La medicina necesita un enfoque feminista

La medicina necesita un enfoque feminista
abril 23, 2021 Alejandra Watts
feminismo

La Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) aún discute si se debe seguir vacunando con la dosis de AstraZeneca por su posible vinculación con casos de trombosis (sólo 30 casos en cinco millones de vacunados)

Ojalá esa rigurosa y metódica discusión se llevara a cabo cuando se trata de la salud de las mujeres y las consecuencias de ciertos tratamientos, porque si bien desde hace 60 años algunas tenemos control de nuestra sexualidad y podemos decidir si ser madres o no, también debemos aceptar los efectos secundarios de las píldoras anticonceptivas. Efectos que muchas mujeres desconocen incluso después de años usando las pastillas.

Todas las mujeres que comentaron un post de Instagram en la cuenta de Feminismo INC donde se hablaba sobre este tema coincidían en que existe una cultura patriarcal en la medicina.

Como primer punto tenemos que toda la responsabilidad de prevenir un embarazo ha recaído históricamente en nosotras, desde el discurso social y desde la ciencia. No olvidemos que de 21 métodos anticonceptivos conocidos y aceptados por la OMS solo dos son para los hombres: el condón y la vasectomía. Estos no tienen efectos adversos e incluso así muchos se quejan de su existencia…

Los posibles efectos adversos de una eventual píldora anticonceptiva masculina ponen en la mesa de discusión cómo muchos hombres egoístas no comprenden que debe existir corresponsabilidad en el área sexual porque si de efectos secundarios se tratara el viagra no se hubiese popularizado como lo hizo.

Tomo pastillas desde los 15, ahora tengo 27 y me han salido várices internas, sufro de migrañas, fluctuación en mi peso, bajo deseo sexual y más… Quise dejarlas pero mi pareja se negó porque “el preservativo le aprieta mucho”, contó Silvia* en la publicación.

Gabriela* explicó que desde que emigró a Brasil no ha podido usarlas más porque la carga hormonal que tienen es mayor que en Venezuela. “Las dejé porque hasta taquicardia me daban, tenía dolores de cabeza todos los días, mal humor y vómitos. El ginecólogo me decía que las siguiera tomando porque eso solo eran los primeros tres meses de adaptación”.

Recuerdo a mi ginecólogo diciéndome cuánto debía agradecerle a mi marido si se hacía la vasectomía luego de que yo tenía 15 años cuidándome para poder tener relaciones los dos sin salir embarazada”, relató María.

También debemos hablar de la escasa actualización y modernización de los exámenes anuales como el papanicolau, las mamografías o los tratamientos para la menopausia si se le compara con los avances de la medicina estética, por ejemplo.

La endocrinóloga española Carme Valls Llobet autora del libro “Mujeres invisibles para la medicina” aseguró que las mujeres viven mucha violencia durante consultas médicas y que suele pasar desapercibida. “Que no te escuchen en la consulta es violencia. Que te obliguen a tratamientos que no deseas es violencia. La actitud de los médicos y médicas hacia la paciente, a veces, es agresiva, impositiva y dictatorial. Ser mujer en una sociedad androcéntrica nos perjudica.”.

La aplicación de una lente feminista a los encuentros clínicos, los tratamientos médicos o las experiencias de los pacientes abre nuevas posibilidades para comprender las estructuras de opresión que se entrecruzan y entrelazan mientras se aboga por el cambio«, manifestó la doctora Tori Ford, creadora y directora de la plataforma Medical Herstory.

Alcemos la voz para que la ciencia y la sociedad nos vean y nos traten como lo que somos: la mitad de la población, no una minoría.

*Los nombres de las mujeres fueron cambiados

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