Ficha Lectura 1: Vindicación de los Derechos de la Mujer, Mary Wollstonecraft

Ficha Lectura 1: Vindicación de los Derechos de la Mujer, Mary Wollstonecraft
mayo 28, 2017 Susana Reina

Estoy cursando una Especialización en Género con la Unión Iberoamericana de Municipalistas y ONU Mujeres. Una de las evaluaciones del curso consiste en elaborar una Ficha de Lectura sobre libros fundamentales del Feminismo. Se me ocurrió que una vez que me las vayan evaluando las voy a ir colgando en mi blog y así comparto con tod@s mis seguidor@s lo que voy aprendiendo

Esta primera es sobre el Maravilloso documento VINDICACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER  (lectura resumen del texto del mismo título de Mary Wollstonecraft, en la versión traducida de C. Martínez para Cátedra Instituto de la Mujer)

 

Planteamiento central del texto

Las mujeres viven en un estado de minusvalía psico-social impuesto por relaciones que, supuestamente, buscan protegerla y glorificarla como “ser especial” pero que le niegan lo que, a juicio de la autora, son las oportunidades básicas para forjar el carácter y extraer la virtud entre los seres humanos: la razón, el trabajo productivo y la libertad.

El conjunto de supuestos privilegios derivados de esta condición “especial” de la mujer, el arraigo de los poderes que construye con su belleza, el dominio sexual que pudiera ejercer sobre el hombre, la vida de provisiones aseguradas para dedicar sus cotidianidades al arte o al placer, todo no es más que un constructo artificialmente construido para evitar la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres que debe ser estimulada por el Estado y promovida en todos los ámbitos, desde la educación temprana.

Ideas clave 

  • Hay una similitud evidente entre la sumisión inherente a los regímenes políticos que institucionalizan la tiranía del poder basado en la fuerza bruta y la opresión, con el conjunto de ideas que pretende la sumisión de la mujer. La sumisión de la mujer al hombre (no a la razón que pudiera estar expresando) es, en definitiva, un caso más de sumisión humana, como el que podría derivarse reinados o de dictaduras de raza de clase social.
  • Si las sociedades humanas privilegian la razón, disminuirán las tiranías y, de manera inevitable, disminuirá también hasta desaparecer en estas sociedades la sumisión de la mujer.
  • La mujer debe acceder al despliegue de la virtud que solo garantiza el accionar vital para enfrentar las carencias típicas de las clases medias (en países civilizados, puede ser ampliado al concepto de la lucha por la mejora en las condiciones propias de la vida para cualquier humano que no nazca en cuna de oro) y vivir con el destino protector de un varón solo puede limitar el despliegue de la virtud y el carácter.
  • Cualquier prebenda obtenida del rol cosificado de la mujer (como objeto sexual, o como madre o como “ser exquisito y sensible incapaz de dominar sus emociones” y que merece, por tanto, protección) solo atiende a la ventaja que cualquier ser usaría si estuviera a su alcance para más fácilmente acomodarse y disfrutar. La única actitud de dominio o conquista que debería ser socialmente tolerable a partir de los atributos físicos o emocionales (de una mujer o de un hombre, que también los usa) sería aquella derivada del amor entre personas, pero no la que imponga otros mecanismos de sumisión o control.
  • La educación debería ser la herramienta igualadora en la construcción de ciudadanía. Debería incluir la protección del cuerpo femenino, para que no sea manipulado en función de las expectativas sobre su uso simbólico o práctico en los roles machistas previstos para la mujer.


Principales aportes 

Los aportes del texto, vistos en contexto histórico y situacional, son espectaculares, revolucionarios. Por un lado, trascienden el reclamo genérico a la igualdad surgida del racionalismo y que ya podría haber estado presente de manera oblicua y mucho menos clara en algunos filósofos liberales, pero por otro lado argumenta en profundidad con señas anticipatorias de los planteamientos y enfoques que haría suyos la sociología ciento cincuenta años más tarde.

El primer aporte consiste en presentar la discriminación de género y la sumisión de una parte de la humanidad a otra, como un componente explicable de un sistema más general de interacciones en el que se produce tiranía y sumisión. De este modo, libera al asunto del riesgo de la diferenciación “biologicista” y/o de la diferenciación religiosa. La discriminación es un fenómeno social derivado del ocultamiento de la razón (por ejemplo, a través de una educación equivocada) a una parte de la sociedad. Este ocultamiento es comparable al que permite a un tirano hombre, someter a otros hombres.

