“ I’m so sick of running as fast as I can
Wondering if I’d get there quicker
If I was a man”
– Taylor Swift The Man.
Hagamos un ejercicio, que no tomará ni un minuto, y que probablemente compruebe mi punto.
Ahora quiero que pienses, en cuatro mujeres científicas que hayas visto en la escuela. Si no recordaste cuatro mujeres científicas, podemos seguir. Dime cuatro mujeres escritoras, o cuatro mujeres sociólogas, cuatro mujeres que se centren en la política, cuatro mujeres que resalten en la pintura.
Hace dos años tomé un curso de un año de historia universal moderna y contemporánea, que abarcaba un estudio histórico sobre todos los sucesos y los protagonistas de estos, desde 1780 a 1980, y hacía un análisis de temas como el imperialismo capitalista, revoluciones sociales, movimientos sociales, el racismo, el neoliberalismo, las crisis económicas, etc. Durante el curso se solicitaron dos libros, ambos de cuatrocientas hojas, para complementar. En total se trabajó con un material de 800 hojas.
800 hojas, que estudian el desarrollo de una sociedad por medio de todos los hechos históricos sociales entre dos fechas que llevan como diferencia 200 años, y si nos pusiéramos más especialistas, 73,048 días entre esas fechas, en un mundo donde lo único que tenemos seguro es el cambio constante. Terminó el curso y por un momento me quedé pensando ¿y las mujeres?. Era un curso donde se debía ver un resumen de todos los movimientos, todos los sucesos, todos los movimientos sociales entre esos 200 años, y no se mencionó durante todo el curso el nombre de una mujer, o en su caso, un suceso histórico donde las mujeres hubiesen sido protagonistas, o ya de perdida, que tuvieran un papel secundario. En un curso donde el propósito era dar a conocer a todos los personajes históricos, todos los sucesos y ayudar a desarrollar un pensamiento con base en estos mismos sucesos, se estudió una larga línea de sociólogos, donde no se mencionó ni una sola aportación por parte de una mujer.
Pero esto no es nada nuevo, uno puede pensar en tres científicos, y siempre pensamos en hombres, tres personajes importantes de la historia, y pensamos en hombres, escritores, cineastas, etc. Podemos echarle la culpa al lenguaje, podemos decir que estamos refiriéndonos a los hombres, y por eso pensamos en hombres, pero no tendría sentido ya que utilizamos los pronombres masculinos para las profesiones y las acciones generales de un grupo de personas compuestas por hombres y mujeres.
Por ejemplo, cuando la directora o maestra entraba a un salón en la primaria o secundaria y saludaba al grupo de personas de distintos géneros, generalmente saludaban con un “¡hola chicos! ¿cómo están todos?” sin importar que hubiera niñas. Eran, de alguna manera, invisibilizadas por el lenguaje incluyendo a las personas que no se identificaban con esos pronombres. Así que sería muy hipócrita de nuestra parte decir que el lenguaje no invisibiliza a las mujeres. Si nos vamos por esta lógica, tendría sentido que pensáramos en científicos y científicas cuando las personas preguntan, por tres científicos, pero no es así.
Así que creo que es normal que cuando uno pregunta por escritores, científicos, etc., se piense en hombres destacados de este campo, ya que el lenguaje dicta por una respuesta masculina. Pero volviendo al tema, qué pasa cuando ya hablamos de mujeres, utilizamos correctamente el lenguaje y preguntamos sobre científicas o sobre pintoras o sobre escritoras. ¿Cuántas vienen a nuestra mente? ¿una? ¿dos? ¿más de cinco?. No es nada nuevo que vea otra materia, o tome otro curso, y no se reconozca a las mujeres en ningún sentido, es un problema que viene desde la primera ola del feminismo, casi 200 años atrás, y el lenguaje tampoco ayuda.
Entramos a clase de biología y vemos los trabajos de biólogos, entramos a clases de física y conocemos los trabajos de físicos, y así con todas las materias. Y por un tiempo, hace como unas tres deconstrucciones, pensaba ¿acaso no hay mujeres científicas talentosas? y creía que la respuesta era “no”, en mi mente sonaba una voz diciendo, “eran otros tiempos, no estaban en laboratorios, si no en sus casas”. Y aunque el sistema patriarcal así lo quería, no era así.
Sí hay mujeres científicas y sí hay escritoras y todas son igual de importantes o hasta mejores que todos los hombres que vemos en clase. Entonces, si son tan listas , tan capaces, brillantes, ¿Por qué no están en los libros de historia, ciencia, literatura? ¿Por qué no se ven en clase? ¿Por qué los libros que se escriben sobre ellas, o que ellas mismas escriben no están en las bibliotecas? ¿Por qué no recordamos otro nombre de una pintora aparte de Frida Kahlo? ¿o de una científica que no sea Madame Curie?
