El pasado 15 de enero el portal Wikipedia (WP) cumplió 20 años creando contenido. En 2001, Jimmy Wales y Larry Sanger fundaron una suerte de enciclopedia digital libre, escrita y editada por voluntarios, con la finalidad de sumar conocimiento universal y con el propósito de escribir la historia entre todos los que hacemos parte de ella.
Según los reportes que encuentro en la web es el quinto sitio web más visitado del mundo y el primero sin ánimo de lucro, está presente en 315 idiomas -cerca al 89 % de los escritos en esta plataforma se encuentra en lenguas diferentes al inglés- registra más de 15 billones de consultas al mes, consta de más de 55 millones y medio de artículos publicados y se acerca a los tres billones de ediciones realizadas por una comunidad más de 280.000 wikipedistas. La “enciclopedia” es editada 350 veces por minuto y es leída más de 8.000 veces por segundo. Sin duda alguna, es una gran biblioteca de referencia para consulta frecuente y accesible a todas las generaciones que habitamos el planeta.
Brecha de género en WP
Como quiera que toda creación por muy automatizada que sea es la creación de un alguien humano, es inevitable repetir los esquemas relacionales y jerárquicos sobre los cuales descansa el poder, en este caso, del conocimiento.
La brecha de género en WP está más que demostrada: ocho de cada diez editores de la enciclopedia son hombres y hay cuatro veces más biografías de hombres que de mujeres y de éstas, según WP España, 47% son de mujeres cantantes, 43% actrices y 10% políticas, lo cual es una radiografía de la forma como se asignan roles estereotipados de desempeño en el ámbito público.
Varias barreras se han logrado identificar para que esto ocurra: falta de formación digital de mujeres en competencias tecnológicas y códigos informáticos, acoso en la forma de cuestionamiento intenso que sufren algunas editoras mujeres o personas del colectivo LGTB cuando intentan publicar sus aportes por parte de los bibliotecarios (los encargados de tomar decisiones en torno a lo que se publica o no, 90% hombres) y, por último, ausencia de referencias académicas y periodísticas sobre conocimiento y actividades generadas por mujeres, lo cual impide que lo posteado sea validado por la comunidad wikipedista. Esto, sin entrar en el tema de que las mujeres tienen menos tiempo para dedicarse a labores voluntarias que no estén enmarcadas en los cuidados de otros, por aquello de la división sexista del trabajo.
Con el fin de cerrar esta brecha se han impulsado varias iniciativas como las “editatonas” o maratones de edición conformado por mujeres que postean información relativa a mujeres. También en 2015 se creó el grupo de usuarias Wikimujeres en España, Argentina, México y Bolivia con el fin de incentivar la participación de más mujeres editoras y así garantizar diversidad de contenidos. Habrá que revisar el impacto que estas acciones han tenido hasta la fecha y, aun cuando creo que hay que apoyar todo lo que busque cerrar brechas, estas iniciativas me suenan parecido a esos comités de damas que se crean para que ellas hablen entre ellas, reforzando así la exclusión.
Todas las voces importan
Creo que hay que ir más allá, porque siendo el principal fin de la WP documentar científicamente los acontecimientos de toda índole que ocurren en cualquier parte del mundo me pregunto ¿quién narra la historia? ¿desde cuál espacio y con qué fuerza? ¿Es una historia o son muchas? ¿Es una sola voz o son varias? ¿son los mismos de siempre o hay espacio para las voces habitualmente silenciadas?
Ya sabemos que las élites siempre cuentan el cuento oficial y que a lo largo de la historia de la humanidad el papel que hemos jugado las mujeres ha sido invisibilizado, descalificado y apartado. Esto sigue siendo realidad hoy, a pesar de todos los avances tecnológicos. Lo peor es que con este tipo de plataforma, las desigualdades se propagan con mayor rapidez y alcance.
Los algoritmos reproducen sesgos sociales, distorsiones de la percepción de la realidad, formas de entender el mundo y códigos de un deber ser bajo el cual nos educan. Por ello, apostar a fórmulas de composición paritaria por género en los espacios de toma de decisiones, en este caso en la égida de bibliotecarios de la wiki, sigue siendo una recomendación fundamental para garantizar que todos seamos escuchados. Educar a los editores de contenido para que sepan identificar sus propios sesgos de género, usar técnicas de posteo ciego para que no se detecte si es una mujer o un hombre quien aporta información, todo eso puede ayudar.
Diversidad e inclusión deben ser principios fundamentales en todos los desarrollos impulsados desde y por una sociedad realmente moderna. Ojalá la Wikipedia, en su afán de ser la suma del conocimiento humano, rescate los propósitos que se formularon desde su fundación en torno a “ser una herramienta lo más inclusiva y accesible posible en la que cualquier persona pueda participar en igualdad de condiciones”. Porque si esa es su visión, entonces no puede seguir ignorando a las mujeres.