Los libros de historia de Venezuela están repletos de nombres masculinos, al igual que las calles, plazas e instituciones que honran a nuestros héroes y próceres de la Independencia. Sin embargo, pocas son las mujeres que disfrutan de esos privilegios históricos, a pesar de que su participación ha sido crucial a lo largo de la historia de nuestro país. Es hora de visibilizar sus aportes y darles el lugar que merecen.
En la lucha por la Independencia, innumerables mujeres renunciaron a sus privilegios y sacrificaron sus vidas por la libertad. Desempeñaron diversos roles: espías, organizadoras de reuniones clandestinas, enfermeras, cocineras, mensajeras e incluso combatientes en el frente de batalla. Algunas lideraron acciones decisivas, como Luisa Cáceres de Arismendi, quien soportó encarcelamientos y humillaciones sin rendirse, o Josefa Camejo, una figura clave en los movimientos armados en Falcón; pero sus nombres no resuenan con la misma intensidad que los de muchos íconos masculinos.
El desdén histórico hacia las mujeres no se limita a la época de la Independencia. A lo largo de los siglos, las venezolanas han demostrado su resiliencia y su compromiso con la construcción de una sociedad más justa. Desde las lideresas de la Independencia hasta las mujeres que encabezaron movimientos sociales en tiempos recientes, la historia de Venezuela está repleta de triunfos de mujeres que merecen reconocimiento.
Hoy, en medio de la convulsión política y social venezolana, una vez más son las mujeres quienes se levantan para construir la paz. Lideran movimientos políticos, organizan redes de apoyo, protegen a personas en situación de riesgo, ayudan a familias de activistas presos injustamente, denuncian las injusticias y proponen alternativas económicas. Mis paisanas, con valentía y creatividad, están demostrando que, ante las peores adversidades, su compromiso con la vida y la justicia sigue siendo inquebrantable.
Los currículos educativos, los homenajes y las narrativas sobre el pasado deben ser reescritos desde una perspectiva de género. Necesitamos contar las historias de las mujeres invisibilizadas, destacar su papel en la conformación del país y reconocer que, sin ellas, ni la independencia ni la paz serían posibles.
Este artículo, por supuesto, no surge del vacío, surge de la esperanza. Hoy, en Venezuela tenemos a una mujer liderando uno de los momentos históricos más importantes de nuestra historia contemporánea, donde está en juego la libertad del país. Ella aun sin ser feminista, ha demostrado que las mujeres podemos ser firmes, fuertes, estrategas y valientes. Hoy, al igual que ayer, las mujeres venezolanas siguen siendo protagonistas de la lucha por la justicia y la igualdad. Su fuerza, resistencia y capacidad para sanar y reconstruir son fundamentales para imaginar una Venezuela libre, próspera y democrática. No es solo una cuestión de justicia histórica, es una necesidad urgente para transformar nuestra sociedad.