Tal vez porque nunca las vimos, porque vimos muchos científicos hombres y sus grandes logros, porque vimos grandes héroes de la historia hombres, porque los libros de movimientos sociales en la secundaria se saltaban el feminismo. Y esto podría tener varios nombres como machismo, misoginia, pero al final termina en mujeres invisibilizadas históricamente y este es un problema con el que se lucha desde la primera ola del feminismo.
Las mujeres siguen siendo invisibilizadas históricamente. En los libros de historia de secundaria les dedican media cuartilla y una ilustración para hablar del sufragismo; se omite el hecho de que la posibilidad de que las mujeres ganaran el voto, fue gracias a su desempeño en la primera y segunda guerra mundial, y por las protestas, las iglesias quemadas, la casa del gobernador que hicieron explotar, ni siquiera se da una pequeña introducción del tema. Eso no se habla en los libros de historia, y ahora las generaciones no entienden el feminismo.
Mientras tanto los libros de biología, física, química llaman a dos hombres que se robaron la investigación de Rosalinda Franklin: “los descubridores de ADN”; y se dedican tareas para investigar las largas historias de hombres que tenían todo para poder llevar a cabo sus investigaciones, y aun así se las robaban a las mujeres aprovechando que no se les permitía entrar a un laboratorio. Mujeres murieron por la ciencia, y sus investigaciones fueron robadas, y ni siquiera hablamos de ellas en los libros de ciencia.
Vemos libros que resumen los hechos más importantes en dos siglos y en ningún momento se menciona a una sola mujer ¿Acaso en 200 años no hubo ni una sola mujer que quisiera , no sé , ser escritora y que hiciera un muy buen trabajo? ¿o socióloga? ¿o científica? ¿Acaso todas las mujeres por 200 años solamente se dedicaron a estar en sus casas?. Las mujeres han sido invisibilizadas históricamente, y sigue siendo así.
Los libros de la preparatoria de la materia de literatura hablan de puros grandes escritores hombres, que no se niega el talento, pero ¿Por qué no se incluye el trabajo de las mujeres? ¿acaso no hay buenas mujeres escritoras? ¿ y las 16 mujeres que han ganado el Premio Nobel a la literatura qué? ¿Por qué no se mencionan en los libros de historia?.
Muchas personas dicen que el feminismo ya no tiene sentido, “ya lo tenemos todo”, dicen, pero hay aspectos que se vienen luchando desde la primera ola y no se han logrado. Más de 200 años peleando por el aborto, y apenas llega a América Latina. Más de 200 años peleando para que se nos reconozca en los libros de historia, y eso no pasa. Más de 200 años peleando para que se nos respete como seres humanos y no se nos trate como objeto, como la propiedad de alguien, y no pasa. Más de 200 años gritando, quemando iglesias, rompiendo ventanas, escribiendo, protestando, y aun así, algunos estudios aseguran que estamos a 300 años de conseguir la equidad de género.
Crecemos tomando clases de literatura, leyendo a Gabriel García Márquez, quien escribía de manera maravillosa abusos sexuales, historias de pura misoginia. Se le aplaude por la manera en como redactó con tanta delicadeza sus obras, y podemos encontrar reseñas que describe como “conmovedora reflexión”, hacia la novela, “Memoria de mis putas tristes”, donde la trama es un hombre de 90 años que decide darse de regalo una “virgen”. Misma novela que se le aplaude la manera en cómo conmueve al público con la “reflexión que celebra las alegrías del enamoramiento”. O no olvidemos una de su mejores novelas, aquella novela, ¿Cómo se llama?, esa donde se denigra y se abusa en repetidas ocasiones de una menor de edad, y todo eso se romantiza. Ya me acordé, “Del amor y otros demonios” , o ese cuento que escribió basado en su vida, donde describe a una menor de edad como un objeto sexual, ¡ya sé! «El avión de la bella durmiente».
No se puede negar que Gabriel García Márquez era un buen escritor, sabia escribir, sabía lo que hacía, pero tampoco se puede negar que romantizaba la pedofilia, y no en una novela, en varias; no se puede negar que el señor sabía escribir situaciones misóginas, situaciones de abuso, sin intentar normalizarlas, porque él creía que era normal, que era “poético”. Podemos ser personas que escriben novelas donde señalamos violencia, donde nuestros protagonistas cuentan con una personalidad con características misóginas, pero si no dejamos claro que esto no es correcto, utilizando la historia de por medio, aclarándolo en otro momento, utilizando la ironía, intentando remarcarlo con cualquier recurso literario, se normaliza de alguna manera.
