más adelante.

Hildegard por sus extensos conocimientos recoge en sus libros las causas y remedios de ciertas enfermedades. Curaba a la gente con agua del Rin, sanaba con plantas y piedras. En sus artículos dice:” Todo lo que está en el mundo está ahí a disposición del ser humano, para utilizarlo”. Trabajó con las piedras preciosas y para sus escritos sobre la cosmología se basa en la astrología clásica, haciendo uso de la fuerza espiritual del alma para la curación. Cuando murió, dejó un sinnúmero de escritos sobre tratamientos curativos.

Obra teológica. Entre 1158 y 1163 escribió la Liber Vitae Meritorum, y entre 1163 y 1173 la Liber Divinorum Operrum, considerados junto con el Scivias como una de las obras teológicas más importantes de Santa Hildegad.

La jerarquía angélica. Visión sexta del libro del Scivias. Códice de Wiesbaden. Facsímil de 1927

En ninguno de los escritos, la monja benedictina se atribuye así misma ningún mérito, antes bien, se define como “pobre criatura falta de fuerzas”. Todo lo que sabe y hace, es obra de Dios: las visiones, las revelaciones, las curaciones que realizó, fueron sobrenaturales, así lo expresa en el Prólogo del “Liber Divinorum Oprrum”:todas las cosa que escribí desde el principio de mis visiones, o que vine aprendiendo sucesivamente, las he visto con ojo interiores del espíritu y las he escuchado con los oídos interiores, mientras, absorta en los misterios celestes, velaba con la mente y con el cuerpo, no en sueños ni en éxtasis, como he dicho en mis visiones anteriores. No he expuesto nada aprendido con el sentido humano, sino solo lo que he percibido en los secretos celestes”.

Se ha considerado que Hildegard continuó el trabajo de los profetas en la proclamación de las verdades que Dios deseó que supiera la humanidad, tal como lo reseña en otra parte del prólogo antes citado: “Escribe pues estas cosas, no según tu corazón, sino como lo quiere mi testimonio, de mí, que soy vida sin principio ni fin, ya que no son cosas imaginadas por ti, ni ningún otro hombre lo ha imaginado, sino son como yo las he establecido antes del principio del mundo”. 

La maternidad que procede del Espíritu y del Agua. Ilustración del Scivias, II, 3.

Códice de Wiesbaden. Facsímil de 192

Hildegard von Bingen, Primera Teóloga de la Iglesia.

La obra cumbre de Hildegard más conocida que duró diez años escribiendo es Scivias. En este libro recopiló sus visiones y vivencias místicas que experimentaba desde niña. Sus visiones o “inspiración divina” eran unos episodios que vivió en sus plenas facultades, sin perder los sentidos, ni entrar en estados de éxtasis, ni trasportaciones. Las elaboraba, trasportaba y dictaba en vigilia a sus colaboradores que las escribían.

Escribió tres libros sobre estas experiencias religiosas místicas:

Scivias Domini (Conoce tus Caminos), realizada desde 1141 a 1151. Teología dogmática. Trata sobre la creación del mundo y del ser humano, el ser y el desarrollo de la iglesia hasta su perfección, su desvío de Dios y su retorno al Padre.

Liber Vitae Meritorum “Libro d los Méritos de la Vida”, elaborada entre 1158 y 1163. Teología moral. Trata sobre el comportamiento del ser humano que, en tanto que libre, debe decidir continuamente a quien sirve y que hace. Su mensaje es: “Hombre hazte Humano”.

Liber Divinorum Operum “Libro de las Horas Divina”, o De Operatione Dei, acabada entre 1163 y 1174. Cosmología, antropología y teodicea. Describe la creación como una obra de arte y el ser humano como un microcosmos que la integra en su seno.

Scivias, Obra de Dios.

Esta es la obra más importante y conocida de su inmensa bibliografía. El nombre de Scivias es una forma abreviada del latín “Scito vías Domini” que significa “Conoce los Caminos del Señor”. Fue inspirada tras la Visión tenida por Hilkdegard a los 42 años, hacia el año 1141, en la cual aseguraba haber asistido a una “Teofanía” que le ordenaba escribir lo que percibiera: “Oh frágil ser humano, ceniza de cenizas y podredumbre de podredumbre: habla y escribe lo que ves y escuchas”. (Scivias Protestificatio).

Resume en tres libros las treinta y cinco visiones, los eventos que tuvo, las cuales se encuentran ilustrada en manuscritos conservados, sirviendo de alegoría y medio de explicación de los principales dogmas del catolicismo y la iglesia de una manera sistemática. Tras la descripción de cada visión cargada de un complicado simbolismo, la voz celestial pasa a explicar su significado. De esta manera recorre los temas de “La majestad Divina, la Trinidad, la Creación, la caída de Lucifer y Adam, las etapas de la historia la Salvación, la Iglesia y lo Sacramentos, el Juicio Final y el mundo futurista hasta el fin de los tiempos”.

