Estamos en el mes de mayo, mes de las madres y ya nos inundan con halagos y reconocimientos por nuestra condición de dedicadas progenitoras que todo lo dan por sus hijos.
Esta visión endulzada del sacrificio materno y de ser una “Abnegada mamá” retumbó en mi cabeza al ver lo que esa palabrita significa según la RAE: “que se sacrifica o renuncia a sus deseos o intereses” y su antónimo es nada más y nada menos que “egoísta”.
Es decir que si no soy una madre abnegada, soy una egoísta, lo que falta es que me digan soy la peor persona del mundo y mi destino es la quinta paila del infierno.
Pues yo no quiero sacrificar o renunciar mis sueños, a trabajar en aquello para lo que me formé, con esfuerzo y los recursos de mis padres, que es mi mi carrera y a la labor en pro de las mujeres que he decidido por vocación emprender, para dejar mejor las cosas de lo que las encontré en mi país y en el mundo, y además quiero ser mamá, una buena mamá, de esas con las que peleas y te entiendes, que te apoyan y te exigen, que te dicen lo que nadie más te dice y te cuentan como salieron de un problema similar para abrazarte luego de que tu hagas lo que te dio la gana, de esas que se equivocan y lo reconocen, aunque no siempre y tus hijos te perdonan.
Por qué no puedo tener un poco de todo?
Es verdad que hay que elegir qué batallas luchar en cada momento, que hay etapas de la vida de nuestros hijos en que necesitan más atención y que justamente ese es el momento en que tu carrera exige más de ti, lo que es un gran desafío para el que no hay fórmulas perfectas y requiere toneladas de creatividad, trabajo en equipo y paciencia y además requiere también de empresas que te brinden flexibilidad a la cual respondemos con un alto sentido de responsabilidad y compromiso. Tener la claridad para la toma oportuna de decisiones no es tarea fácil, pero nunca lo ha sido.
Este camino de “madre no abnegada” me ha dado muchas satisfacciones y aún no termina. Es una ruta sin fin, con atajos y caminos cerrados, donde hay que devolverse y recalcular.
Mis hijos seguramente tendrán contra mí una lista de quejas, pero yo garantizo que las otras mamis no salen tampoco muy bien paradas.
Yo por mi parte no tengo facturas pendientes que cobrarles a ninguno como esas que dicen “después de todo lo que he hecho por ti”. Lo que si tengo es un sentimiento de gratitud a la vida, a mi familia y a Dios por tener esta oportunidad de vivirlo todo y espero tener fuerza para seguir, porque no pretendo jubilarme, si no transformarme.
No soy una mamá abnegada pero soy una mamá real que va recalculando y reinventándose a lo largo de este retador trayecto que es la vida de una mamá con carrera.
Carrera y familia, por ahora, si se puede!