Podemos vender nuestras creaciones como una novela de abuso, de misoginia y dejar claro lo que es, o podemos ser como Gabriel García Márquez y vender una novela sobre abuso sexual o trata de personas, como una novela que “reflexiona sobre el amor”. Pasar toda una vida escribiendo libros que romantizan y normalizan abusos es malo, y que las personas te aplaudan porque las escribes bonito es peor, y no sabría cómo describir el hecho de que se deje de tarea, o proyecto, leer estas novelas en las escuelas, como ejemplo de la buena literatura, sin especificar y reconocer el problema.
Este tipos de hombres autores viene en los mismos libros de literatura, pero omitimos a las mujeres poetas, omitimos los bellos poemas lésbicos, a las escritoras, a las ganadoras del Nobel ¿A cambio de qué? ¿de poder leer con calma cómo un escritor colombiano describe la violación de una mujer, que mágicamente después de ser penetrada por, como él lo describió y cito, “ su respetable animal erguido”, ella se enamora de él? Describen así un “acto de amor”, cuando en cambio, podríamos leer a Rosamaría Roffiel, describiendo un acto de amor como “para fecundar sus vientres, no de hijos, sino de poesía”.
Y así hay cientos de ejemplos, como JK Rowling, quien utilizó ese nombre para que sus libros fueran publicados y la gente no supiera si quien los escribió, era hombre o mujer (porque hay pruebas de que libros escritos por una mujer venden menos). Esta autora escribió una de las mejores sagas de la literatura que hizo que toda una generación se uniera al mundo de la literatura, pero por hacer unos comentarios sobre la comunidad trans, las personas empezaron a quemar sus libros, recibió amenazas de muerte, filtraron su dirección en internet. Y aunque no solamente no estoy de acuerdo con lo que dijo, sino hasta creo lo contrario, quiero que se ejemplifique cómo la sociedad reacciona con las acciones de Rowling y con las acciones de un hombre.
Los hombres pueden hacer lo que deseen y siempre serán reprendidos con menor intensidad que las mujeres, o ni siquiera serán reprendidos. Los hombres pueden violar menores de edad y ganar un Oscar ¿O no Polanski?, -y que no se preocupe que ya tienes a todos los directores importantes de la última década cumpliendo el pacto patriarcal, juntando firmas para que se te perdone. Un hombre puede pasar violando a menores de edad toda su vida, golpeando mujeres, pero por patear bien una pelota ¡hagamos un monumento, un homenaje, una serie biográfica a Maradona!
Gabriel García Márquez puede pasar su vida escribiendo, no un tweet, novelas sobre pedofilia, y tener un monumento en su propio parque, en su país. Y así ha sido con todo, en la religión , en la ficción. En la mitología Pandora es la mala por abrir una caja, y qué grande Zeus un dios que «progenitaba» con todo aquello que se moviera.
Mientras que las mujeres pueden pasar toda su vida haciendo el bien, trabajando duro, y siendo buenas en su trabajo, superando a los hombres y sus obstáculos, sobornando laboratorios para poder entrar a hacer sus pruebas porque en esa época no dejaban entrar a las mujeres en los laboratorios, pueden pasar su vida escribiendo joyas de la literatura y pertenecer a la lista negra de Hitler, y nadie recordará su nombre, mucho menos los libros de historia. Puedes morir por radiación al intentar ver la doble hélice del ADN, y al final dos años después de tu muerte se le dará el Premio Nobel a tu investigación, pero a nombre de dos hombres de los cuales no mencionaré sus nombres, pero los cuales si aparecen en los libros de biología.
Las mujeres han pasado décadas luchando para que sus nombres aparezcan en los libros, para que se las tome en cuenta, no como favor, sino porque se lo merecen. La sociedad no solo ha invisibilizado a esas mujeres, sino que se ha encargado de alabar a los hombres y perdonarles todo porque son unos “genios” en su campo. “Al fin y al cabo soy hombres”, “boys will be boys”. Los hombres pueden hacer lo que deseen y siempre serán reprendidos con menor intensidad que las mujeres, o ni siquiera serán reprendidos, los hombres siempre serán reconocidos, aunque no se lo merezcan y las mujeres todo lo contrario.
Tal vez si aquellos genios que vemos en los libros fueran mujeres, no estarían ahí, o el mundo fuera al revés. Y no, no se niega que los hombres no merezcan reconocimiento, pero nosotras no obtenemos el reconocimiento que merecemos, cargamos con el doble de las dificultades, y además debemos reconocer que a ellos se les facilita tener más reconocimientos, sólo porque les cuelga algo entre las piernas.