Lo que comenzó como una página web de divulgación feminista en 2016 desde el estado Zulia se convirtió, a partir de 2017, en MULIER, una organización que se ha enfocado en documentar y denunciar el auge de los casos de trata de mujeres, adolescentes y niñas venezolanas en el contexto migratorio derivado de la crisis humanitaria. Hablamos con su directora, la abogada, especialista en violencia de género y activista por los Derechos Humanos, Estefanía Mendoza para conocer más sobre su labor.
“Cuando constituimos MULIER, que significa “Mujer” en latín, como una ONG trabajábamos diversos temas pero en 2019 comenzamos a escuchar sobre casos de trata de personas, en especial de mujeres, niñas y adolescentes y no había nadie investigando. Entonces empezamos a explorar cuál era el contexto, si había cifras, si había alguna política pública por parte del Estado para evitarlo y no lo conseguimos. Llevamos cuatro años documentando la situación, reflejada en informes que son de las pocas cifras que hay en Venezuela sobre la trata de personas porque hay una política de opacidad en cuanto a datos. No se quiere que se conozcan los problemas que vivimos y que se hagan exigencias concretas, pero la documentación es fundamental para la memoria histórica de las violaciones de DD.HH.”
En opinión de Mendoza fue un llamado de responsabilidad y de querer dar respuestas o ayuda. “Ha significado una labor muy dura de documentación e incidencia internacional que nos ha permitido visibilizar el agravamiento de este problema en el país, y que a su vez nos ha dado la satisfacción de que no se ignore y que se logren algunas cosas como las recomendaciones en el informe de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) sobre la prevención de la trata y ese llamado de atención al Estado venezolano”.
Su informe “Libres y Seguras” de 2022 reveló que 1.390 venezolanas, de las cuales 284 eran niñas y adolescentes, fueron rescatadas de redes de trata y que además ha aumentado el número de menores de edad no acompañados en rutas migratorias tras las restricciones impuestas en América Latina para la entrada de venezolanos y venezolanas.
Compromiso con las regiones
La activista señala que para ellas es importante mantener el enfoque en las regiones pues es necesario “visibilizar las afectaciones diferenciadas de las mujeres que no están en la capital como centro de poder y donde el Estado destina mucho más recursos al mantenimiento de las condiciones de vida”.
De hecho esa falta de condiciones como los servicios públicos básicos fue lo que hizo que el equipo se expandiera geográficamente. De cinco personas que conforman MULIER, tres están en Maracaibo, una en Caracas y una en Colombia. “Tener parte del equipo afuera te permite tener luz, internet y mejores infraestructuras para hacer un trabajo que necesita mucha reflexión intelectual como lo es la investigación y el análisis de datos”
Las mujeres sí tienen DD.HH
Mendoza expone que hoy en día el mayor reto que enfrentan las organizaciones feministas en Venezuela es la ley que busca regular su eje de acción y el hostigamiento a las personas que se dedican al activismo de DD.HH. y por ende el cierre del espacio cívico.
“A eso hay que añadirle una capa más cuando el activismo está relacionado a los derechos de las mujeres porque Venezuela no es conservadora, es machista. Hay espacios que deberían estar sensibilizados sobre los derechos de las mujeres y comprender que el feminismo es un movimiento pacífico que busca la igualdad entre hombres y mujeres y no lo entienden. Hay quienes consideran que las activistas feministas no pertenecen al movimiento de DD.HH. Hemos transitado por diversas dificultades como la falta de financiamiento y el rechazo de la sociedad machista que desestima lo que hacemos creyendo que es una cosa de progres y que no es importante o urgente para el país, pero también ser feministas nos ha dado fuerza para seguir y la seguridad de que estamos aportando para la transformación de la sociedad”.
Sororidad
Uno de los valores de MULIER es la sororidad pues consideran que trabajar con otras organizaciones y fundaciones feministas es motivo de alegría y aprendizaje constante.
“Hemos podido ampliar nuestra capacidad de alcance, los temas que abordamos y entendido nuevas formas de trabajar, hemos generado no sólo alianzas, sino también amistades y es sumamente enriquecedor en todos los sentidos. Es mucho mejor ir juntas y tratar de acercarnos a nuestros objetivos de esa forma”.
