¿Cómo entendemos las mujeres la Competencia? Poder y Género.

¿Cómo entendemos las mujeres la Competencia? Poder y Género.
junio 20, 2015 Susana Reina
Las empresas privadas compiten por espacios de atención de
sus potenciales consumidores. Compiten con otras empresas que acceden a los
mismos mercados. Pero también se compite dentro de las organizaciones. Se
compite por promociones, incentivos, ascensos, remuneraciones,
reconocimiento…Se compite por poder. El poder es una estructura de
posibilidades que tiene origen diverso, pero pivotea a través de las personas y
sus liderazgos.
Las figuras de poder nos acompañan desde la infancia. Nuestra
madre y nuestro padre ejemplifican las capacidades que nos comenzaron a enseñar
sobre libertad, restricción, premiación, castigo, construcción y destrucción.
El crecimiento del poder individual, en sus manifestaciones físicas y mentales,
acompaña la construcción de poderes sociales que nos insertan en la compleja
maraña de interacciones de los primates humanos.
Las mujeres tenemos una percepción del poder algo diferente
de los varones. El varón crece y se desarrolla muy condicionado por su rol en
la guerra, por lo que su crianza conserva múltiples juegos y conversaciones que
estimulan su desempeño agresivo en medio de los conflictos competitivos. Las
mujeres somos también muy competitivas, pero percibimos la competencia como una
larga carrera de obstáculos con relevos, con múltiples participantes
construyendo una ruta de desempeño que nos posicione en ventaja con respecto a
nuestros competidores. Incluso aquéllos, nuestros competidores, tendrán para
nosotros un espacio de interacción no definitiva, no necesariamente cargado de
derrota, ni solemos interpretar la derrota como humillación.
La competencia interna en las organizaciones está cargada de
roles preconcebidos que dificultan el acceso de las mujeres a los puestos de
partida competitiva en condiciones equitativas con los varones. Las mujeres
deben pelear este espacio con su propia conciencia sobre el doble reto
involucrado –vencer las limitaciones de acceso al espacio competitivo y luego
vencer al competidor- mientras aparentan estar pendientes de su imagen,
construyen diálogos que no resulten agresivos o inhibidores para la
masculinidad en su entorno y al mismo tiempo no destaquen en exceso sus
debilidades para evitar que se active el varón violento y depredador.
Avanzar hacia pautas de competencia y cooperación más
naturales, profundas y extensivas en todos los espacios de la organización es
también una forma de completar un ejercicio competitivo global más armónico y
posicionado con respecto a las necesidades de equilibrio de género en las
organizaciones.
Las organizaciones deberían asegurar que las competencias
internas incluyen suficientes perfiles femeninos, porque en cierto modo así,
están asegurando un perfil competitivo de la empresa más sólido y sostenible.

FEMINISMO
INC
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