Hildegarda, precisamente en la sección central de su inspiración, desarrolla tal como lo ha señalado el Papa Benedicto XVI:

“Con los rasgos característicos de la sensibilidad femenina Hildegarda precisamente en la sección central de su obra desarrolla el tema del matrimonio místico entre Dios y la humanidad, realizado en la Encarnación. En el árbol de la cruz, se llevan a cabo las nupcias del Hijo de Dios con la Iglesia, su esposa, colmada de gracia y capaz de dar a Dios nuevos hijos, en el amor del Espíritu Santo”

Satán colocando el veneno en la manzana para dársela a Eva.

El Papa Ratzinger, al recordarla en 2011, un año antes de su canonización, había animado a las mujeres teólogas, expresando que es evidente precisamente por ejemplos como el de Hildegarda que la teología puede; “recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la Fe, con su peculiar inteligencia y sensibilidad”.

Scivitas ha sido llevada a la pantalla grande, en la Película Visión de Margarethe von Trotta. Oliver Sacks habló de migraña para explicar sus visiones y, la película Visión, refleja esas muertes como si de catalepsia se tratase. Como si ella misma hubiese hecho su propia película mil años después. Los diálogos están basados en frases textuales extraídas de sus tratados y cartas y la banda sonora fue compuesta por ella misma.

Cosmogonía. Primera cosmógrafa y antropóloga.

A través de sus textos, la abadesa realizó interesantes aportaciones a la ciencia. Aun cuando creía en un origen divino, no pensaba que la creación fuese resultado de una intervención sobrenatural, sino de la presencia de los cuatro elementos primordiales que dividió en dos clases, las superiores o celestiales: fuego y aire y las inferiores o terrenales: agua y barro.

El Universo. Fol, 14.1.3.

Según Hildegarda, ambos elementales estaban relacionados como lo estaban el macrocosmos y el microcosmos. Por ello, intentó armonizar la física con la anatomía y la fisiología… Es muy destacable que una mujer sin instrucción formal llegase a aceptar que, con independencia del impulso creador, los misterios del cosmos podían explicarse a través de la observación y el razonamiento. Propuso un universo heliocéntrico, 300 años antes que Copérnico y escribió sobre la gravitación universal, 500 años antes que Newton.

El Hombre Universal. Fol 9, Liber Dominorum Operum 1,2.

Defiende que la alteración del medio natural puede hacer enfermar (concepto que antecedió a la ecología), acentuó la importancia de la alimentación en la salud y el uso de plantas como remedio, adelantándose a la homeopatía y a las flores de Bach, por lo que en Alemania se la considera su precursora. Además, hablaba de la influencia de los estados anímicos en los males corporales, como hacen hoy día las modernas teorías de la psicología, cuestión esta que hasta hace muy poco no se ha puesto de relevancia en la medicina actual.

Primera mujer en crear una lengua.

La lengua ignota.  Hacia 1150, la monja alemana es también patrona de los cultores del esperanto, en cuanto autora de una de las primeras lenguas artificiales.

La Lengua Ignota”, un idioma secreto que utilizaba para fines místicos y estaba formado por más de mil palabras y un alfabeto de veintitrés letras “Literae Ignotae”. Es ella misma quien describe en un códice que contiene también un glosario de 1011 palabras en Lengua Ignota.  Hasta la actualidad no ha sido descifrada (ingua Ignota per simplicem hominem Hildegardem prolata (Llengua desconeguda)

El alfabeto de Hildegarda de Bingen, Littere ignote, que usó para su lengua (Lingua Ignota).

Esta es una Lengua cuyas palabras contienen en sí mismas la esencia de las cosas. Parece que Hildegard la utilizó para escribir sus visiones. Probablemente es la primera lengua artificial de la historia occidental. Sobre la Lengua Ignota se puede leer un artículo de Raúl Vallejo titulado: “La Lengua Ignota de Hildegarf Von Bingen” (2008) y también en la Web de la Asociacion Hildegardiana.

Otras obras

Entre la variada y externa producción intelectual de Hildegard, se encuentran también:

Explanatio Regulae S, Benedic, “Comentario de la Regla de San Benito”,aprox  1053-65.

Explanatio Symboli S, Athanasii, “Comentario del Simbolo Atanasiano, aprox.1065.  Es una explicación de la Trinidad, generalmente con visiones alegóricas. La obra compara el alma con el fuego y dice que Dios es fuego presente en cada criatura. El alma es fuego, vivifica todo el cuerpo y le da el aliento de la racionalidad. Hildegard concluye asegurando que quien quiera salvarse, debe creerlo.

Vita S. Disibod.  Vida de San Disibodo, 1170.

Vita S Ruperti,  Vida de San Ruperti. Aprox. 1150.

Solutiones Triginta Octo Quaestionum (1178), “Respuesta a ·38 Preguntas”, 1178. Respuestas de Hildegard a las preguntas de los monjes del Monasterio de Villers.

Expositio Evangeliorum, “Explicación del Evangelio”,

Primera feminista. Una abadesa del siglo XII

Hildegard Von Bingen es considerada una de las personalidades más fascinantes de la Alta Edad Media, su legado es inabarcable, dentro de sus comentarios a los textos bíblicos señala el sufrimiento de las mujeres desde los tiempos de la creación de Adam y Eva y los abusos que cometían los monjes. Ella y las religiosas de la Abadía fueron víctimas del maltrato de los frailes, les quemaron los libros e inclusive se les llegó a prohibir hasta cantar en las misas.

