El derecho a decir no y el rechazo femenino como una ofensa a la masculinidad

El derecho a decir no y el rechazo femenino como una ofensa a la masculinidad
mayo 17, 2021 Ana Mary Risso
feminismo

En general, todos los hombres suelen manejar mal, unos más que otros, el rechazo de las mujeres a sus avances amorosos o sexuales, unos se los toman filosóficamente a guasa pero otros lo interpretan como una ofensa a su virilidad. De esos casos es que vamos a hablar, porque son los que lamentable y generalmente, terminan en acoso sexual, violencia física e incluso en feminicidios.

La masculinidad en una sociedad machista es muy “frágil”, los hombres sienten que deben demostrar siempre que lo son, que siempre están disponibles y preparados para responder sexualmente, y que son superiores en todo sentido respecto de las mujeres porque de ellos se espera que sean valientes, decididos, acertados, objetivos, buenos proveedores, excelentes amantes, y pare Ud. de contar, la sarta de estereotipos de género que también los afectan pero con los cuales se han sentido identificados porque les asigna el poder. Sarna con gusto no picaba, hasta que las mujeres empezaron a hablar y dar sus testimonios de abuso sexual.

Algunos señoros asumen como atentado a su virilidad un “no” femenino, ese “rechazo” es interpretado como ofensa porque ¿cómo se le ocurre rechazarme a mí? ¿Qué se cree ella, que está muy buenota?¡Debería dar gracias que yo la mire! …y por ahí se despeña la cosa cuando un hombre se siente herido en su masculinidad machista. Hay otras formas de ser hombre, pero como esas no son el problema, nos referimos a la machista. Y la reacción de estas personas suele ser agredir a las mujeres para hacerles pagar su impertinencia y la ofensa, a alguien que espera ser siempre aceptado, porque en su cabeza no cabe la posibilidad de que las mujeres puedan ser selectivas y tengan derecho a decir no.

Es como si las mujeres no tuvieran derecho a tener discernimiento ni albedrío, a tener libertad de decir no sin dar excusas ni explicaciones. Lo podemos evidenciar en la forma que todas hemos utilizado en algún momento para zafarnos de un tipo con el que no queremos estar o para detener los avances de un pretendiente indeseado: “ya tengo novio”. ¿Por qué se utiliza este recurso en lugar de decir abiertamente no y punto? Porque entre otras cosas está probada su efectividad, basta decirlo y el tipo se retira, incluso ofreciendo disculpas al otro macho no presente; porque sabemos que si decimos no y que la decisión de rechazar al señoro es nuestra, nos exponemos a una reacción agresiva que no vamos a poder manejar porque físicamente no tenemos la fuerza de nockearlo con un golpe, entonces preferimos sonreír angelicalmente y decir suavemente “tengo novio” aunque sea mentira, para que se vaya rápidamente en paz y nos deje tranquilas, ¡los contrapoderes que nos decía nuestra Maestra Evangelina García, es un insecticida comprobado!

Y molesta entender que el baboso se retira no por respeto a la mujer sino por el pacto fraterno machista, ese que les lleva a no pisarse las mangueras y a no invadir “propiedad ajena” aunque el otro macho no esté presente. Es muy raro cuando los hombres violan este pacto no escrito persistiendo en sus avances. A las mujeres esta actitud nos prende las alarmas rápidamente, porque significa que el tipo es capaz de agredir, y sabemos además, que solo lo detendrá otro hombre que se le oponga y lo confronte, porque las mujeres no lo podemos detener sin asistencia masculina, salvo que sean karatekas o tengan un arma de fuego que sepan utilizar muy bien, pero de allí, deberán salir huyendo porque están en un real peligro para su integridad e incluso, de sus vidas.

Tan mal llevan algunos hombres el rechazo femenino que se quejan amargamente en la “friend zone”, una especie de limbo o zona maldita que ellos mismos crearon para referirse a esa situación donde una mujer no los acepta como pareja pero los mantiene como amigos, donde ellos mantienen la esperanza de que algún día ella rectifique y los suba de nivel, como en los juegos de computadora. Porque no conciben que hombres y mujeres puedan tener amistad  sin ningún interés sexual, mito culturalmente establecido de que la amistad entre hombres y mujeres es imposible, como si la única forma de relacionarse fuera la sexual.

