El 8 de marzo en Venezuela: reflexiones para futuras estrategias.

El 8 de marzo en Venezuela: reflexiones para futuras estrategias.
marzo 17, 2020 Mariana Vahlis

El 8 de marzo se conmemoró el Día de la Mujer Trabajadora, por ello en Venezuela diferentes grupos de mujeres salieron a las calles a evocar la lucha por la igualdad, la equidad y reclamar el cese de la violencia contra las mujeres. Varias generaciones han alzado sus voces y han actuado con ánimo y a consciencia para exigir derechos que parecen evidentes pero que no terminan de concretarse plenamente en la realidad. De lo sucedido el 8 de marzo en Venezuela rescato algunas reflexiones que quizás puedan servir para generar estrategias que nos permitan seguir avanzando en la conquista de nuestros derechos.

La formación y sensibilización sobre la igualdad. Si un punto quedó demostrado ese día es el siguiente: es urgente seguir sensibilizando a la población sobre lo que significan las brechas de género y hablar sin tabúes acerca de la igualdad y la equidad. La necesidad de continuar esta tarea puede verse en los diferentes mensajes publicados en redes sociales donde se banaliza el activismo por la igualdad y se reduce el mensaje a “felicitar a las mujeres por su día” o peor aún a quitarle valor a una fecha como esta.  En un contexto polarizado como el venezolano muchas veces tenemos miedo a profundizar ciertos temas por temor a que la vorágine político-partidista nos cubra. No obstante, pareciera que el tema del género pudiera ser un convocante despolarizado pues involucra a mujeres de todos los contextos políticos, sociales, educativos y gremiales.

 Barreras estructurales -porque no es suficiente “ponerle ganas”. Una conocida locutora de radio publicó un tweet donde afirmaba que los puestos que ha tenido no los ha alcanzado por ser mujer, “sino por ser capaz”, y pues no estimada Shirley, los logros de una mujer no tienen que ver necesariamente con el esfuerzo personal, porque hay barreras estructurales que no le permiten ejercer una vida plena. No todas las mujeres tienen acceso a la educación que les permita mejores opciones laborales, perpetuando los ciclos de pobreza. De igual forma, muchas mujeres no tienen acceso al sistema sanitario y de salud que les garantice una vida digna. Estas desventajas socioeconómicas y sociales son reales, existen y deben atenderse con políticas con perspectiva de género que permitan que la niña que vive en la zona marginada pueda tener la misma oportunidad de ser una exitosa locutora. Quizás, nuestra tarea como feministas sea ser más didácticas a la hora de explicar estas brechas y en Venezuela tenemos mucho material para eso.

Visibilizar lo normalizado y deconstruirlo. El femicidio es real y es la expresión más violenta del machismo y esto se evidencia en los más de 40 casos (conocidos) en lo que va de año en Venezuela. El machismo como modelo de organización de la realidad está tan normalizado que muchas veces pasamos por alto esas señales inequívocas y evidentes de que algo no está bien. Si bien es cierto que hay divergencia entre los criterios que definen los casos de femicidio, no es menos cierto que el repunte de asesinatos de mujeres por razones asociadas al género debería ser motivo suficiente para prender las alarmas y hacernos indagar más allá de lo evidente ¿Qué está sucediendo que cada vez más mujeres están siendo asesinadas por sus parejas, familiares directos y amigos cercanos? Las feministas tenemos muy clara la respuesta a esta pregunta, sabemos que esto es un problema de seguridad pública y no la coincidencia de casos individuales aislados.

Cada vez somos más. Aunque todavía faltan muchas por sumar, lo que parece evidente este marzo de 2020 es que cada vez somos más las mujeres que estamos trabajando por ser agentes de cambio de esta generación, cada vez hay más valientes que alzan su voz para denunciar las taras sociales que nos hemos negado a reconocer por años, las hay en todas las áreas: activistas y mujeres en política y políticas que promueven la participación igualitaria, las mujeres de las organizaciones no gubernamentales que trabajan denunciando y atendiendo casos de tráfico de mujeres o la feminización de la pobreza en la emergencia humanitaria, las periodistas que se atreven a contar sus experiencias de abuso y violencia psicológica. Sumar mujeres, ser empáticas con sus realidades es la tarea que hay que continuar.

Llegó el momento: aquí me permito ser un poco idealista y soñadora para terminar el texto, pero aun cuando todavía falta bastante camino por recorrer estoy segura de que llegó la hora de ser la #GeneraciónIgualdad.

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Foto de la marcha convocada el 8 marzo 2020 por varias organizaciones venezolanas relacionadas con la Red de Mujeres de Amnistía Internacional, Uquira, Mujeres Radio y otras.

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