Por : Esther Alfonzo Rivera[1]
“Las palabras, al igual que el agua, son unas conductoras maravillosas de energía.
La que más poder transformador tiene es la amorosa”
Laura Esquivel
No resulta fácil ni agradable escuchar críticas a nuestro cuerpo, desde cómo nos vestimos hasta como nos vemos sin ropa, que si hemos engordado o no, que si la celulitis se nos nota, que el rollito en el abdomen, las estrías que nunca faltan, la papada, la flacidez en el brazo, que si nos pintamos o nos maquillamos, todo esto y mucho más lo escuchamos las mujeres; y muchas veces lo escuchan de quien debería a diario decirle palabras dulces, de amor, constructivas, de ánimo, impulso y empoderamiento; no obstante Mujer, que no sean estas palabras las que te derrumben, porque las que te dices a tí misma, tienen que ser las que te impulsen y sostengan, porque son las más importantes.
A diario lo escuchamos, frecuentemente lo vivimos, en otras ocasiones somos testigos, en algunos momentos lo pensamos, y mejor será que no lo digamos; porque formaríamos parte de quienes lanzan dardos de fuego, sin tomar en consideración si lo que le dices a esa mujer, niña o adolescente le afecta o no; esto forma parte de lo que se conoce en inglés como Body Shaming, (Body: cuerpo; Shaming: avergonzar); y en el diccionario de Cambridge, se define al “body shaming” como la acción de “criticar a alguien en base a su forma, talla o apariencia de su cuerpo”.
Para muchas personas el emitir opinión sobre el aspecto físico de otros es normal, se dan permiso de opinar sin que se lo pidan, y muchas veces esto puede ser concebido como un problema cultural, esto es lo más difícil de cambiar; pensar que es normal, que es costumbre, y por ello, lo consuetudinario se ha hecho ley; normalizándose además que se tiene el derecho a exteriorizar los comentarios sobre el cuerpo o apariencia de alguien más, y quien lo hace atribuye que es responsabilidad de la otra persona el que ella o él opine así, ¿Quién la manda a estar comiendo? ¡Eso le pasa por gorda! ¡No hace otra cosa que comer!. En otras ocasiones hasta comparaciones, símiles realizan sin medir como pueden afectar con sus palabras “¡Te pintas como una payasa!” “¡Pareces una hallaca mal amarrada!” “Pareces una vieja aburrida” entre otras que procuran humillarla, afectarla, disminuirla como mujer.
Las expresiones despectivas hacia una mujer por su apariencia física, por su peso y talla, de manera constante, peyorativas, críticas constante a su cuerpo, ¿pueden ser concebidas como violencia psicológica o como una violencia multicausal?
En Venezuela, se encuentra vigente la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, publicada su reforma en Gaceta Oficial de fecha 16 de diciembre de 2021, número 6.667 Extraordinario, a tenor de esta norma se concibe la violencia psicológica, como una forma de violencia por razones de género contra las mujeres y describe los actos constitutivos de la violencia psicológica, a saber:
“Violencia psicológica: Toda conducta activa u omisiva ejercida en deshonra, descrédito o menosprecio al valor o dignidad personal, tratos humillantes y vejatorios, vigilancia constante, aislamiento, marginalización, negligencia, abandono, celotipia, comparaciones destructivas, amenazas y actos que conllevan a las mujeres víctimas de violencia a disminuir su autoestima, a perjudicar o perturbar su sano desarrollo, a la depresión e incluso al suicidio” (negrillas nuestra)
En el artículo 53 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se encuentra previsto y sancionado el delito de violencia psicológica, en donde se lee:
Violencia psicológica
Artículo 53. Quien mediante tratos humillantes y vejatorios, ofensas, aislamiento, vigilancia permanente, comparaciones destructivas o amenazas genéricas constantes, atente contra la estabilidad emocional o psíquica de la mujer, será sancionado con prisión de seis a dieciocho meses. (Resaltado nuestro)
Es necesario resaltar que la violencia psicológica es la afectación a la estabilidad psicológica y emocional de las mujeres, y que puede ser causada por diferentes acciones u omisiones que busquen dañarla emocionalmente, perturbarla, disminuir su autoestima, afectar su moral, su honra, provocar descrédito de esa mujer; y es que en los actuales momentos se vive un episodio muy gris de la historia donde los valores de la sociedad parecen regirse por la disminución o desvaloración de la dignidad humana y la normalización de la violencia en todos los aspectos y lugares donde haga vida la humanidad.
