Comentarios al artículo «Sobre una mujer presidente» de Ayn Rand.

Comentarios al artículo «Sobre una mujer presidente» de Ayn Rand.
agosto 7, 2015 Susana Reina

Tan bella (como escribe, como pretende distinguir la racionalidad, valores y otras cosas). Tan pobre también, tan dolida, tan limitada por esa estructura machista de formación que, en forma de psicoanálisis, pretende sobreponer como argumento científico a un planteamiento que, hoy en día, es casi infantil.
La mujer puede que tenga arraigada biológicamente cierta predisposición
a comportamientos machistas y/o patriarcales como parte de una adaptación
evolutiva. No sería extraño. Puede que incluya emociones filiatorias con
varones distinguibles de las que puede sentir por hembras. Pero eso es inútil
como argumento para desechar el interés de la mujer en el poder, incluso en el
poder sobre todos los hombres. Basta una educación adecuada y la mujer asumirá ese
reto con iguales o mejores condiciones (emocionales) y placeres incorporados
que el hombre. 
¿Le provocará dificultades para disfrutar su sexualidad o relacionarse
con varones? No creo. Además, de suceder, creo que podrían encontrarse muchos
más ejemplos del caso inverso, de la inferioridad implícita en la condición de
hombre que ha salido del cuerpo de una mujer y, más aún, ha sido amamantado por
la misma o por otra (o, por la misma razón, del que no ha salido sino que lo
han sacado, mediante cesárea, que ya eso marca diferencias casi seguro, o no lo
han amamantado, que también las marca). Quizá esa inferioridad y esa admiración
implícita, mezcladas con educación equivocada, condicionen buena parte de la
violencia contra la mujer desde el hombre. No es poder, es todo lo contrario,
es frustración, es inseguridad.
Creo que deberíamos construir una sociedad orientada a educar líderes
femeninos, incluso a costa del liderazgo masculino. Sería algo así como la
predisposición socio política natural para que la mujer gobierne, la excepción
válida y reforzadora, que lo hiciese el hombre. Hombres que se acostumbren a
decidir en un mundo de mujeres líderes, que se acostumbren a sopesar sus
pensamientos, sus inquietudes, sus emociones en el mar del poder político
femenino (a veces tranquilo, a veces tormentoso, a veces cristalino, a veces
embarullado, mucho más variado y denso que el de los hombres, casi siempre
obcecado y violento).
En ese mundo, algo idealizado quizá, creo que podríamos contar con las
burlas, ironías, sarcasmos, bromas y actos violentos más explícitos del hombre
hacia la mujer, como parte de un ejercicio que no requiere represión social muy
amplia, no supone un comportamiento políticamente incorrecto, sería el riesgo
intrínseco del idiota, el que no amerita otra justicia que la indiferencia.
En ese mundo, los hombres además vivirían una libertad poco convencional
y ciertamente difícil de imaginar. La ambición heterosexual de dominación a
partir de la perforación y penetración de otro ser, los compensaría
parcialmente por un juego social en el que, en realidad, tienen generalmente
graves discapacidades para administrar el poder. Hacer el amor e introducirse
en la líder, en la madre, en la tierra, en la diosa o el universo creador,
compensa y hace más llevadera la vida del que se sabe limitado para el devenir
socio político alternativo a la violencia. El hombre viviría el placer sexual
sin necesidad de agredir a la hembra para sentirse importante.
ROMAN DOMINGUEZ
Para FEMINISMOINC

Artículo original de Ayn Rand puede verlo en http://objetivismo.org/mujer-presidente 
Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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