¿Por qué Feminismo INC?

¿Por qué Feminismo INC?
mayo 2, 2015 Susana Reina
Llevo muchos años trabajando en organizaciones empresariales. También trabajé para el gobierno, en tratamiento de adultos con adicciones y, más tarde, en un organismo de reforma del estado. En este tiempo he aprendido y me he construido como profesional gracia a las interacciones con mis jefes y con mis compañeros. Desde el principio, he reflexionado y me ha motivado el liderazgo, el emprendimiento, la creatividad, la dirección y las prácticas que hacen a la gente y las organizaciones alcanzar las metas que se proponen. También he pensado en las limitaciones a las que se enfrenta el líder y en las estrategias que podemos plantearnos para superar las dificultades.
Ahora quiero ayudar a las personas a mejorar su desempeño como líderes, pero quiero enfocarme especialmente en las mujeres. Lo hago por una convicción que no surge de ningún modelo específico. Me desagradan las injusticias, como a casi todo el mundo, pero mi enfoque no surge solamente de valoraciones reivindicativas. Quiero ayudar a construir un mejor país y una mejor sociedad y estoy convencida que las mujeres podemos aportar a la gestión de las organizaciones públicas y privadas mucho más de lo que estamos aportando ya.
Inicialmente me quiero concentrar en mis propias experiencias organizacionales, pero igual quiero darle cabida a otras experiencias, también a otros enfoques. Las empresas en las que he trabajado han estado siempre dirigidas por hombres y, en el mejor de los casos, las mujeres hemos llegado a acompañar esa labor directiva desde algún espacio funcional de apoyo. Pero no creo que éste sea el único asunto que resuma la inquietud principal que quiero abordar.
Creo que nuestras potencialidades, las de las mujeres venezolanas, se encuentran en una etapa trascendente en la que debemos dar un paso adelante y superar la mezcla actual de roles socialmente deseables: la madre que resuelve en el hogar y al mismo tiempo trabaja y se forma para mejorar como profesional, muchas veces sin el apoyo de una pareja estable. La esposa que protege cierto espacio de confort para su marido, mientras resuelve varios asuntos que él consideraría banales o fastidiosos y además se esfuerza por sostener una imagen personal que minimice los defectos naturales e impulse la atracción sexual.
Creo que cierta reeducación debe ser impulsada para que mujeres y hombres, juntos, avancemos en un orden de relaciones más equilibrado, en el que las potencialidades del desempeño organizacional femenino no tenga “techos” artificialmente impuestos por necesidades y ocupaciones que parecieran tener un marcado carácter de género (por ejemplo, ser madre) sin analizar en profundidad hasta donde estos “techos” son simples artificios sexistas para reproducir modelos caducos de liderazgo.
Creo en el liderazgo femenino. Es un “creer” en términos dogmáticos, probablemente, en términos de fé. Pero esta creencia también se sustancia con múltiples experiencias en las que las capacidades de interacción asertiva, negociación, riesgo controlado e impulso creativo desde los perfiles femeninos superan con creces, en promedio, a los desempeños similares comparables del liderazgo masculino. Esa es mi experiencia cotidiana.
No propongo sustituir el liderazgo masculino por el femenino. No creo que la manera de ser del venezolano, la que ha constituido nuestros hogares y nuestras prácticas sociales, tenga una carga intrínseca de dolor y crueldad como para asumir semejante generalización. Pero creo, en general, que las posibilidades de impulso de nuestro talento y nuestras potencialidades pueden ser mucho mejor aprovechadas abriendo espacio al liderazgo femenino, superando los alcances de algunas limitaciones artificialmente impuestas; convenciendo a las mujeres y hombres con los que interactuamos, que podemos mejorar nuestro desempeño organizacional y social si revisamos con enfoque de género nuestras principales decisiones.
Estoy aquí para ofrecer una pequeña contribución en esta tarea. Quiero apoyar a hombres que, quizá sin advertirlo conscientemente, pueden mejorar su desempeño organizacional reconstruyendo la evaluación de los perfiles femeninos a su cargo. Quiero ayudar a otros que ya lo hacen, pero quizá no tienen herramientas que les permitan efectuar los cambios, convencer a sus compañeros y jefes, promover un nivel más alto de compromiso. Quiero ayudar también a las mujeres. No solo a las luchadoras que se  fajan en interacciones cargadas de poder sexista. También las que prosperan calladamente, como pidiendo perdón, usando ardides de índole sexista para “cuadrar” con el marco de incentivos que se les ha impuesto. Quiero ayudarlas para que hagan lo que tengan que hacer para prosperar, pero que añadan un poco más de “conciencia general” a su desempeño, para educar a sus jefes, compañeros y empleados, para facilitar las cosas a las que no tienen iguales oportunidades o destrezas.
Por último, quiero ayudar también a las mujeres que se constituyen a sí mismas en su principal barrera para su desarrollo. Las que piensan que no prosperarán igual que sus compañeros varones porque ellas habrán de parir y cuidar hijos, aún antes de planificar hacerlo. Para prosperar en las organizaciones hay que desearlo fervientemente, hay que ofrecerse a liderar sin tapujos, hay que competir. Si el obstáculo está dentro de ti, revísalo para indagar hasta que punto es parte de una programación mental que puede ser alterada y mejorada, incluso para el bienestar y crecimiento de tus hijos y de tus relaciones familiares y de pareja.
También quiero que éste sea un espacio para ayudar a los que antes que yo ya se plantearon estas tareas y hacen cosas mucho más valiosas que ésta para mejorar la situación de la mujer en el Mundo. Hagamos más y mejores redes entre todos. Ayúdenme los que quieran ayudar, los que tengan argumentos y ganas para construir un futuro país, no solo cambiando gobiernos malos por gobiernos menos malos, también haciendo que Venezuela sea el primer país del Caribe y de Latinoamérica en impulsar desde todos los ámbitos y niveles el desarrollo equitativo de oportunidades y roles en la sociedad en función de nuestro género. No solo como eslogan, que sea evidente en la composición de nuestros cuerpos directivos y gerenciales, no solo en escuelas, enfermerías o farmacias, también en empresas de seguridad, construcción, mantenimiento mecánico, en deportes de alto rendimiento, en autobuses, ajedrez, tecnología, gobierno y en todos los ámbitos en los que una mujer pueda ofrecer un desempeño igual o superior a cualquier otro ser humano, es decir, en todo,
Atentas y en red.

 

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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