Durante mucho tiempo me he visto fascinada por el tema del juego en la edad infantil ya que por medio de él el infante aprende a relacionarse, comunicarse, reconocer normas sociales, se autoregula a partir de esperar su turno y así mismo respeta a otros, pero una de las cosas más relevantes frente al juego y su utilidad reside en la identificación que crean estos infantes a través de las herramientas con las que cuentan para jugar, asumiendo roles en función del instrumento, y según la recurrencia estructuran su personalidad y en gran medida sus conductas posteriores van a verse altamente influidas por esto.
El tema del juego se hace un objeto de estudio a partir de las creencias o dogmas que ha establecido la sociedad sobre QUÉ debe jugar cada infante, con QUÉ puede tener mayor contacto, categorizando el juego al máximo de reducir su espontaneidad y libertad en la elección, restringiendo sus gustos al mínimo de ‘’Juego para niñas y juego para niños’’, como si existiese la posibilidad de sexar desde los colores hasta los artefactos que grandes empresas producen para la diversión.
Una de las cosas más frecuentes dentro de nuestra sociedad es ver el uso de juguetes domésticos en niñas, perpetuando su función materna pero además acentuando su rol hacia la atención al otro y entonces percibimos
Niñas a temprana edad saliendo con pañaleras o despertando en las noches para dar el biberón a los ‘’bebés’’
Niñas comprando artefactos plásticos de cocina para hacer las comidas en su cocinita
Niñas limpiando con una escoba y un recogedor hecho a su medida
Coches, pañales de plásticos, muñecos que miccionan y defecan, barbies embarazadas…
Y toda una línea de juguetes donde el trabajo de la mujer se reduce a la atención, el cuidado y el servicio, mientras que el niño puede ensamblar, construir, ensuciarse, trepar, competir, usar carros que dan vueltas, prenden luces y se manejan a control remoto, sonidos del universo, y un sinfín de cosas que la sociedad estimula para el uso de los varones.
¿Alguna vez nos hemos preguntado cómo sería el desarrollo posterior de aquella niña que pueda estimular su cerebro al máximo a partir de todos los juegos que han sido denominados ‘’para niños?
Parte de mantenernos en una sociedad MACHISTA está avalado por madres que han forjado la labor de pasividad, llevándolo generación tras generación, brindándole una gama de elección limitada a sus niñas reduciendo su posibilidad a ‘’sólo juegos de niñas’’, de servicio, como si las niñas no pudiesen estimular sus hemisferios para manejar un carro a control remoto sin chocar, o pudieran desatornillar o usar un martillo.
La invitación: Estimulemos los dotes de habilidades que todos los infantes tienen, los niños también pueden ser grandes chef como Sumito Estévez, y las mujeres grandes conductoras como María Teresa de Filippis.