Hildegard promovía la igualdad de géneros, negaba que el placer sexual fuera fruto del pecado y sostenía que la sangre que verdaderamente manchaba no era la de la menstruación sino la que se derramaba las guerras; fue una mujer muy adelantada a su tiempo, principalmente en sus opiniones sobre la importancia de la gratificación sexual para las mujeres.

En “Liber Vite Meritorum, 1,82, Hildegarda manifiesta: “La mujer se parece a la Casa del Saber” En otro de sus escritos dice:

“! ¡Oh figura femenina, cuan gloriosa eres! 

“Desde la eternidad fui fundada,

desde el principio, antes que la tierra.

Cuando no existían los abismos fui engendrada”.

Como proto-feminista, Hildegard tenía una imagen muy propia de Eva y del pecado original. Para ella, el único culpable fue Satán, envidioso por la capacidad de generar vida de la mujer.

Bingen. Ilustración de Rithika Merchant.

“En la obra “Historia Medieval del Sexo y del Erotismo”, Ana María Rubio reseña: “Así como para San Agustín de Hipona la concupiscencia es el castigo de Dios, para Hildegarda, quien no se atrevió a llevarle la contraria y admitió la idea de que el pecado original fue de lujuria, la culpa fue de Satán que sopló veneno sobre la manzana antes de entregársela a Eva, envidioso de su maternidad. Ese veneno fue precisamente el placer y su sabor, el deseo sexual”. Y continúa: “El deseo sexual es el sabor de la manzana De Gustu Pomi, el título de la obra de Hildegarda Von Bingen, en que describe el sabor de la condición humana, el delicioso sabor que da paso a la ponzoña del vicio, el placentero y embriagador sabor del pecado”.

“De Dios, De amor, Padre, Infancia  „Cuando el diablo engañoso supo que el hombre, por inspiración de Dios, había empezado a cantar […], se sintió aterrorizado y atormentado y se dio a reflexionar y a averiguar […] cómo podría en adelante no sólo multiplicar en el corazón de los hombres las sugerencias malvadas y pensamientos inmundos o diversas distracciones, sino incluso en el corazón de la Iglesia, a través de disensiones y escándalos o mediante órdenes injustas, perturbando o impidiendo la celebración y la belleza de la divina alabanza y de los himnos espirituales. Por eso, vosotros y todos los prelados debéis reflexionar con extrema vigilancia, y antes de cerrar con vuestra sentencia la boca de alguien que en la Iglesia canta las alabanzas de Dios al suspenderlo y prohibirle recibir los sacramentos, antes de hacer todo eso, debéis examinar con cuidado las causas por las que lo hacéis, pensando sobre ellas con la mayor atención”.  Hildegarda de Bingen.

Primera sexóloga. El orgasmo femenino explicado por una monja medieval.

Interesada tanto en el cuerpo como en el espíritu de los hombres, resulta muy llamativo que pese a su condición de religiosa fue la primera mujer en poner por escrito detalles íntimos del cuerpo femenino. Habló y describió con toda naturalidad del orgasmo de las mujeres, escribió sobre esto en los libros de medicina, especialmente en “Causa et Curae”, donde plantea que el placer es cosa de dos y que la mujer también sentía.

Hildegard hablaba de sexo sin miedo, de forma tan clara como apasionada. La primera descripción del orgasmo femenino desde el punto de vista de una mujer fue la suya.  Tenía una idea muy peculiar de la sexualidad, teniendo en cuenta que era monja y que vivía en el siglo XII. Para ella el acto sexual era algo bello, sublime y ardiente. En sus libros de medicina abordó la sexualidad y especialmente en Causae e Curae, donde dio más detalles.

El legado de Hildegarda es inabarcable, de todo lo que hizo a lo largo de su vida, sin embargo, lo más desconcertante surrealista y contradictorio, quizás sean sus consideraciones sobre el orgasmo femenino, que bien podría valerle el título de primera sexóloga de la historia.

En sus observaciones sobre la anatomía femenina en la que comparó los órganos sexuales de la mujer con el sistema solar y los planetas.

 

En el texto “Caisa et Curae”, Hildegarda explicó:

“Cuando la mujer se une al varón, el calor del cerebro de ésta, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquel el placer en la unión y eyacular su semen. Y cuando el semen ha caído en su lugar, este fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listos para abrirse, del mismo modo que un hombre fuerte sostiene una cosa dentro de la mano”.

Sus poemas también parecen estar cargados de cierto erotismo.  En “O tu Dulcissime Amator”, un poema dedicado a las vírgenes, incluido en “Symphonia”, dice:

Hemos nacido en el polvo,
¡ay!, ¡ay!, y en el pecado de Adán
Es muy duro resistir
lo que tiene el sabor de la manzana
Elévanos, Cristo salvador

En “La Medicina Sexual en la Historia. Avances y Controversias (Parte I)”, José Jara Rascón y Enrique Lledó García, escriben que Hildegard “expone en su obra Liber Compositionae Medicinae”, (Libro de la Medicina Compleja), la idea de que “en su potencia generativa el varón posee 3 capacidades: el deseo sexual, la potencia sexual (fortitudo) y el acto sexual (stadium)”. “Por si no ha quedado claro a los lectores, esta santa abadesa, explica con mucho realismo: Primero la libido enciende la potencia, de manera que el acto sexual de la pareja se produce por un íntimo deseo mutuo”.

