La ONU fijó el 6 de febrero como el Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina (MGF). Nada más leer mutilación al lado de genital da clara cuenta de la tortura que eso debe significar para cualquier ser humano, pero es un acto que se comete sólo contra las mujeres, mientras más niñas mejor. No es una mutilación de penes, sino de clítoris incluyendo a veces labios menores y mayores. Evidente discriminación basada en el sexo.
Las niñas y jóvenes son intervenidas bajo engaño, en condiciones anti higiénicas, con hojillas o cuchillas oxidadas e infectadas (con una misma cuchilla pueden cortar a varias, contagiando VIH-SIDA y otras enfermedades), donde muchas mueren del dolor o la hemorragia por el corte o por una sutura mal practicada (sin anestesia) o mucho después cuando tienen su primera relación sexual (algunas requieren un segundo corte para que el marido pueda penetrar) o en el parto (si es que se embarazan, porque algunas, por la profundidad del corte quedan estériles o tienen dificulta para retener el semen para luego llamarlas “calabazas secas”).
Es una aberración que se realiza en unos 30 países de África y de Oriente Medio, así como algunos asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica. Persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda, a pesar de ser reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas y de la existencia de la resolución de las Naciones Unidas del 2012 y de la Unión Africana en 2016 contra la MGF.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 200 millones de mujeres en el mundo están expuestas a la ablación genital. Unas 8.427 niñas son mutiladas cada día, 6 niñas cada minuto. A este ritmo calculan que en 2030 se sumarán más de 90 millones de niñas cortadas.
Recomiendo ver el documental “La manzana de Eva” del español Jose Manuel Colón, para escuchar testimonios de mujeres mutiladas y entender así la magnitud del problema, porque a ellas no solo les cortaron el clítoris, también les cortaron sus posibilidades de parir sin violencia, de elegir a su pareja, de ir a la escuela. La vida de todas, después de esa aberración nunca es normal: orinar, sangrar, parir, son verdaderos dramas para ellas. Depresión, ansiedad, baja autoestima, miedo perenne, son los daños colaterales.
Es curioso como otras mujeres son las que realizan la práctica de la MGF. “Las mutiladoras”, reciben paga del gobierno para que se aseguren de que todas pasen por la cuchilla. Repiten lo que les hicieron a ellas, hasta que alguna toma conciencia o se informa de las graves consecuencias de sus acciones en la vida de su comunidad y rompe el ciclo. Muchas de ellas, al ser informadas y tomar conciencia, están trabajando activamente en organizaciones internacionales para que sus hijas y las hijas de sus hijas no sean víctimas de la MGF: la generación salvada, la llaman, las niñas que escapan de sus pueblos y de sus propias familias para evitar el horror de ser mutiladas.
Las mutiladas de aquí
Mucha gente no sabe que esto existe y al escucharlo por primera vez piensa que es cosa de tribus salvajes o cosas ancestrales de indios de la selva profunda. Pero si bien en nuestro entorno inmediato no se practica la MGF, en el arquetipo colectivo está instalada la creencia de que la mujer nació para reproducirse y que si tiene sexo es para embarazarse, no para gozar. La reacción de rechazo a mujeres mayores con novios jóvenes responde a la ruptura del mandato de que el sexo femenino es solamente para la procreación, cosa que no pasa al revés.
– “Deberían cortarles el clítoris a muchas por aquí”- me dijo una señora en una charla en Caracas-, “para que se les acaben los brinquitos…porque están alborotadas por tener macho”. No hay un llamado a los varones para que dejen de buscar ávidamente sexo o violar o acosar, la culpa es sistemáticamente endilgada a las mujeres, con la consecuente privación de movimiento y ejercicio de sexualidad con libertad. “Ella se lo buscó, por frasquitera”, frase que reproduce la dinámica que justifica la mutilación.
A Morella, a Linda Loaiza y a tantas otras rehenes o asesinadas a manos de un macho violento, les mutilaron su libertad, su derecho a la vida, el placer de disfrutar de su cuerpo a su antojo. Pagaron caro el precio de caer en manos de hombres que las redujeron a ser sus propiedades y que nunca pudieron ser dueñas de sí mismas porque su valía se las tasó otro. Esto en menor medida pasa todos los días, mujeres que dependen psicológica, económica, políticamente de sus padres, hermanos, hijos o maridos, para tomar sus elecciones o decidir sobre sí mismas.
Muchas maneras de ser mutiladas
Simbólicamente, el clítoris (órgano del cuerpo humano con la única finalidad de dar placer y que existe sólo en las mujeres), te lo arrancan cada vez que te dicen que no puedes, que no sabes, que no aspires, que no salgas, que no abras las piernas, que esa carrera no es para ti, que aquí no puedes entrar, que eso no es tuyo. Te mutilan cada vez que te echan la culpa por haber sido violada o acosada. Mutilan tus aspiraciones y esperanzas, tu derecho a vivir una vida placentera.
Si te preguntas cómo una monstruosidad como esta puede pasar, tengo una sola respuesta: es el patriarcado en su demostración extrema de violencia contra las mujeres. Brutal respuesta a la posibilidad del disfrute sexual como derecho, disfrazado de ritual y tradición. Son los patriarcas asegurándose que esa niña no asocie sexo con placer, que llegue intacta al matrimonio (con señores mayores que ella no elige y transada por una dote, usualmente animales) y que tenga claro que su aparato genital es solo reproductor, que para eso nació.
El placer sexual es un coto reservado para los hombres. Como ejemplo de esto, pienso en María Martín y su fantástico libro sobre lenguaje inclusivo “Ni por favor, ni por favora”. Ella nos trae a la atención la forma diferenciada como define la Real Academia de la Lengua las palabras cunnilingus y felación (por cierto, la palabra clitoridectomía, que es como se le llama a la extirpación del clítoris, no aparece en el diccionario). Para la primera dice “m. Práctica sexual consistente en aplicar la boca a la vulva” y para la segunda “f. Práctica sexual consistente en la estimulación bucal del pene”. Aplicar vs estimular. No se estimula a la mujer, sólo a ellos: “la experiencia y el saber masculino se sitúan como eje de la experiencia humana, es el androcentrismo”, concluye María.
Para el patriarcado, en su lógica binaria de entender la vida, mujer que disfruta del ejercicio de su sexualidad es prostituta. La que tiene sexo para tener hijos, todos los que dios le depare, son santas. Para la inmensa mayoría de mujeres, no hay alternativas, no hay libertades, no hay opciones para que puedan tener vida sexual abierta y sin juicios. Sólo control basado en una inmensa desigualdad de género. Tenemos que hablar de esto. Que todo el mundo lo sepa. Que la MGF es violencia extrema y que toda forma de mutilación y coacción de libertades contra las mujeres debe parar ya.
Comments (2)
-
¿porque las mujeres denigran a otras mujeres? muy interesante lo que le dijo es señora. Todo es culpa de la mujer pero se olvidan de los sentimientos que nosotras tenemos o lo que sentimos. A mi parecer la mutilacion genital es tal y como tu lo dices «cierra las piernas» algo psicologico vivo en nuestra actual sociedad. Ya no existe el tabu para hablar del sexoy lo que queremos pero si existe el tabu para hablar de los genitales y su importancia
Pingbacks
-
[…] MUTILADAS […]