“¡Qué bien te quedó este trabajo!”
Tú: ¿en serio? ¿Te parece? Bueno más o menos…tiene sus detallitos…
“¡Tus cifras van en ascenso, te felicito!”
Tú: bueno eso es porque mi equipo trabaja super bien. Realmente es el producto de un esfuerzo colectivo…
“Te voy a mencionar en mi discurso como la persona clave del éxito de nuestro departamento”
Tú: ¡nooo por favor! ¡Qué pena! Yo prefiero estar bajo perfil.
¿Hasta cuándo?
Humildad, cooperación, apoyo son buenas cualidades comúnmente asociadas a liderazgo femenino. ¿Pero sabes qué? Con eso no ascendemos. A nosotras como mujeres el lenguaje de la competencia nos suena arrogante, ajeno, masculino. Quizá por eso ellos están más en la cima y nosotros en la base.
La gracia está en saberlo decir sin sonar agresivas y sin restarle crédito a los demás. Porque hay una delicada línea entre ser asertiva para lograr lo que queremos y ser pedantes ahuyentando a la gente. Lo importante es que recibas el reconocimiento que mereces, que TÚ MISMA lo veas, que lo celebres y que le saques el máximo capital político para tu avance profesional.
Por ello la próxima vez responde así:
“¡Qué bien te quedó este trabajo!”
Tú: Gracias, yo estoy también muy satisfecha con lo que hice.
“¡Tus cifras van en ascenso, te felicito!”
Tú: me esforcé mucho este período y ahí están los resultados. Logré conformar un equipo sólido que se involucró durante todo el trabajo conmigo.
“Te voy a mencionar en mi discurso como la persona clave del éxito de nuestro departamento”
Tú: ¡Qué bien! Eso me gustaría mucho. Te lo agradezco
¿Cómo te sonó ahora?
Dilo en voz alta, las dos versiones, y registra cómo te hacen sentir, sobre todo en el cuerpo. El primer caso resta
energía, el segundo la genera, es lenguaje empoderador.
energía, el segundo la genera, es lenguaje empoderador.
¿Ves la diferencia?
Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.
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