Por: Ela Ferris*
Desde finales del siglo XX y XXI, la mujer ha venido reafirmándose como sujeto de derecho dejando atrás algunos hechos discriminatorios, de subordinación y obediencia a los que estaba sometida.
En la década de los años 70 y 80, los movimientos de mujeres y las feministas, posicionaron la violencia contra las mujeres como un tema grave de violación a los derechos humanos. Gracias a esas luchas, surgieron tratados internacionales, como la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer en 1979 y la Convención de Belem Do Pará, para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer en 1994. Con estos tratados, los países se comprometieron a crear políticas y leyes especializadas a favor de los derechos y protección de las mujeres.
No podemos negar que hemos logrado avances y los grandes pasos que hemos dado en cuanto a nuestros derechos sociales, económicos, políticos, laborales y educativos, además de la participación social activa en la toma de posiciones y roles de gran relevancia, pero lamentablemente la violencia en diversas manifestaciones contra la mujer, es un flagelo que no se supera, convirtiéndose en un asunto de salud pública y violación sistemática de los derechos humanos.
Estos avances no hubiesen sido posible sin el concurso de grandes mujeres como Adicea Castillo, Ana Lucina García Maldonado, Isolda Salvatierra, Carmen Clemente Travieso, Argelia Laya, Evangelina García Prince, Mercedes Pulido, Lilia Arvelo, Sonia Sgambatti, Gioconda Espina, Nora Castañeda, y mas recientes Dinorah Figuera, Susana Reina, Bibi Borges, Marialbert Barrios, Manuela Bolívar, Yolima Arellano, Maria Cristina Parra, Magaly Hugguins, Cielo Velandria, Alba Purroy entre muchas más.
La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en Venezuela, expone 25 tipos de violencia que van desde la violencia física, psicológica, sexual, laboral, obstétrica, trata y femicidio entre otras. Cabe destacar que el femicidio, es considerado la expresión más extrema de violencia en contra de las mujeres.
La crisis política, social y humanitaria que vive actualmente Venezuela, nos hace a las mujeres mucho más vulnerables ante estos tipos de violencia. El principal foco de violencia lamentablemente es el hogar donde la violencia puede adoptar diferentes formas, aunque las más comunes son la violencia física, la psicológica y la sexual.
El Observatorio Venezolano de Violencia presentó en enero de este año, un informe que señalaba que la violencia de género mantiene el tercer lugar con un 17% de los casos, después de la violencia delincuencial y policial, una cifra que ha venido en aumento, tomando en cuenta que desde el segundo semestre de 2020 hasta el año 2023, la violencia de género ha venido escalando posición: en el 2019 representaba el 3%, en 2020 el 7% y para los años 2021, 2022 y 2023, el 15%, 16% y 17% respectivamente.
Falta mucho, todo el trabajo y el esfuerzo hecho no ha sido suficiente para atender a las víctimas y disminuir la violencia contra las mujeres, que sigue siendo un flagelo alarmante. En 2023 hubo 253 femicidios consumados y 134 femicidios frustrados en Venezuela según el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), y desde el 1° de enero hasta el 30 de abril de 2024, se documentaron 58 femicidios consumados y 27 femicidios en grado de frustración. En promedio, hubo una acción femicida cada 33 horas en el país durante ese periodo.
Es urgente que el Estado se avoque a hacer cumplir de manera efectiva la La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, porque la violencia contra la mujer, es violencia contra los niños, niñas, jóvenes, tercera edad entre otros.
Es urgente la creación de las Casas de Abrigo para darle protección y atenderlos casos de violencia hacia la mujer. Hace falta urgente que el Estado con toda la seriedad que demanda, se avoque a cumplir todas las leyes de protección a la mujer.
Hemos avanzado, hay más sensibilización social y concientización sobre la violencia hacia la mujer, pero aun no es suficiente. Necesitamos acciones profundas a nivel político, social y cultural que impliquen el cumplimiento estricto de las leyes y convenios, la creación de programas educativos para hombres, mujeres y niños, funcionarios públicos y que se impartan en las escuelas, para de manera efectiva poder afrontar y erradicar lo más posible el problema de la violencia contra la mujer y sus consecuencias.
*Ela Ferris. Secretaria Nacional de Justicia Familiar. Primero Justicia. Venezuela