Estoy cansada, estoy muy cansada de comenzar a sentirme incómoda y con ganas de salir corriendo cada vez que en alguna reunión alguien trae el tema de la maternidad a la conversación. No porque tenga algo en contra de la maternidad sino porque sé que seguido a ello vienen las preguntas, las miradas y en ocasiones la condescendencia hacia la mujer mutante del grupo, esa que ya esta por salir de la treintena y que posee todas las condiciones óptimas para tener hijos, pero que sigue sin querer ser mamá y se le está acabando el tiempo. Por supuesto la mujer mutante soy yo.
Me han acusado de egoísta, inmadura y rara; algunos me han dicho (no tengo idea si en forma de insulto o halago) que soy más hombre que mujer. Me han preguntado si tengo algún problema físico o psicológico que me lo impide y los más atrevidos, incluso le han preguntado directamente a mi esposo sobre qué opina sobre mi negacionismo del instinto maternal.
¿Por qué supone un problema para los demás que yo no quiera ser mamá?
No quiero tener hijos, nunca he querido, incluso de niña cuando jugaba con muñecas siempre hacía el papel de tía o de niñera, nunca de mamá. Fui creciendo y cambiaron muchas cosas en mi vida y mi forma de pensar, pero mi idea de no ser madre se mantuvo. Más adelante, vivir de cerca las maternidades de mis hermanas mayores y de mi cuñada me reafirmo que a pesar de que para ellas la experiencia fue hermosa (tanto que todas repitieron) no es algo por lo que yo quisiera pasar.
Me han hecho todo tipo de preguntas y comentarios para los que tengo todo tipo de respuestas.
“De vieja no vas a tener nadie que cuide de ti”.
Primero, nadie sabe cuando va a morir, capaz no llego a la vejez; segundo, teniendo en cuenta la genética de mi familia, mis probabilidades de tener alzheimer cuando sea mayor son bastante altas, no me voy a acordar ni de quién soy yo, mucho menos de si tengo hijos o no. Tercero, me parece tremendamente egoísta tener hijos solo para que te cuiden, mejor uso el dinero que no me gasté en tener y criar hijos para pagarme un buen lugar donde me cuiden en mi vejez, si es que llego hasta allá.
“Eres una egoísta que solo piensa en sí misma”.
¿En quién más se supone que tengo que pensar? ¿En un bebé que ni siquiera existe? ¿En mi esposo? que tampoco quiere tener hijos y que está informado de mi decisión incluso antes de que fuéramos novios. ¿ En el mundo? que está al borde del colapso y donde el éxito va a depender mucho de que nazcas siendo hombre, blanco, en un país desarrollado y un muy largo etc. Es mi vida, es mi cuerpo y es mi historia, tengo el derecho de escribirla de la forma en que me haga feliz sin tener que dar explicaciones.
¿Qué pasa si cuando ya no tengas edad para tener hijos te arrepientes?
No creo que cambie de idea, pero si eso llega a pasar, la adopción es una opción hermosa y en dado caso, prefiero mil veces arrepentirme de no tener hijos que tenerlos y luego arrepentirme.
Podría escribir eternamente sobre todas las frases y preguntas que tengo que escuchar por tener la “osadía” de no querer ser mamá en un mundo que considera que ser madre es el único destino de utilidad de cualquier mujer.
También estoy segura de que las mujeres que han decidido ser madres podrían escribir libros enteros de comentarios inapropiados que les han hecho sobre su maternidad y la manera en que la ejercen, porque al parecer no basta con ser madre, si decides hacerlo, tienes que hacerlo en el momento y de la forma en que la sociedad considere que lo haría “una buena mujer” , esa mujer perfecta, que no tiene rostro y a la que jamás nadie ha conocido pero a la que apuntan todos los patrones de la sociedad, la mujer omnipresente, la misma que hace que me pregunte si realmente la mujer mutante soy yo.