TERCERA EDAD EN EL MUNDO LABORAL

TERCERA EDAD EN EL MUNDO LABORAL
septiembre 15, 2015 Susana Reina

Las que nacimos hacia los años 50 y 60 ya estamos en lo que se llama la Tercera Edad. Muchas cosas han cambiado desde que arrancamos a trabajar en las empresas, sobre todo las del sector privado. Cambiaron las tecnologías de producción, la velocidad de las
comunicaciones, las herramientas de trabajo, conceptos y teorías, los modelos de negocio, marcos jurídicos y cambió la gente, sobre todo la gente.

El contrato psicológico que marca la relación íntima de la persona con su medio laboral ha cambiado también. Las de mi generación nos casamos, literalmente, con nuestro trabajo. La prioridad número uno fue y sigue siendo para muchas la agenda que nos impuso la Organización. Buscamos la estabilidad y la relación a largo plazo, haciendo lo impensable por conseguir metas de crecimiento a costa de nuestros hijos, maridos y salud física y mental.
Jamás se nos ocurrió poner de excusa la enfermedad de un hijo o un acto de grado, y a veces hasta un evento social familiar importante, o un malestar físico, para faltar a una reunión gerencial. El compromiso era a toda prueba. Nos jugamos la vida por la carrera.
Pusimos de moda a la mujer “todo terreno”, la “4×4”, la muti tasking, equilibristas de la casa y la calle, siempre activas, con o sin marido –eso era accesorio-, gerenciando a los hijos como un tema más de la apretada agenda, estudiando al mismo tiempo que trabajabas y mantenías un hogar, poniendo en segundo plano el disfrute y las vacaciones.
Las mujeres de las generaciones que me siguieron lo hicieron distinto. Para aquellas que me tocó supervisar hicieron más énfasis en su calidad de vida. Para las millennials modernas, el balance y la conciliación de la familia con el trabajo son sagrados. No están dispuestas a sacrificar tanto por un empleo. Son más emprendedoras e independientes y menos dirigidas o motivadas por la competencia laboral.
Como siempre que los tiempos cambian, no me voy a poner a decir quien tiene o no la razón, si las maduras o las más jóvenes.  Cada estilo marca una era y al mismo tiempo se adapta a lo que se requiere para triunfar en un contexto dado. Tendemos a criticar a las chicas pensando que no tienen el compromiso y la entrega que se requiere para echar los proyectos adelante “como las de antes”, o al revés, ellas nos critican por olvidarnos de nosotras mismas para alcanzar una meta que a lo mejor no valía ni la pena.

Yo no puedo hablar por ellas, solo puedo hablar por mí. Creo que hay una falsa barrera que enfrenta trabajo VS vida. Para mí trabajo = vida. El balance está en hacer lo que te llena y te importa. Lo que otros ven como fuente de estrés o desgaste, yo lo viví siempre como adrenalina y pasión. Si hubiese tenido que renunciar a eso por un esposo o por necesidad, hubiera sido muy infeliz.

Así que sigo al pie del cañón. Las “baby boomers” no queremos retirarnos del ruedo aún. Nos queda mucha experiencia y fuerza  para complementarnos con el estilo más libre de las pequeñas que comienzan su carrera. Podemos ser excelentes mentoras, coaches, docentes, sponsors, directivas, empresarias, sin el temor de tener que interrumpir la carrera por un embarazo, con los hijos ya grandes con sus propias vidas, con muchos asuntos ya resueltos económicamente, con la pareja con la que realmente queremos estar o felizmente solas, más libres para tomar decisiones de movilidad o estabilidad…
Es nuestro momento.
Intentemos trabajar juntas a  pesar de la brecha generacional y hagamos cada quien lo que sienta que es mejor
para su vida, pero en apoyo permanente, porque nos necesitamos.
Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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