Cuando era adolescente, mi abuelo me vio encender la cocina a gas al girar el botón.
—–¡Oh! ¿Que es eso? ¿Como lo hizo?
Le expliqué que ahora las cocinas a gas traen un piloto.
—–ven ven ese que ves allí, siempre está encendido, solamente abres el paso del gas al girar este botón y listo.
Quedó maravillado.
Ahora me toca a mí sorprenderme con todos los adelantos que han surgido en los últimos tiempos. Pero solo quiero calma, poco a poco, ¿Cuál es la prisa?
Nos cambiaron las reglas del juego y nos cuesta entender las nuevas; si, todo un adelanto, pero se actualizan a menudo, cuando estamos empezando a dominar el sistema, implantan otro formato.
El celular y la computadora los manejo bien, pero cada vez aparecen nuevos aparatos, ahora se puede hacer una conexión de un celular a otro usando bluetooth, das todos los pasos indicados y sale » no se encontró un dispositivo cerca»
¡Que! ¡pero si está al lado!
Me sentía mejor cuando se podía hacer un reclamo o una petición de un servicio. Hablabas con la persona indicada, a veces tu problema era solucionado, otras veces no, pero al menos habías expresado tus inquietudes. Ahora si llamas al Banco, una voz te dice:
Marque 1 para…
Marque 2 para…
Marque 3 para…
Y si llegas a 4 y todavía hay conexión date por satisfecha.
Y si decides ir al banco a informarte cómo solucionar tu caso, la recepcionista, cual autómata dice » haga su petición vía telefónica”
Todo es automático, se perdió el contacto persona a persona. Nos hemos deshumanizado.
Otro caso: Suena el teléfono y es una Compañía para recordarte el pago del servicio.
Dice la voz:
—-Si usted es el titular del servicio marque 1
—-Si ese teléfono no es del titular marque 2
Marcas 2 porque no eres el titular, dice
—-comuníquese con el dueño lo más pronto posible.
Y tú, ¡pero si no conozco a esa persona!
No puedes contestar para aclarar la situación porque es una máquina la que habla contigo.
Puede que al día siguiente se repita la llamada, hasta que decides bloquear el número. Quizá estos ejemplos parezcan tontos, pero para nosotros no.
No se puede pensar solo en los de la generación Milleniun o la Táctil que dominan con maestría todos esos adelantos. Deben considerar a la generación Silenciosa a la cual pertenezco, llamada así porque es la comprendida entre los años 40 y 50, en plena 2da guerra mundial.
Somos la generación que cuidaba y respetaba a sus mayores.
Por mucho interés que se ponga, nuestras neuronas van a otro ritmo.
Ahora somos más longevos, pero queremos llegar vivos, y para lograrlo debemos mantenernos al día, y prepararnos para aprender esta nueva forma de vivir y no que nos confinen en un geriátrico porque estorbamos, sin pensar que es cuando más se necesita el cariño y la cercanía de los seres queridos, porque al saberte apartado de tu familia, la imaginación vuela y te lleva a esos días donde tú eras el centro de la familia.
La nostalgia va minando tu salud y piensas, no importa, valió la pena haber sido útil sin pedir nada a cambio.