El segundo aporte consiste en despojar de adornos y simplezas esta relación de sumisión y demostrar que dichos adornos están diseñados para confundir la esencia del proceso diferenciador. Por ejemplo, protejo a la mujer, incluso me someto a su poder sexual y a su exquisita sensibilidad (o, como contracara de la misma moneda, me protege un hombre y lo someto sexualmente con mi poder y mi sensibilidad) porque no es dable considerar que puede la mujer, por educación, por razón, por esfuerzo productivo, por libertad en igualdad, acceder al poder que yo tengo como hombre. Los obsequios y las galanterías no son simples herramientas para facilitar una relación de amor entre iguales. Son expresiones del diferencial entre géneros en esa relación.

El tercer aporte consiste en desarrollar la teoría del arraigo educativo del proceso diferenciador y discriminatorio, por lo que no es suficiente que se deje de discriminar educativamente ambos sexos. Se requiere una política activa (lo que resulta extraordinariamente moderno dado el contexto y los alcances en las competencias gubernamentales y en el concepto de políticas públicas para esa época) de educación transformadora para las niñas y mujeres que contribuya al posicionamiento creciente en el mundo público (el mundo del poder masculino).

Preguntas e inquietudes personales (del lector) que se desprenden de la lectura.

Manteniéndonos en el contexto de este resumen, es decir, sin abordar los contenidos completos del libro y en el contexto general de mi ignorancia sobre los detalles históricos que significaron la vida de la autora (más allá de los aportes de la reseña biográfica previa a la lectura), creo que puedo identificar algunas inquietudes (a veces solo derivadas de sensaciones, no necesariamente precisables en algún aspecto del texto) que me gustaría compartir:

  • Ella pareciera narrar con la naturalidad de lo evidente, asuntos que, dado el contexto de la época, muy pocos trataban y que, en general, no era válido discutir con amplitud ¿se generarían en ella las dudas y la culpa típica del que se sabe transgresor?
  • ¿Tendría ella un comportamiento acorde a estas ideas? ¿Evitaría que le abriesen la puerta o le ayudasen con el acarreo de un peso pesado? Me inquieta pensar cómo sería la cotidianidad de alguien posicionada en ideas tan revolucionarias para esa época, cuando sé que hoy en día a las feministas modernas, todavía nos cuesta lidiar con los aspectos más machistas de los supuestos privilegios que nos ofrece la protección discriminante.
  • No pareciera abordar ningún análisis de la cosmovisión cristiana de la mujer (y la reseña biográfica no se refiere a ella como no creyente o como practicante católica o protestante -esto último, supongo, inimaginable) y me hubiese gustado leer sobre la inserción de sus ideas en el ámbito de una sociedad que había dado un vuelco conservador a partir de la reforma calvinista.
  • También me queda como inquietud pensar en sus parejas, si llegó a tener con ellas comunión de intereses (por ejemplo, con el padre de Mary, con el que se llega a casar) y qué pensaría ella del matrimonio, un contrato “ancla” de la relación de sumisión en aquella época.

Evaluación crítica

Me asombra el tono narrativo de la autora, alejado del fervor reivindicativo que tienen otras narraciones feministas más modernas, a pesar del sufrimiento de su propia vida y aún en las partes en las que, de manera más evidente, profundiza en la crítica a una sociedad intolerablemente injusta. Creo que esta fortaleza personal le permite evaluar asertivamente incluso el rol del hombre como receptor inmerecido de estos privilegios y el rol de la mujer que se adapta agradecida a la mutilación de sus potencialidades, lo que le otorga al texto una vigencia extraordinaria y un cierto matiz “rector”, “catequista”, cargado de orientaciones morales. Me parece casi poético el planteamiento que la lleva a excluir de los artificios emocionales vinculados a la conquista de pareja, aquellos que se justifican por el amor.

Me impresionó mucho la preclaridad para interpretar las relaciones sociales de su época. Creo que sus planteamientos logran una profundidad precursora que aún perdura. Analizar las relaciones sexuales y sus vínculos con la estructura patriarcal me parece un planteamiento auténticamente de avanzada.

Doy gracias por el contacto con esta lectura, que intentaré ampliar al libro completo y a sus otras dos obras.

 

Ficha elaborada por: Susana Reina en el marco del Programa “Políticas Públicas de Género” de la UIM  

Caracas, 17/05/17

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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