Por: María Alejandra Mancebo
“Yo no soy mi pasado, ni mis experiencias.
Yo no soy todas las injusticias que he atravesado.
No lo soy”.
Ximena Ordoñez
Quiero visibilizar un fenómeno poco conocido pero impresionante que ha surgido últimamente: el uso del maltrato animal como medio de violencia vicaria contra las mujeres. Esta forma de abuso, que puede pasar desapercibida, tiene consecuencias devastadoras tanto para las mujeres como los animales,
La violencia vicaría es un tipo de violencia de género en la que un hombre (papá, esposo, pareja …) causan daño a la mujer, desplazando a la víctima para agredir. Destacando a Ledesma Rivero, L. (2022), podemos inferir que es una violencia secundaria a la víctima principal, subrayando que es a la mujer a la que se quiere dañar, pero el maltratador sabe que al dañar a la mascota que ama esa mujer, se asegura de que el daño sea más cruel y sin posibilidad de que la mujer pueda controlarlo, ya que este daño ahora se hace a través de terceros.
Supongan un acontecimiento doloroso donde un perro que forma parte de la vida de ésta, de su familia, es golpeado repetidamente por el agresor, mientras la mujer e incluso los hijos, observan impotentes, también sufriendo en silencio. Este adolorido espectáculo no solo causa sufrimiento innecesario a un ser vivo inocente, sino que tiene un impacto profundo en la mujer que lo presencia. El maltrato animal no solo es un acto de crueldad, también puede ser utilizado como un mecanismo de control y dominación sobre la mujer.
La relación entre el maltrato animal y la violencia vicaria hacia la mujer es compleja y multifacética. En muchos casos, el agresor utiliza a las mascotas como una forma de amenazar, intimidar y manipular a la víctima. Al dañar a los animales, el agresor envía un mensaje claro de que está dispuesto a infligir dolor y sufrimiento a aquellos que la mujer ama y quiere proteger.
Además, el maltrato animal puede ser una señal de alerta temprana de potenciales actos de violencia física o psicológica contra la mujer. Estudios han demostrado que las personas que abusan de los animales tienen más probabilidades de ser violentas hacia otras personas, incluidas sus parejas o familiares. Por lo tanto, es crucial tomar en serio cualquier señal de maltrato animal y actuar rápidamente para prevenir futuros episodios de violencia.
El modelo patriarcal ha influido sustancialmente en la apreciación que se tiene del hombre y de la mujer en la sociedad actual. Así, a la mujer se le han atribuido funciones hogareñas como el cuidado familiar, la crianza de los niños y la limpieza del hogar, mientras que el hombre ha asumido ese rol de atribuirse la obligación y exclusiva potestad de trabajar para mantener económicamente a su mujer y su familia. Desde esta estructura el poder, de dominio-sumisión y no igualitarias, se sigue en pleno siglo XXI vislumbrado la socialización que se desarrolla entre la cultura masculina y femenina, entendidas como modos de vivir el mundo; son culturas en las que influyen los roles de género, y por eso, al hombre se le instruye para la seguridad, la fortaleza, la autonomía, la agresividad, la actividad y a la mujer para la debilidad, la subordinación, la ternura, la inseguridad, la pasividad y la cobardía.
Siendo así, lo masculino y lo femenino construye la identidad del hombre y de la mujer respectivamente y el modelo de relación social se basa en la dominación en el caso del hombre y en la sumisión en el de la mujer. Es valioso destacar aquí el aporte de Ruiz-Jarabo y Blanco, (2004) que señala que: “La violencia es una forma de ejercer poder mediante el empleo de la fuerza física, psíquica, económica o política…”. (pág. 32)
Ahora bien, la violencia vicaria no se reconoce en Venezuela aún como forma de violencia en la ley, pese a que puede verse permeada en las reconocidas, pero desde mi postura no es suficiente y queda mucho por hacer.
Por ello, es importante tener claro, que el término “violencia vicaria” permite explicar cómo la violencia es ejercida de muchas formas, también a través de las mascotas, castigándoles o haciéndoles daño para perjudicar indirectamente a ella. Es por esta razón la necesidad de reconocer esta forma de a violencia porque revela una terrible paradoja: después de años de decirles a las mujeres víctimas de violencia que solo tenían que denunciar el maltrato y separarse de la pareja,,, resulta que muchas veces la situación continúa tras el divorcio y la denuncia, e incluso podía empeorar hasta llegar al maltrato hacia los animales domésticos por parte del agresor como un medio de violencia hacia la mujer, y estudiar cómo el agresor usa este mecanismo de violencia en contra de los animales domésticos para lograr intimidar y ahondar más en el daño que quiere infringir e incluso para tratar de escapar de la administración de justicia.
Estos animales, quienes en casi todos estos casos, han creado y desarrollado junto a sus dueñas vínculos afectivos, sea por soledad e incluso por altruismo, se han convertido por méritos propios en parte integrante de la familia y de estas mujeres en particular que al ver o sentir que de alguna manera no les es posible protegerlos, crea en ellas un sentimiento de frustración e impotencia, tan fuertes en algunos casos, que han logrado calar y convertirse en factor determinante para acciones más contundentes y brutales hasta el suicidio.
Esto debido al sentimiento de impotencia, indefensión, inseguridad e incluso de maternidad cohibida que tienen las mujeres al momento en el que el agresor ejerce control total en todos los ámbitos de su vida y especialmente de esos animales a los que tanto aprecia.
En consecuencia, es necesario que estos casos de maltrato hacia los animales domésticos sean considerados como un medio de violencia vicaria hacia la mujer, que se refleje la gravedad de este tipo de violencia, y pueda impedirse un mayor daño futuro para este tipo de situaciones, en las cuales muchas veces la mujer regresa a casa junto al agresor, y termina suicidándose o siendo una víctima más de femicidio.
Es hora de actuar y reconocer la conexión entre el maltrato animal y la violencia vicaria hacia la mujer. El maltrato animal como forma de violencia vicaria hacia la mujer es una realidad dolorosa que no podemos ignorar. Es nuestra responsabilidad proteger a todas las mujeres y animales, si queremos convivir en el post humanismo es necesario reconocer todo ser viviente … no usarlos como medios para contralar y dañar a las mujeres.
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María Alejandra Mancebo: Feminista y cofundadora de Cata Jurídica con Tacones. Consultora en el área penal de Empresas Trasnacionales. Asesora externa de la Universidad Yacambú. Docente Universitaria. Ex funcionaria Pública por más de 25 años. Miembro de Capitulo Venezuela del Colegio Internacional de Estudios Jurídicos de Excelencia Ejecutiva / CIDEJ. ORCID:https://orcid.org/0000-0002-0208-0134. Instagram:@maria_alejandra_mancebo_ @catajuridicacontacones Linkedin: @Maria Alejandra Mancebo.