
Hoy sostuve un cuadro que no está terminado.
Se lo envié a mi madre, que es Libra.
Fue un momento de conexión en el que me presenté tal como soy y no como seré.
Esta luna llena iluminó para mí el espacio entre lo visible y lo que aún se está formando. Sentí que compartir lo inacabado es una forma de decir la verdad. Y que el equilibrio, en la vida real, rara vez parece simétrico.
Noto esta tensión entre la exposición y la privacidad. Entre honrar el momento y necesitar más tiempo. Entre ser la artista y ser la hija.
Hay algo ceremonial en demostrarle a alguien que amas el punto medio. Sobre todo cuando esa persona te dio la vida.

Mi madre lo recibió. Una Libra presenciando una Luna en Libra.
Quiero invitarte a reflexionar sobre:
¿Qué está a medio terminar en tu vida ahora mismo y aún vale la pena mostrar?
Esta luna llena me recuerda que, a veces, compartir el devenir es la forma más honesta de belleza.
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