Es un problema cultural machista que es indispensable superar. Que una mujer no acepte las propuestas masculinas no debe ser interpretado como ofensa o descalificación, no debe dar lugar a resentimientos ni a venganzas. Las mujeres tienen el derecho a seleccionar con quien sí y con quién no. No somos propiedad de nadie ni estamos obligadas a ser amables o cordiales con cualquier hombre al que le parezcamos atractivas. Y esa “dignidad” masculina ofendida por el “injustificado” rechazo femenino es una conducta machista socialmente comprendida y aceptada. La institución del “guayabo amoroso” y la cantidad ingente de canciones dedicadas a la mala mujer que los rechazó. Los titulares de “crímenes pasionales” y las cabezaditas de asentimiento cuando se explican que “la mató por celos”, así como la reacción virulenta cuando las mujeres corregimos diciendo que son femicidios y que a nadie la matan “por amor”. Ese es el pan de cada día, el mundo que vivimos y tenemos que surfear las mujeres, cada día de diferentes formas, porque las violencias machistas son un problema estructural de la sociedad.

Pareciera una trama de película mexicana de principios del siglo XX, pero lamentablemente el imaginario masculino dentro de las sociedades machistas (y todas lo son), no ha cambiado mucho en este aspecto. Ciertamente cada vez son menos los hombres que reaccionan con violencia al rechazo femenino, pero todavía los hay y no son pocos, porque por ellos tenemos el alto índice de feminicidios y de violencias contra la mujer. El patrón cultural machista de que las mujeres son desiguales e inferiores al hombre persiste aún en pleno siglo XXI. Por eso a muchos les molesta que una mujer sea su jefa, les de órdenes, ellas sean libres, autónomas, sexualmente activas, y que además los rechacen como pareja.

Ser víctima de abuso, acoso y violencia sexual para las mujeres es terrible, porque las conductas masculinas machistas violentas para someter y controlar a las mujeres aún siguen estando invisibilizadas, normalizadas y naturalizadas; al hombre se le sigue viendo como el que debe tener el poder en una pareja, el que decide, el que domina, mientras las mujeres deben ser “femeninas” y dejarse someter, que sea el señoro el que conduzca, por todos los estereotipos relacionados al sexo masculino mencionados anteriormente.

A las mujeres, decir no, nos expone a ser agredidas, no creídas, no respetadas, porque no se nos reconoce ese derecho, a negarnos porque no queremos. Cuando un macho depredador fija su objetivo en una víctima, no la deja hasta que lo logra, para él solo es un trofeo. Hay que leer lo que explica Rita Segato respecto a los violadores y sus motivos: ellos lo hacen, entre otras cosas, para validar su masculinidad frente al resto de los hombres.

¿Cómo ha sido la reacción ante los testimonios de abuso sexual por Twitter? La falsa objetividad, los llamados a denunciar “oportunamente”, la descalificación de las víctimas, las dudas sobre la veracidad de su relato, el reproche por “desprestigiar” la reputación de los agresores, no importando que entre las víctimas, hubo una niña de solo 6 años, entre otras tantas reacciones donde se evidencia la total falta de empatía, asertividad y calidad humana.

Pero así como hubo solidaridades automáticas con los agresores y falsas neutralidades, hay que decir también que hubo una respuesta contundente de apoyo respetuoso a quienes se atrevieron a hablar. Probablemente no hallarán justicia, pero su testimonio será muy útil para que otras se atrevan a hablar, a buscar ayuda y a denunciar. La violencia no es un destino fatal, vivir sometidas con miedo no debe seguir sucediendo, las víctimas de acoso, abuso y violencia sexual tienen derecho a hablar con libertad, sus agresores verán qué hacen, porque la impunidad no es un derecho, no desde ahora. Así que amiga adelante que #YoTeCreo

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

Comment (1)

  1. Salvador 5 meses ago

    Abogo por el reducido margen de hombres que se han portado como caballeros y buenos amigos sin interés subalterno a esas actitudes y que, cuando hicieron una propuesta luego de años de conocerse, recibieron un no hostil, desconsiderado, sin empatía; fueron tratados como ebrios acosadores de discoteca o lascivos sujetos que las importunan con silbidos y frases soeces. ¿Cuál es el fundamento de ese maltrato? ¿Con qué derecho ridiculizan y dañan el autoestima de un hombre de aquellas características?

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