Hildgard Von Bigen  en la cultura moderna. 

La figura de Hildegard Von Bingen y su extraordinaria obra dejaron sentir su influencia fuera de Alemania, llegando hasta nuestros días con una vigencia indiscutible que ha llevado al mundo de la ciencia, la cultura y la iglesia a realizar diversos homenajes a la santa alemana del medievo.

A casi mil años de su periplo terrenal, la celebridad de Hildegard traspasa los siglos, su nombre se hace viral en las redes virtuales y se asoma a través de películas, venta de discos que en algún momento llegan a rivalizar y superar a los Beatles, sus melodías han sido nominadas entre las mejores canciones para optar al Oscar de la Academia de Hollywood, en los primeros años del siglo XXI. Varios Papas en el Vaticano la han expuesto como ejemplo de personalidad litúrgica de gran importancia para la Iglesia Católica al elevarla a los altares como Santa y Doctora de la Iglesia Universal.

Homenajes a Hildegard Von Bingen en el siglo XX y XXI.

Entre los múltiples homenajes realizados en los siglos XX y XXI a Hildegard Von Bingen podemos citar:

La reconstrucción de la Abadía Benedictina de Santa Hildgarda en Rudesheim am Rheim. Fue reconstruida entre 1900 y 1908, sobre las ruinas originales de una de sus fundaciones por orden del príncipe Carlos Enrique de Lowenstein-Wewrtheim-Rosenberg, bajo el estilo neorromántico. La nave principal de la iglesia se encuentra adornada con frescos que representan las visiones de la abadesa y en sus arcos se encuentran escenas de la vida de la santa, pintadas bajo el estilo de la Escuela Beuron de Arte de Desiderius Lenz, bajo la dirección de Paulous Krebs. Esta abadía forma parte del Paisaje Cultural del Valle Superior del Medo Rin, habiendo sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO en 2002.

Iglesia de Elbingen,  donde reposan las reliquias de Santa Hildegarda.

La Iglesia Parroquial de Eibingen, donde reposan las religáis de Santa Hildegard, fue reconstruida, en 1932 luego de un incendio, tras lo cual fue adaptada en un estilo más contemporáneo por los hermanos Rummel. El altar principal se encuentra adornado por un mosaico que reproduce la visión de Hildegard sobre la Trinidad, que se encuentra en Scivias II. Dicha obra fue diseñada en 1956, por el expresionista alemán Ludwig Baur, quien también diseño los vitrales de las ventanas de la iglesia, las cuales representan visiones de la Abadesa.

Escultura que representa a Santa Hildegarda, en la iglesia parroquial que lleva su nombre, en Eibingen. De artista desconocido, la obra incorpora bellamente los símbolos con que se la identifica cruz pectoral, pluma y libro.

Un Museo a la Vida y Obra de la Santa, le ha dedicado la población de Bingen an Rhein, donde se exponen documentos contemporáneos medievales, tales como la primera impresión de 1533 de su obra Physica, contando además, con un jardín adjunto, donde se encuentran las plantas descritas en sus libros naturalista.

En la Astronomía, el Asteroide 898 Hildegarda, lleva el nombre de esta mística alemana, luego de ser descubierto por el astrónomo alemán Max Wolf, el 3 de agosto de 1918

El hombre Universal. Fol. 9, Liber divinorum operum I, 2

Hildegard se ha convertido en un icono popular e inspirador para diversos artistas como Devendra Banhart quien le dedicó el tema ‘Für Hildegard von Bingen’. Ken Follet e inició su documental ‘El viaje de Ken Follet hacia la Edad Media’ con su historia y reconoció que Hildegard inspiró a Caris, la protagonista de su libro ‘Un mundo sin fin. Hay quienes la consideran la primera estrella de Rock de la historia.

A Hildegard también se le han atribuido disciplinas que ni siquiera existían en el siglo en que vivió como la antropología; con sus remedios naturales es iniciadora de la medicina alternativa alemana, muy reconocida hoy día; inventó un idioma La Lengua Ignota, con alfabeto propio que está apreciada la primera lengua artificial y posible precursora del esperanto; está considerada como pionera de la ópera.  Es un mito entre el colectivo LGTB, por su supuesta homosexualidad, nunca comprobada.

La discografía generada a partir de la música de Hildegard es abundante desde 1979, se han producido alrededor de 35 discos con ejecuciones de las canciones religiosas compuestas por ella, destacándose las interpretaciones realizadas por Gothic Voices, Emma Kirkby, la Oxford Camerata, bajo la dirección de Jeremy Summerly, Garmarna t Anonymous.   

La televisión ha resaltado la figura de Hildegard: en 1994, la BBC de Londres produjo el documental “Hildegard of Bingen” para la televisión inglesa, así mismo la televisión alemana produjo el documental: “Hildegarda Von Bingen- Eine des 12 Jahrhunderts”. “Hildegara Von Bingen. Una Mujer del Siglo XXI” y dedicó un capítulo de la serie “Die Deutschen”, “Los Alemanes”, a esta monja Benedictina.

