Por Gabriel Patrizzi*
Hasta que me tocó escribir mi columna para edición dedicada al liderazgo femenino de la revista “The Personal Branding Magazine”, no había caído en cuenta de algo tan importante para mi experiencia como consultor y mentor de Personal Branding.
70% de las personas que he acompañado en los últimos cuatro años han sido mujeres.
Es un porcentaje relevante. Que me llevó a investigar para constatar si era algo particular o forma parte de una tendencia de lo que está pasando en el mundo.
En lo que se refiere a mi experiencia, hice una retrospectiva. Ahora puedo afirmar -a pesar de lo pequeña que es la muestra- que el cambio de mindset en las mujeres ha sido (y continuará siendo) fundamental para ganar espacio en el mundo laboral y de los negocios.
Sus esfuerzos para capitalizar oportunidades tienen dos vertientes: 1) El ascenso en el escalafón corporativo, 2) La creación de sus propias empresas o el establecimiento de un modelo de negocio personal.
Ese microcosmo que puede representar mi entorno es evidencia de los cambios que han conquistado en el mundo laboral.
Según el estudio “Women in the workplace 2023”, realizado por Mckinsey & Company, desde 2015 el número de mujeres en la alta dirección ha aumentado del 17 al 28%, y la representación en los niveles de gerencia senior también ha mejorado.
Las líderes en las empresas se enfocan en fortalecer relaciones y fomentar un entorno de crecimiento colectivo.
La visión femenina en el liderazgo —por lo que he visto— se caracteriza por un enfoque integrador y colaborativo. Valora la importancia de construir redes de apoyo e intercambiar conocimientos, entendiendo que el progreso verdadero se magnifica cuando se comparte.
Cuando crece una, crecen todas
No se limitan a la competencia o al logro individual, es parte de la mentalidad femenina. Promueven la construcción de redes de apoyo, mentorías y un ambiente donde todos puedan prosperar.
Como reza el eslogan de una comunidad de emprendedoras que acompañé en calidad de consultor aquí en Chile: “cuando crece una, crecemos todas”.
Esta mentalidad no solo fortalece a las organizaciones, sino que también promueve un entorno más inclusivo y equitativo.
Por otra parte, como emprendedoras o profesionales que ejercen de manera independiente, buscan llenar vacíos en el mercado, ofreciendo soluciones innovadoras para satisfacer necesidades, pero también promueven un cambio positivo.
El Monitor Global de Emprendimiento (GEM) 2023, indica que las mujeres están iniciando negocios a todas las edades, desafiando estereotipos y demostrando que la edad no es una barrera para comenzar nuevos proyectos e innovar.
A nivel mundial, tienden a clasificarse en dos categorías: 46,2% entre 18 y 35 años y 44,8% entre 35 y 54 años. Las mujeres emprendedoras en sus primeras etapas tienden a ser más jóvenes que los hombres.
En ambos casos, su progreso se fundamenta en argumentos sólidos.
Me atrevería a decir que el carácter, capacidad de escucha, empatía, autenticidad y coherencia, además de una clara demostración de valor, son pilares fundamentales para que su ascenso sea indiscutible y merecido. No solo debido a reivindicaciones sociales o políticas.
Nada es casualidad. Aunque pueda sonar cliché, todo es causalidad en una sociedad que está avanzando (algo lento, lo sé) hacia una mayor equidad.
Como hombre, esto reafirma mi determinación de abogar por la inclusión y la diversidad en todos y cada uno de los ámbitos donde me desenvuelvo. Estoy convencido de que es en la riqueza de la colaboración genuina donde se desbloquea el verdadero potencial transformador, capaz de innovar y revitalizar nuestra sociedad.
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*Gabriel Patrizzi: Como consultor de Personal Branding acompaña a personas a convertir sus habilidades y conocimientos en un modelo de negocio propio para monetizar y capitalizar oportunidades. Autor del libro “Marketing Propio”.