La periodista Mailbort Petit publicó hace unos días por Twitter una noticia que aun cuando tuvo no pocos retweets, pasó como por debajo de la mesa: “ #Hilo #LOPNA Atención: me llega una grave denuncia de acoso y abuso sexual con víctimas menores de edad (5 víctimas a la fecha) de las integrantes de la selección Cadete-Juvenil de #Venezuela en el deporte de esgrima. Los documentos que cursan en la Fiscalía señalan que el presunto autor de los actos denunciados sería el entrenador de la Selección Nacional de Sable Luis Salazar. El caso cursa en la fiscalía 8va del Ministerio Público del Estado #Yaracuy bajo el número MP 1142582019. Salazar -dice la denuncia- cuenta con el apoyo de poderosos políticos y agentes deportivos quienes están tratando de tapar estos hechos que son continuados, agravados y con multiplicidad de víctimas especialmente vulnerables. Solicitan a la Federación Venezolana de Esgrima que se pronuncie sobre las acusaciones contra Salazar”
Por esas casualidades de la vida, en uno de mis talleres recientes, estaba entre las participantes una chica que perteneció al team de esgrima. Esta joven, quien pidió mantener anonimato, llamémosla Sofía -en honor a la campeona del Campeonato Mundial de Esgrima 2018, la rusa Sofia Pozdniakova-, compartió conmigo una suerte de manifiesto personal sobre la urgente tarea de eliminar la discriminación de género en el deporte y mantener este caso en la agenda pública para hacer justicia.
Deporte como espacio desigual
Sofía piensa que el deporte es una expresión más de la sociedad en la que vivimos, por eso mismo es un espacio desigual. “En el deporte tu género determinará en gran medida tu acceso a determinados espacios de poder o no dentro de su estructura. La trampa y lo peligroso del deporte es que la sociedad idealiza este espacio, cuando dentro de él ocurren situaciones bastante perversas, porque más allá de un asunto de medallas, esfuerzo, éxito, disciplina, también encontramos situaciones ligadas a corrupción, rivalidades, competencia desleal, violencia de género, machismo…”
“Hay un incansable esfuerzo por dividir los grupos entre femenino y masculino, desde la categoría infantil, propia del sistema deportivo mundial. Pero esta división se hace bajo el supuesto según el cual se cree el masculino tiene mayor fuerza y más capacidades para determinados ejercicios y exigencias físicas, dejando entre dicho que las mujeres somos “más débiles”. Esa debilidad física pareciera generalizarse a debilidad intelectual: “Las mujeres en toda la estructura asumen normalmente espacios donde no se ejerce poder determinante a la hora de tomar decisiones que impactan. Las entrenadoras van a los equipos infantiles porque el machismo también denigra de la niñez (de todo aquello que pueda sentir débil, bajo sus creencias), incluso en ocasiones no son ni entrenadoras oficiales de estos equipos”.
Los cuerpos de arbitraje y técnico, a la hora de una competencia están integrados en su mayoría por hombres: “las mujeres mayormente ocupan puestos de secretarias, vicepresidentas, pero el espacio crucial de poder es ejercido en su mayoría por hombres y en caso de que sea ocupado por una mujer, no garantiza que pueda generar cambios o que verdaderamente sea tomada en serio. A la hora de designar entrenadores, siempre se piensa en las mujeres en el último minuto, y solo si queda un espacio que algún hombre no puede ocupar. Las mujeres mayormente son fisioterapeutas, enfermeras y asistentes técnicas”
Sofía nos cuenta que en 10 años de práctica sólo tuvo entrenadores masculinos. Algunas mujeres con buen nivel pueden contribuir en algunos entrenamientos pero no son entrenadoras oficiales ni permanentes “cosa que me parece muy lamentable e inmoral, puesto que en muchos deportes no se permiten mujeres dentro cuerpos técnicos de equipos masculinos, pero no hay ningún problema en que los equipos femeninos estén gobernados y minados de hombres… si vamos a seguir trabajando en base a nuestras diferencias biológicas, pues que sea en todas las áreas, debe haber igualdad de condiciones… Hay mucha promiscuidad en el entorno, cuando se realizan las concentraciones de entrenamientos y para las competencias. Muchas atletas empiezan relaciones sexuales con entrenadores, cuando son menores de edad y esto está gravemente naturalizado, se ve hasta romántico para algunos”- dice Sofía.
Casos de acoso sexual en la Federación Nacional de Esgrima de Venezuela
Sobre la acción que cinco chicas están llevando adelante en contra de Luis Salazar, entrenador en esgrima, Sofía advierte que este no es el primer caso denunciado: “Hubo uno reciente -hace 2 años- sobre la violación de una niña menor de edad a manos de Oswaiberth Guevara, quien era parte de la directiva de la Asociación de Esgrima de Miranda y entrenador del Colegio San Agustín y del gimnasio vertical del IND. Aún estamos a la espera del juicio y una sentencia, entendiendo los vicios del sistema judicial venezolano”
Ahora bien, ¿quién es Luis Salazar? “Era el entrenador oficial no sólo de la Selección Cadete-Juvenil, este señor hasta hace unos días tenía el monopolio del Sable Femenino en todos los niveles (infantil, cadete y juvenil), el entrenador oficial de la Ex Ministra Alejandra Benítez desde Beijing 2008 (si mal no recuerdo). Es decir, estamos ante un hombre, que al menos dentro del pequeño y reducido espacio de la esgrima sugería tener poder. Afortunadamente, las 5 se juntaron e hicieron la denuncia. Hoy, 3 chicas las retiraron y 2 siguen con el procedimiento, yo entiendo que, hay una presión y pugna de poder interna en la esgrima en contra de esta denuncia, por lo que representa Salazar para la esgrima nacional. Entonces, eso de decir que les pagaron para hacer una falsa denuncia a mí no me queda del todo claro, lo cierto es que siguen las averiguaciones sólo por dos de las denunciantes. Las denunciantes que se mantienen contra Guevara y Salazar, son niñas que pertenecen a familias de sectores económicos más acomodados, es decir, para ellas la esgrima no es su única opción”.
Mientras, “Salazar tiene prohibido pisar una sala de esgrima en el territorio nacional. Espero que esto sirva de escarmiento para las autoridades, y así eviten la complicidad, sobre todo para los hombres que hacen vida en la esgrima y acostumbran tener este tipo de prácticas”. Al momento, no ha habido un pronunciamiento oficial por parte de la Federación Venezolana de Esgrima repudiando el caso de Guevara.
Hay que denunciar y hacer visible la discriminación
Son apenas unos pocos casos los que se denuncian y logran salir a la luz pública, pues muchas no pueden darse el lujo de hablar porque no ven o no tienen otra opción en el mapa más que la práctica de su deporte. La mayoría de las atletas de alto rendimiento deben dejar sus estudios universitarios, o en el mejor de los casos lo llevan a medias y a merced de una calidad educativa bastante deficitaria.
Denunciar y dejar de naturalizar hechos discriminatorios, son las acciones que corresponde acometer ante casos de exclusión, hostigamiento y corrupción, y poder llegar así a esclarecer la veracidad de lo denunciado para asignar las responsabilidades que correspondan. Pero también es necesario revisar las prácticas y reglas que impiden que más mujeres sean entrenadoras y lleguen a posiciones directivas, para equilibrar las relaciones de poder en el ámbito deportivo.
Sofía, al igual que muchas, se quedó sin poder participar de la selección nacional por un sistema excluyente que promueve y cierra los ojos ante la discriminación en el deporte venezolano. Justicia.