De esta situación no se escapan las mujeres de ningún estrato o nivel social, quizás unas sean más afectadas que otras, o posiblemente las otras guarden más silencio que unas; pero en todo caso, la violencia psicológica que esté presente, discrimina, afecta, desvaloriza a la mujer, especialmente, cuando se desvía de los estereotipos que social y culturalmente se han construido, y han sido arraigados por modelos y prácticas patriarcales.
Dichos estereotipos que exigen a la mujer una talla, un peso, una marca, un corte de pelo, y porque no, hasta un costoso maquillaje y perfume, y en muchas ocasiones escuchamos ¡Te pintaste como una payasa!, ese victimario lejos de elogiar la belleza de la mujer, la está haciendo sentir mal, que es su propósito. Muchas veces dichas vejaciones las hacen las parejas dolosamente para humillarla como mujer, haciendo todo lo contrario de aquel que con palabras dulces admire la belleza de su compañera y afiance el amor y admiración que siente por ella, lo que seguramente si hacía al inicio de la relación.
Lo que es de advertir con el Body Shaming, es que puede convertirse en este tipo de violencia contra las mujeres que tiende a presentarse de forma ignorada, estableciendo esa minusvalía emocional difícil de romper, tanto para el agresor como para la mujer víctima, el primero porque sólo emite comentarios peyorativos sobre la apariencia de la mujer, críticas a su aspecto fisico; y la segunda porque padece de esos comentarios que se convierten en vejaciones, humillaciones que procuran anularla como mujer, minimizando sus cualidades y potencialidades, dominando así las emociones de la mujer a su antojo, ejerciendo esa autoridad machista sobre ella, porque procura disminuirle psicológica y emocionalmente.
Ante todo lo anterior, el Body Shaming, esa crítica constante que el hombre como victimario, sea el ex o actual esposo, pareja, novio, amigo realiza a una mujer por la forma de cuerpo, peso, talla o de su apariencia física, ¿Es una forma de violencia psicológica o es violencia multicausal? A tales efectos, es importante señalar lo que establece la legislación venezolana vigente sobre la violencia multicausal.
El artículo 19 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, considera a la violencia multicausal como una forma de violencia de género en contra de las mujeres, y la define de la siguiente manera:
“Violencia multicausal: Es todo acto de violencia contra la mujer ejecutado en razón de la concurrencia de su condición de mujer con sus rasgos fenotípicos, etnia, raza, color, linaje, condición de discapacidad, condición de salud, edad, orientación sexual, identidad de género, expresión de género o cualquier otro motivo discriminatorio” (resaltado nuestro)
No obstante, esta incorporación de la violencia multicausal como una forma de violencia contra las mujeres, no está tipificada como delito, no la violencia multicausal, lo que sí la violencia psicológica, en el artículo 53 de esta ley especial, ut supra transcrito. De igual manera, es de acotar que hoy en día el uso de las redes sociales contribuye a la emisión ligera de opiniones, humillaciones, vejaciones, criticas en su mayoría destructivas en perjuicio de una mujer, las críticas sobre el cuerpo, peso, talla, color de piel, estilo del cabello, aspectos físicos de la mujer son agresivamente criticados de forma ligera y natural en las distintas redes sociales, afectando así la integridad psicológica y moral de la mujer, así como la libertad y autonomía de estar digitalmente visible, porque entre las consecuencias de este body shaming a las mujeres, es que desaparezcan del mundo online, aunque muchas otras con mayor inteligencia emocional, amor a sí mismas los bloquean o sencillamente le son indiferentes tales comentarios, lo que nos hace estar en presencia de una violencia informática, de la cual profundizaremos en otra oportunidad.
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[1] Abogada (Universidad de Margarita). MSc. Criminalística (Instituto Universitario de Policía Científica). MSc. Derecho Penal y Criminología (Universidad Bicentenaria de Aragua). Doctorando en Ciencias Penales y Criminalísticas (Universidad Católica Santa Rosa- Universidad de Margarita). Abogada Litigante. Docente Universitaria. Co-fundadora de Cata Jurídica con Tacones. Email: estheralfonzor.abg@gmail.com Ig: @estheralfonzor.abg. Venezuela.