El Arte Cinematográfico ha llevado a la pantalla “A Beautiful Mind”, ganadora del Oscar a la Mejor Película en el año 2001, utilizando una canción de Hildegard, titulada “Columba Aspexit”, dentro de la banda sonora, por la cual también obtuvo una nominación a dicho galardón.

En el año 2009, la directora alemana, Margarethe Von Trotta, firmó la película “Visión: La Historia de Hildegard Von Bingen”, basada en la vida de la Santa, quien fuera caracterizada por la actriz alemana, Barbara Sukowa, estrenada en español el 27 de agosto de 2010.

En la película italiana del año 2009, “Barbarosa”, traducida al inglés como “Sword of War”, basada en la vida del emperador Federico Barbaroja,  Hildegard Von Bingen, tiene una aparición, interpretada por la actriz española, Ángela Molina.

En el Video, “Fur Hildegard Von Bingen el músico Devendra Banhart, homenajeó a la compositora medieval, lanzándolo en octubre de 2013, donde muestra el lado artístico de Hildegarda.

En la Novela “El Hombre, la Hembra y el Hambre”, Premio Azorín de Novela 1998, dedicado por la escritora cubana Daina Chaviano a esta monja, cuya figura juega un papel fundamental en la trama, sirve para comentar la vida mística de Hildegard y sus aportes a la música.

Una Moneda Conmemorativa del 900 Aniversario del Nacimiento de Hildegard Von Bingen, fue puesta en circulación por el Gobierno alemán el 14 de abril de 1998. La edición constó de un total de 4,5 millones de moneda de 10 Marcos, hecha de plata de ley de 925 milésimas, donde aparece la efigie de la Santa escribiendo los mensajes divinos, junto a una banda que dice: “Liber Scivias Domini” y los años de su nacimiento y muerte.

                              Moneda alemana de 10 Marcos de plata, conmemorativa del noveno centenario                                                             del nacimiento de Hildegarda de Bingen.

El Cráter Lunar Hildegard, lleva el nombre en memoria de la sabia alemana, desde febrero de 2016.

Homenajes en el Vaticano a Hildegard Vin Bingen     

Sus relaciones con la curia romana fueron problemáticas. Ya en su tiempo, un concilio de teólogos del Vaticano dio crédito a sus visiones, interpretadas como predicciones del futuro. Aun así, su relación con la Iglesia no siempre fue cordial, porque Hildegard no escondió su opinión crítica con la degradación de las costumbres y con la carencia de compasión con los pobres, además de discrepar sobre aspectos fundamentales de la doctrina, como es el caso de la culpabilidad de Eva, sobre quien recaía todo el peso del pecado original y a quien Hildegard consideraba, por el contrario, una víctima engañada por el demonio, envidioso de su capacidad de procrear.

Su conflicto con la jerarquía de la Iglesia se exaltó cuando Hildegard y las monjas del convento de Rupertsburg, dieron sepultura en el cementerio del convento a un joven revolucionario que había sido excomulgado por el arzobispo. La abadesa se negó a desenterrarlo e incluso hizo desaparecer cualquier rastro del entierro, para que nadie pudiera encontrarlo. Este problema le comportó a Hildegard la prohibición de hacer música, por lo que protestó ante el arzobispo con una carta en que se lamentaba de la pérdida que la sanción representaba para toda la comarca del Rin, amonestando así a la autoridad eclesiástica. La Iglesia decidió perdonarla y pocos años después esta polifacética y mística mujer murió habiendo superado los ochenta años de vida.

La mística, Santa para el pueblo pero nunca oficialmente canonizada. Según los estudios de los documentos sobre Hildegarda Von Bingen, abiertos por la Congregación para la Causa de los Santos descubiertos por el Cardenal Angelo Amato, el proceso abierto medio siglo después de su muerte, fue interrumpido.

En 1219, el Papa Honorio III, puso el Convento de Eibingen, bajo su protección.  Sin embargo, la mística renana nunca había sido propiamente canonizada, aun cuando los Papas habían permitido su culto en Alemania, el último en expresarse en este sentido había sido el Papa Pio XII.

Hildegarda había sido venerada en los países de habla alemana desde hace siglos. El Papa Ratzinger, desde el comienzo de su Pontificado como Benedicto XVI, varias veces la había definido “Santa” en sus discursos; procedió a canonizarla oficialmente el 10 de mayo de 2012,  antes de inscribirla en el  índice exclusivo de los Doctores de la Iglesia, cuya vida y obras han sido iluminadores para la doctrina Católica.

Vitral de Santa Hildegard en Eibingen.

La Iglesia Católica había reconocido hasta 2012, solo a 33 “Doctores de la Iglesia Universal”, treinta de los cuales son hombres. Las mujeres en el elenco son sólo tres: Catalina de Siena (1347 – 1380), Teresa de Ávila (1515 – 1582) y Teresita de Lisieux (1873 – 1897), y de los santos germanos, solo uno, Alberto Magno (1206 – 1280) había disfrutado de esta distinción hasta ahora.   Las dos primeras Doctoras dos proclamadas por Pablo VI en 1970, la última por Juan Pablo II en 1997.

