(Lectura resumen del texto del mismo título de Mary Wollstonecraft* en la versión traducida de C. Martínez para Cátedra Instituto de la Mujer)
Planteamiento central del texto
Las mujeres viven en un estado de minusvalía psico-social impuesto por relaciones que, supuestamente, buscan protegerla y glorificarla como “ser especial” pero que le niegan lo que, a juicio de la autora, son las oportunidades básicas para forjar el carácter y extraer la virtud entre los seres humanos: la razón, el trabajo productivo y la libertad.
El conjunto de supuestos privilegios derivados de esta condición “especial” de la mujer, el arraigo de los poderes que construye con su belleza, el dominio sexual que pudiera ejercer sobre el hombre, la vida de provisiones aseguradas para dedicar sus cotidianidades al arte o al placer, todo no es más que un constructo artificialmente construido para evitar la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres que debe ser estimulada por el Estado y promovida en todos los ámbitos, desde la educación temprana.
Estas son las citas del texto que más impresionan por la preclaridad para interpretar las relaciones sociales de su época:
- Quiero al hombre como compañero; pero su cetro, real o usurpado, no se extiende hasta mí, a no ser que la razón de un individuo reclame mi homenaje; e incluso entonces la sumisión es a la razón y no al hombre.
- A las mujeres, cuando se las ha despojado de las virtudes que visten a la humanidad, se las ha engalanado con gracias artificiales; su única ambición es ser hermosa para suscitar emociones en vez de inspirar respeto; y este deseo innoble, igual que el servilismo en las monarquías absolutas, destruye toda fortaleza de carácter.
- La libertad es la madre de la virtud y si por su misma constitución las mujeres son esclavas y no se les permite respirar el aire vigoroso de la libertad, deben languidecer por siempre y ser consideradas como exóticas y hermosas imperfecciones de la naturaleza.
- Las mujeres a menudo se vanaglorian de su debilidad, obteniendo con astucia poder al representar la debilidad de los hombres; pero la virtud se sacrifica a las satisfacciones temporales y la vida respetable al triunfo de una hora.
- Hasta que no se eduque a las mujeres de modo más racional, el progreso de la virtud humana y el perfeccionamiento del conocimiento recibirán frenos continuos.
- El primer cuidado de las madres o padres que se ocupan realmente de la educación de las mujeres debería ser, si no fortalecer el cuerpo, al menos no destruir su constitución por nociones erróneas sobre la belleza y la excelencia femenina
- Si se educa a las mujeres para la dependencia, es decir, para actuar de acuerdo con la voluntad de otro ser falible y se somete al poder, recto o erróneo, no será difícil probar que esas voluntades delegadas actuarán como los hombres sometidos por miedo y harán padecer a sus hijos y siervos su opresión tiránica.
- De forma proverbial, se ha llamado a la necesidad la madre de la invención; el aforismo podría extenderse a la virtud.
- Heredada la soberanía de la belleza en descendencia directa del primer bello defecto de la naturaleza, para mantener su poder tienen que renunciar a los derechos naturales que el ejercicio de la razón les habría procurado y elegir ser reinas efímeras, en lugar de trabajar para obtener los sobrios placeres que nacen de la igualdad.
- Exaltadas por su inferioridad (parece una contradicción), demandan constantemente homenaje como mujeres, aunque la experiencia debía enseñarles que los hombres que se precian de conceder este respeto arbitrario e insolente al sexo con la exactitud más escrupulosa son los más inclinados a tiranizarlos y a despreciar la misma debilidad que animan
- ¿Por qué las mujeres condescienden a recibir un grado de atención y respeto de los extraños diferente a la reciprocidad educada que el dictado de la humanidad y la civilización autorizan entre hombre y mujer?
- ¿Por qué las mujeres no descubren, «cuando están en el apogeo del poder de la belleza», que las tratan como reinas sólo para engañarlas con un falso respeto hasta que renuncien a sus prerrogativas naturales?
- Las mujeres, confinadas en jaulas como la raza emplumada, no tienen nada que hacer sino acicalarse el plumaje y pasearse de percha en percha. Es cierto que se les proporciona alimento y ropa sin que se esfuercen o tengan que dar vueltas; pero a cambio entregan salud, libertad y virtud.
- Las pasiones de los hombres han colocado en tronos a las mujeres y hasta que la humanidad se vuelva más juiciosa, no ha de temerse que las mujeres se aprovechen del poder que obtienen con el menor esfuerzo.
- En el imperio de la belleza no hay punto medio y la mujer, sea esclava o reina, rápidamente es menospreciada cuando no adorada. Pero como la adoración llega primero, no se prevé el menosprecio.
- Luis XIV atrapó, de modo engañoso, a toda la nación en sus redes; hizo que a la gente le interesara de forma individual respetar su posición y apoyar su poder. Las mujeres, a quienes halagó mediante una pueril atención al sexo en su conjunto, obtuvieron en su reino esa distinción principesca tan fatal para la razón y la virtud.
- Un rey lo es siempre, lo mismo que una mujer siempre es una mujer. Su autoridad y su sexo siempre se sitúan entre ellos y la conversación racional.
- Concedo que con un amante la mujer deba esforzarse por excitar su emoción, no para satisfacer su vanidad, sino su corazón. No creo que esto sea coquetería, sino el impulso sencillo de la naturaleza. Sólo protesto contra el deseo sexual de conquista cuando el corazón está fuera de cuestión.
- Como sólo se les ha enseñado a agradar, las mujeres siempre están alerta para ello y se esfuerzan con ardor verdadero y heroico por ganar corazones simplemente para renunciar a ellos o desdeñarlos cuando la victoria está decidida.
- Lamento que las mujeres sean sistemáticamente degradadas al recibir las atenciones insignificantes que los hombres consideran varonil otorgar al sexo, cuando en realidad apoyan insultantemente su propia superioridad.
- Deseo honestamente ver cómo la distinción de los sexos se confunde en la sociedad, menos en los casos donde el amor anime la conducta
- No solo las mujeres, toda la humanidad quiere ser amada y respetada por alguien. Debemos decidir tomar el camino más próximo para satisfacer estos deseos o ganarnos el respeto con nuestro esfuerzo. El respeto otorgado a la riqueza y la belleza es el más cierto e inequívoco y por supuesto, siempre atraerá la mirada vulgar de las mentes comunes.
- El conjunto del sexo femenino se encuentra, hasta que su carácter se forma, en las mismas condiciones que los ricos, porque nacen -hablo ahora de un estado de civilización- con ciertos privilegios sexuales; y mientras se les otorguen de modo gratuito, pocos pensarán en hacer más de lo obligado para obtener la estima de un pequeño número de gentes superiores.
Sus planteamientos logran una profundidad precursora que aún perdura. Honremos a Mary!
* Mary Wollstonecraft (27 de abril de 1759–10 de septiembre de 1797) fue una filósofa y escritora inglesa. Considerada una de las grandiosas figuras del mundo moderno, escribió novelas, cuentos, ensayos, tratados, un relato de viaje y un libro de literatura infantil. Como mujer del siglo XVIII, fue capaz de establecerse como escritora profesional e independiente en Londres, algo inusual para la época. El 30 de agosto de 1797, Wollstonecraft dio a luz a su segunda hija, Mary. Aunque al principio el parto pareció ir bien, la placenta se rompió y se infectó durante el nacimiento, algo que no era raro en el siglo XVIII. Tras varios días de agonía, Wollstonecraft murió de septicemia el 10 de septiembre.