Ahora es más frecuente enterarnos de feminicidios y maltratos domésticos porque las feministas hacemos bulla para visualizarlos.
Hace algún tiempo que te dijeran «atrevida» era considerado un insulto, equivalía a mal educada y sin principios.
Al patriarcado le interesa que seas sumisa y obediente y estamos luchando para que todas nos preparemos para hacer valer nuestros derechos.
Debemos poder contar con una educación de igualdades, primero en el hogar, luego en la escuela. Debemos exigir una ley que acabe con tanta ignominia.
El hombre desde hace años domesticó a los perros y a los gatos, luego los entrenó y ahora los está humanizando. Basta entrar a alguna red social para ver cómo les quitan su identidad. Los adoptan, los visten, los llevan al veterinario y a la peluquería, los miman en extremo, dicen amarlos y hasta le cuentan sus problemas. El perro los mira con atención, pero no entiende y sabe que si no se mueve con suerte le darán una galleta. Eso trae como consecuencia que si un perro o un gato es abandonado y queda en situación de calle posiblemente morirá porque no sabe buscarse su alimento. Antes se tenía un perro para que cuidara la casa, ahora es sustitución de un hijo o una familia.
El patriarcado intenta eso con las mujeres, no permite que nos eduquemos, nos temen porque saben que podemos hacer varias cosas a la vez y hasta damos vida. Pero no quieren tener hijos ni formar un hogar porque eso implica responsabilidad y privaciones.
Por eso ahora estamos orgullosas de ser atrevidas y lo decimos a viva voz.
Exigimos respeto y que se acepte de una buena vez que somos iguales y que no tenemos que soportar que se nos excluya de ninguna actividad, estamos preparadas para ello.