Durante su sede apostólica vaticana, el Papa Ratzinger quiere añadir una cuarta Doctora de la Iglesia, al selecto catálogo, invitando así a las mujeres a seguir el ejemplo de la mística renana y a contribuir a la reflexión teológica.

 El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Robert Zollitsch, estuvo presente durante la ceremonia del reconocimiento a Santa Hildegarda, durante la misa celebrada en la Plaza de San Pedro, manifestando: “No podemos hacer otra cosa que admirar el grandioso legado de esta singular mujer del medievo, quien no solamente llevó las riendas de un monasterio sino que también nos dejó numerosos escritos, marcados por su claridad científica y valiosos como guías para una vida cercana a la del siglo XXI”

Juan Pablo II, se refirió a ella, como “Profetisa y Santa”, El Papa Benedicto XVI, compara “sus visiones a los Profetas del Antiguo Testamento”, la citó constantemente durante su Pontificado, “elogiando el coraje con que enfrentó a Federico Barbaroja, al comunicarle advertencias divinas”.

 El Papa Benedicto  XVI durante el Rito de Proclamación de Santa Hildegarda Von Bingen, “Doctor Eclesiae..

Benedicto XVI, honró a Hildegarda Von Bingen en un impresionante homenaje oficiado en la Ciudad del Vaticano, elevándola a los altares, el 7 de octubre de 2012, cuando Proclamó oficialmente a la Abadesa Benedictina Santa Heldegarda Von Bingen, “Doctor Ecclesiae” Doctora de la Iglesia Universal,  haciendo énfasis el Sumo Pontífice que: “La Santa nacida en la cercanías de Alzey en la región de Rheinhessen, contribuyó como pocos al desarrollo y la consolidación de la Iglesia Católica”.

Teología Hecha por Mujeres a Partir de la Feminidad.

Santa Hildegarda de Bingen es considerada quizás la primera feminista dentro de la Iglesia, fue una mujer genial y extraordinaria no sólo para su tiempo, sino para todos los tiempos. Como monja benedictina y maestra (abadesa) de su convento Rupertsberg de Bingen en el Rhin, se desempeñó a modo de profetisa (profetessa germanica), mística, teóloga y predicadora vehemente.

Hildegarda era sobre todo una mujer dotada de visiones divinas, en un relato autobiográfico, dice: “Cuando yo tenía cuarenta y dos años y siete meses, los cielos se abrieron y una luz cegadora de brillo excepcional fluyó hacia dentro de mi cerebro. Y luego quemó todo mi corazón y el pecho como una llama, no quemando, sino calentando… y súbitamente comprendí el significado de las exposiciones de los libros, es decir, de los Salmos, los Evangelios y los otros libros católicos del Antiguo y del Nuevo Testamento

El Papa Francisco ha dicho de ella: “que necesitamos una teología más profunda sobre la mujer y su misión en el mundo de la iglesia. Es cierto, pero no puedo desconocer que hoy existe amplia literatura teológica de la mejor calidad hecha por mujeres en la perspectiva de las mujeres, lo que ha enriquecido enormemente nuestra experiencia de Dios. Yo mismo me he dedicado intensamente al tema y termine escribiendo dos libros, “El rostro materno de Dios” (1989) y “Femenino-Masculino” (2010), este último en colaboración con la feminista Rosemarie Muraro. Entre tantas de la actualidad, he decidido traer al `presente a dos grandes teólogas del pasado verdaderamente innovadoras: Santa Hilgdegard de Bingen (1098-1179) y Santa Juliana de Norwich (1342-1416)”.

La Abadesa alemana se hallaba inmersa en una sociedad aristocrática que se defendía hasta el punto de rechazar el ingreso al monasterio a mujeres que no fuesen de origen noble y careciesen de riqueza. Justificaba tal proceder ante quienes le acusaban de obrar en contra de las escrituras, aduciendo la necesidad de un orden social. Creía que cada hombre tenía asignado un lugar y rango en la sociedad y que Dios cuidaba de que el orden menor no ascendiese por encima del orden superior. Tenía una concepción feudal de absoluta rigidez.

Hildegarda de Bingen vivió en una época de florecimiento de la literatura religiosa escrita por mujeres, referida por algunos como «el momento de las madres de la Iglesia». Desde un punto de vista literario destacaron Hildegarda y Hadewijch, y otras lo hicieron además, por el valor científico, histórico   de su obra. A lo largo de los siglos XII y XIV proliferaron muchas autoras interesantes por varios motivos, como por ejemplo Christine de Pisan, Elisabet de Schönau, Clara de Asís, Matilde de Hackeborn, Gertrudis la Grande, Matilde de Magdeburgo, Margarida Porete (quemada en la hoguera por sus obras), Beatriu de Nazaret, Caterina de Siena, Brígida de Suecia o Juliana de Norwich.

La monja renana proclamaba la igual dignidad entre hombres y mujeres, como también luchó por la dignidad de los oprimidos, algunas veces cayó en algunos prejuicios misóginos propios de su época. Sin embargo, en toda su extensa vida siempre predicaba una teología en femenino y con simbología femenina.

