Seguimos avanzando en nuestro continente en cuanto a plazas de trabajo para las mujeres. Si algo está presentando cifras positivas en América Latina es la posición del sexo femenino en la gestión de las empresas. La Organización Internacional del Trabajo, OIT, en sus cifras, presentadas recientemente y haciendo la comparación con las tasas a nivel mundial, presenta como hemos aumentado esa participación.
Cifras que también reflejan que la mujer de nuestro continente está mostrando crecimiento en las áreas educacionales, lo que le permite optar a mejores cargos profesionales.
Lo que si se sigue reclamando es el cargo de las mujeres en la alta dirección, es decir, que por una parte nos reconocen los conocimientos para cargos medios, sin embargo, los hombres siguen liderando, por así, decirlo, los rangos de mayor poder. Esto trae un problema de techo laboral para las mujeres, porque en muchos casos la alta directiva donde se encuentran los hombres delegan muchas de sus actividades a las compañeras. Esta diferencia también trae una brecha salarial entre ambos sexos. Estas diferencias también permiten decir que hay actividades dentro de las organizaciones socialmente masculinizadas, en este caso, los altos cargos vs. la feminizada que apuntan a cargos medios.
Sin embargo, debemos decir que las mujeres en el ámbito laboral mantienen un grado de culpa ante lo que sucede en las empresas. Algo que todavía cuesta en las mujeres es desprenderse de aquella imagen maternal, donde sin conocimiento la aplicamos también en las áreas laborales. Que el jefe nos pida hacer un trabajo que le corresponde a él, por su rango directivo y se lo hacemos, colaboramos a que esa línea de mando continúe restando méritos a nuestra profesión. Un ejemplo clásico, lo tenemos en el hogar, los hombres hacen la parrilla; prenden los carbones, se encargan de la carne pero a las mujeres les sigue tocando lavar los platos, hacer la ensalada y servir. Impensable cambiar los roles. Igual ocurre en el trabajo, las mujeres en sus cargos medios aportan más ideas, realizan el trabajo con mayor productividad, sin embargo, no nos promueven al alto cargo.
Será que nos toca aplicar aquella frase célebre de María Félix, figura del cine mexicano; “Yo tengo corazón de hombre y por eso las cosas han ido bien para mi”
