No puedo dejar de maravillarme por la movilización realizada la semana pasada por el pueblo de Puerto Rico, que culminó con la renuncia del gobernador Ricardo Roselló, después de la filtración de casi 900 páginas de la aplicación de mensajería “Telegram”, publicadas por el Centro para el Periodismo de Investigación de Puerto Rico, donde 11 principales miembros de su gabinete y asesores usualmente se comunicaban.
Y me maravillo porque gracias a las luchas feministas, ya a la gente no le parece “tan normal” que un dirigente político use expresiones sexistas, misóginas, homofóbicas y racistas para referirse a una persona o a su pueblo. Es lamentable que estemos más que acostumbrados a ver que desde el poder mal entendido, se suela denigrar y aplastar a adversarios, descalificar a quien disienta, insultar, excluir y discriminar a quienes no aplaudan o aprueben a un líder o una gestión. Y a esto le llaman estrategia, control táctico, artillería comunicacional.
Cuando se trata de minorías o grupos desfavorecidos el irrespeto pasa a ser interpretado como inocente y jocoso: “Mañana te doy lo tuyo”, “Cuando tienes dinero las mujeres te dejan que le agarres la “pussy” (vulva), “o dejó de tomar sus medicamentos o es una hijadeputa”, “Ricky Martin es un machista tan machista que se coge a los hombres porque las mujeres no están a la altura”, “esa es tu gatita”, “eso fue hace 2 años, 200 libras atrás y 7 machos menos” “antipatriarcal, feminista, lesbiana, trans, caribeña, latinoamericana: eso tiene que ser algún tipo de récord, ¿no?», “lo único interesante que mostró esa señora fue su escote”, “no tengo días malos porque no soy mujer”, “no te violaría porque no te lo mereces”… son algunas de las frases llenas de lenguaje cosificador, arrogante y soez que hemos escuchado de Jefes de Estado, de izquierda y de derecha, en ejercicio. Esto es violencia, intolerancia, irrespeto. Es delito disfrazado de costumbrismo cultural, de chiste, de broma inocua.
No es normal
Que un poderoso se burle o maltrate, sobre todo a mujeres, pobres, negras, prostituidas o lesbianas o gays, no es nada nuevo. Lo novedoso aquí, es que la gente se haya ofendido y haya actuado de manera contundente, convirtiendo la indignación en protesta masiva y colectiva. Alguien me comentaba que lo que hizo Ricky no era para tanto… que este señor Roselló levantó a la isla boricua del desastre del Huracán María en sus dos años de gestión (aunque no hizo mención a los escándalos de corrupción que han surgido por esta causa)… que es una lástima que se tenga que ir por hacer comentarios que en el fondo todos hacemos y celebramos… que al lado de su buen desempeño eso de estar en un chat no oficial para drenar presión no tendría que ser censurado de manera tan drástica…
Pero creo que no cabe perdón aquí, porque es que tenemos que apostar siempre a la integridad personal, más aun cuando se está al frente de las delicadas funciones de Gobierno. Yo no puedo ser una líder creíble, una estadista confiable, si al tiempo que dirijo los destinos de un país, muestro mi peor cara como persona. No hay escisión posible. El lenguaje no es inocente, porque lo que se dice genera y crea realidades, más aun cuando emerge de quien supuestamente representa a todos.
Los machistas no pueden seguir gobernando.
El machismo suele venir acompañado de racismo, aporofobia, clasismo, sexismo, homofobia, corrupción. Es la expresión global de una manera de ver y entender las relaciones con los demás. Todos y todas deberíamos exigir de quienes deseen ser electos, que expresen de forma abierta su concepción acerca de la igualdad de género, su programa de gobierno en materia de inclusión y diversidad, observar la manera como encubre micromachismos en sus discursos, evaluar sus acciones concretas ante mujeres en posición de vulnerabilidad, precisar sus compromisos para eliminar el patriarcado y la supremacía masculina como sistema. Es un acto de profunda irresponsabilidad votar por machistas declarados, pensando que eso no tiene nada que ver con su gestión. Esa ligereza la pagamos cara.
Favorablemente los tiempos y la gente están cambiando. Las nuevas generaciones están menos dispuestas a mantener a sátrapas en el poder. No hay intocables y gracias a las redes sociales tarde o temprano todo se sabe. Después de este “telegramgate” como se le llama al escándalo que suscitó tan irresponsable acción de todo un equipo de gobierno y del ejemplo que el pueblo boricua nos dio, esperamos que a futuro, quienes deseen gobernar una nación, revisen sus creencias, estereotipos y sesgos de género, para que ejerzan el poder respetando los derechos de todos y sobre todo, que no usen el engaño y el desprecio como estilo de liderazgo. Eso, o esperen resistencia.
Fotos: Zaira Reyes. PR.