Es un misterio para sus biógrafos y estudiosos cómo esta mujer pudo ser todo eso en el estrecho y machista mundo medieval. En todos los ámbitos en los que actuó reveló excelencia y enorme creatividad. Sorprende la erudición, los conocimientos de cosmología, de plantas medicinales, de la física de los cuerpos y de la historia de la humanidad.

Pintura Medieval de Una Tierra Esferica con estaciones diferentes al mismo tiempo. Fol. 38, Liber Divinorum Operum. 1,4.

La teología habla de la “ciencia infusa”, como un don del Espíritu Santo. Hildegarda fue distinguida con ese don, con esa gracia. Desarrolló una visión curiosamente holística, enlazando siempre al ser humano con la naturaleza y el cosmos. En este contexto habla del Espíritu Santo como la energía que da viriditas a todas las cosas. Viriditas viene de verde, significa el verdor y la frescura que caracteriza a todas las cosas penetradas por el Espíritu Santo. A veces habla de la “dulzura inconmensurable del Espíritu Santo que con su gracia envuelve a todas las criaturas” (Flanagan, Hildegard of Bingen, 1998, 53). Desarrolló una imagen humanizada de Dios pues Él rige el universo “con poder y suavidad” (mit Macht und Milde) acompañando a todos los seres con su mano cuidadosa y su mirada amorosa (cf. Fierro, N., Hildegarda of Bingen and her vision of the Feminine, 1994, 187).

Fue especialmente conocida por los métodos medicinales que desarrolló, seguidos en Austria y Alemania por algunos médicos hasta el día de hoy. Revela un conocimiento sorprendente del cuerpo humano y de qué principios activos de las hierbas medicinales son apropiados para las distintas enfermedades. Su canonización fue ratificada por Benedicto XVI en 2012.

Otra mujer notable fue Juliana de Norwich, en Inglaterra (1342-1416), la cual es señalada por el Papa Francisco.  Poco se sabe de su vida, si era una religiosa o una viuda laica. Lo cierto es que vivía recluida en un recinto amurallado de la Iglesia de San Julián. Al cumplir 30 años tuvo una grave enfermedad que la llevó casi a la muerte. En un momento dado, tuvo durante cinco horas visiones de Jesucristo. Escribió inmediatamente un resumen de sus visiones. Y veinte años más tarde, después de haber pensado mucho sobre el significado de esas visiones, escribió una versión larga y definitiva Revelations of Divine Love (Revelaciones del Amor Divino, Londres 1952). Es el primer texto teológico escrito por una mujer en inglés.

Las revelaciones de Juliana son sorprendentes porque están llenas de un inquebrantable optimismo, que nace del amor de Dios. Habla del amor como alegría y compasión. No entiende, como era creencia popular en la época y aún hoy en algunos grupos, las enfermedades como castigo de Dios. Para ella, las enfermedades y las pestes son oportunidades para conocer a Dios.

Ve el pecado como una especie de pedagogía mediante la cual Dios nos exige conocernos a nosotros mismos y buscar su misericordia. Dice más: detrás de lo que llamamos infierno hay una realidad más grande, siempre victoriosa, que es el amor de Dios. Porque Jesús es misericordioso y compasivo es nuestra querida madre. Dios mismo es Padre misericordioso y Madre de infinita bondad (Revelaciones, 119).

Dice el Papa Francesco: “Sólo una mujer puede usar este lenguaje de amorosidad y compasión y llamar a Dios Madre de infinita bondad. Así vemos una vez más como la voz femenina es importante para tener una concepción no patriarcal y por eso más completa de Dios y del Espíritu que recorre toda la vida y el universo”.

Muchas otras mujeres podrían mencionarse aquí, como Santa Teresa de Ávila (1515-1582), Simone Weil (1909-1943), Madeleine Delbrêl (1904-1964), la Madre Teresa, y entre nosotros, Ivone Gebara y Maria Clara Bingemer, que pensaron y piensan la fe a partir de su ser femenino. Y siguen enriqueciendo la Iglesia Católica.

Conclusiones:  Aportes a la Humanidad y al Feminismo.

Grupos Feministas Eclesiásticos y Seculares consideran la relevancia y moderna figura de Hildegar Von Bingen. Tanto durante la Alta Edad Media como para la presente época del siglo XXI, la toman como ejemplo notable del papel de la mujer en la historia y de su importancia en la apertura de roles tradicionalmente masculinos trasladados al género femenino.

Con una frágil condición física en contraste con una inteligencia fuera de lo normal, la escritora, científica, teóloga, naturalista, compositora, mística, visionaria y feminista Hildegard Von Bingen, fue ofrecida a los ocho años por sus padres para la vida religiosa. Sin objetarlo, esta mujer, considerada Santa de la Iglesia Alemana durante siglos, construyó una de las fortalezas más ambiciosas para la contemplación, se relacionó con los Papas, reyes, santos y personalidades  más renombradas de su tiempo. Su enorme y variado legado muestra el poder de una mente sagaz que se sobrepuso a cualquier impedimento o circunstancia para expresar la fuerza de su intimidad.

