Desde hace algún tiempo el término «SORORIDAD» ha estado en el lenguaje feminista y desde 2018 la Real Academia Española la define como “agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo” … Normalmente la vemos como ese apoyo entre mujeres, pero hoy quiero ver ese otro lado de la «reciprocidad entre mujeres».
Ser sorora para mí, va más allá de tener un objetivo común, es realmente no culpar, juzgar, o insultar a otras mujeres (así haya cierto «roce» entre nosotras) por actos que corresponden a alguien más… Hace unos días, escuchaba a una chica hablar sobre la esposa de su «pareja» y lo único que había en su conversación, eran insultos y descalificativos hacía esta. En ese momento yo pensaba: «Pero si ella no es la culpable de que él esté casado» y recordaba la frase que utilizaba mi mamá «no te refieras a las personas como no te gustaría que se refirieran a ti».
En ese momento me di cuenta que es más fácil culpar a la otra mujer «esposa o amante» de lo que este hombre hace, que podemos caer tan bajo, hasta incluso desear lo peor que se nos venga a la mente… Situación que tristemente es bastante común en nuestra cultura.
Haciendo spoiler de la historia que mencioné anteriormente, meses después escuché a la misma chica decir: «Es que ella no tiene la culpa, te puedo decir que ella es buena, lamento en algún momento haberla ofendido tanto y causarle un daño tan grande» en ese momento, hubo un aire de paz en su mirada porque realmente entendió que no podemos juzgarnos y ser enemigas por un hombre, un trabajo o cualquier situación…
Ese día entendí, que nuestra sororidad debe ir más allá de aplaudirse en las buenas y que no es solamente para unas sí y otras no, o solo para mis amigas y para las demás no. El verdadero significado es ser sororas, hasta con aquellas que podemos tener ciertas discrepancias, y que la sororidad es no faltarnos el respeto en ningún caso, no juzgarnos, no humillarnos, incluso, ser empáticas entre nosotras en todo momento, porque… JUNTAS SOMOS MÁS FUERTES.
La sociedad nos ha llevado a creer que no podemos llevarnos bien entre mujeres, que todas las mujeres son competencia y que somos conflictivas entre nosotras, ¿Pero por qué? Esa cultura machista, se ha encargado de dividirnos, de hacernos pensar solamente en competir y ver como una utopía el poder llevarnos «bien» o incluso considerar que en algún punto una amistad sincera entre mujeres va a terminar mal, situación que juntas debemos trabajar y mejorar, para lograr una verdadera hermandad.