Monja por opción, libre a pesar de confinarse en una celda, su inteligencia traspasó los gruesos muros de su encierro y exploró en el conocimiento sin límites. Logró recorrer la Europa medieval compartiendo sus Scivias (Visione) a través de cantos y escritos con hombres y mujeres ilustres como Bernardo de Claraval, fundador de la Orden del Cister. Ella misma erigió y fue Abadesa de Rupertsberg, una de las abadías más influyentes y vigorosas de Alemania en la Alta Edad Media. Sus 82 años de vida entregados a la fe, le confirieron la admiración de quienes veían en ella a un ser elevado más allá de su género.

Hildegard Von Bingen fue un ser excepcional que supo sobreponerse a las calamidades y a las contrariedades de su tiempo para sembrar una semilla que contribuyó a consolidar una religiosidad en expansión.  Escribir obras de carácter teológico, científico, musical, innovador y crear la Lingua Ignota, la primera lengua artificial de la historia, la llevan a ser Pionera de muchas disciplinas científicas reconocidas como tales siglos después.

 Considerada como una persona de gran inteligencia y suma cultura, traducidos ambos atributos en calidad de filosofía, se atenía humildemente a la conceptualización del poco respeto a las mujeres, interiorizando el dictamen de San Pablo, según el cual “las mujeres siempre están aprendiendo sin que nunca sean capaces de llegar al conocimiento de verdad”. Hildegard confiesa” que sin el recurso de la inspiración divina jamás habría podido comunicar sapiencia alguna.”  Eran las visiones las que la iluminaban como filósofa, compositora y predicadora.

A través de sus Visiones, Hildegarda se convierte en la Primera Feminista, construyendo un nuevo paradigma para las mujeres que habitan el planeta Tierra.

Durante siglos, siguiendo los principios de la Biblia, se culpó a Eva y a todas las mujeres de los males que conllevaron la salida del ser humano del Paraíso Terrenal. Hildegar Von Bingen construye un nuevo arquetipo: no es Eva la culpable del pecado que expulsó a la pareja del Paraíso, el culpable es satán que siente envidia contra la mujer por su capacidad de generar vida, por su maternidad.  Es él quien implanta el veneno del placer a través de la manzana.  Afirma la dignidad del hombre y de la mujer, reivindica el placer sexual como alabanza a Dios.

La menstruación de la mujer que había sido catalogada en la Biblia como impura, no es una mácula, la menstruación es vida humana, no mancha. Quien mancha y ensangrienta son las guerras.

 Toda la extensa y múltiple obra de Hildegarda Von Bingen, incluida la más famosa, Scivias Domini, leída y estudiada hasta hoy, es un compendio de conocimientos y misterios para sus aplicados biógrafos, que indagan, cómo esta mujer pudo ser todo eso en el estrecho y machista mundo medieval. Revelando excelencia, enorme creatividad y extraordinarios aportes en la mística, poesía, ciencias naturales, plantas medicinales, conocimiento del cuerpo humano y animal de las creaturas terrenas, la música, la cosmología y la historia de la humanidad. Como teóloga habla de la “Ciencia Infusa”, revelando que su sabiduría había sido distinguida con el don del Espíritu Santo, descorriendo los secretos a través de sus “Visiones”.

Decir que Hildgard Von Bingen se adelantó a su tiempo es, más que caer en un lugar común, no hacer justicia a tan excepcional personaje. Ella fue más lejos de lo imaginable en el siglo XII, es primera de los y las pioneras que han abierto el saber y los conocimientos difusos a la historia divina y humana. En el tema que nos ocupa bien podremos decir que Hildegard Von Bingen es la primera feminista del mundo moderno.

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Bibliografía.

Ana Martos Rubio.  “Historia Medieval del Sexo y Erotimo”.

Canseco, Vicente Díez (1844).” Diccionario Biográfico Universal de Mujeres Célebres”. Biblio Bazaar. p. 74. ISEN 9781173613198.

Enciclopedia Biográfica de la Mujer. Ediciones Garriga, S. A: Barcelona- España. 1967

Filosofen. Filosofía. 2010.   “Mujeres en la Música”. Hildegard Von Bingen (1098 – 1179).

José Jara Rascón y Enrique Lledó García.   “La Medicina Sexual en la Historia. Avances y Controversias” (Parte I).

María Milagros Rivera Garretas. 2009.  “Visión. Vida de Hildegarda de Bingen, Margarette Von Trotta”.  

Raúl Vallejo. 2008.  “La Lingua Ignota  de Hildegard Von Bingen”.

Web de la Asociación Hildetgardiana.

Fuente: https://citas.in/autores/hildegarda-de-bingen/

Webgrafia.

Web de la Asociación Hildetgardiana.

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Hildegard Von Bingen (1.098 – 1179). Mistica, ciencia y medicina enE’dat Mitjana de Josep Ll. Barona. Catedrâtic d/ Hitoria de la Ciencia. Universitat de Valencia. Mèrode 2006 – 50.

Hilderagd Von Bibgen, la profetisa teutónica o la sibila del Rin de Mercedes Peces Ayuso en “Los Ojos de Hipatia, 3/04/18.

Hildegarda de Ramón Folci en Metòde 2019 – 102.

Hildegarda Von Bingen en Wiquipêdia.

Santa Hildegarda de Bingen en Hildegardiana.

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