Tal como muchos otros eventos, las formas de celebrar el Día Internacional de La Mujer se han trasladado al mundo digital por las restricciones de movilidad y aforo que aún están vigentes en muchos países producto de la pandemia. Esto no es excusa para dejar de pensar y ver al 8 de marzo como la fecha en que se admira a “la creación más bella y delicada del universo” y cientos de ideas edulcoradas que tienen detrás su toque de sexismo.
Entendiendo que hemos avanzado en comparación a periodos históricos anteriores, las mujeres del Siglo XXI aún nos enfrentamos a muchos problemas: violencia física y psicológica, feminicidios, brechas salariales, dificultad para lograr la conciliación y el tema de los cuidados, falta de representación a nivel político y el incumplimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos.
La COVID-19 ha ocasionado desastres a todo nivel y el impacto en las mujeres ha sido tal que los expertos indican que podríamos retroceder el equivalente a unos 50 años en materia de igualdad.
No en vano ONU Mujeres ha dedicado el tema de este año a cómo afrontar las consecuencias del coronavirus desde acciones individuales y colectivas. En 2021 el foco está en “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la COVID-19”
Por tal motivo y siguiendo esa línea, desde Feminismo INC quisimos hacer un especial para escuchar a líderes venezolanas que se encuentran dentro y fuera del país pertenecientes a diversas áreas y sectores sociales: medios, artes, negocios, activismo, política, literatura y más.
Cada una de ellas nos dio su visión de liderazgo, hablaron de los retos de su sector y cómo derribar los obstáculos que el liderazgo femenino enfrenta actualmente. ¡Conócelas!
Amaya Briner
Auditora Socia de Briner y Asociados
Liderazgo es tomar las decisiones adecuadas en circunstancias imprevistas, es toda una habilidad para gestionar equipos de trabajos. En el área de contaduría, auditoría y finanzas el reto sigue siendo conciliar la vida familiar con la vida profesional y la falta de apoyo. Muchas mujeres en este sector llegan muy lejos pero son mujeres que no tienen familia o tienen pareja pero no hijos. El tema de la maternidad propiamente sigue siendo un impedimento, en este trabajo se viaja mucho, eso puede representar una limitación y hasta un riesgo para una mujer embarazada.
La auditoría, como muchas industrias, tiene horarios complicados, las programaciones son fuertes. Las leyes también, en ciertos casos, limitan la contratación de mujeres por los permisos pre y post natales.
Creo que para superar los obstáculos la negociación es siempre la clave de todo: con la pareja, con los hijos y con los jefes. Delegar también me parece una forma de superarlos pero delegando con la seguridad de tener un buen equipo tanto en casa como en la oficina y por supuesto gestionar el tiempo.
Yiniba Castillo
Venezolana, maracucha. Licenciada en Ciencias Políticas con diploma de Género, familia y políticas públicas; y postítulo en Biología del Conocer y las Comunicaciones Humanas. Tesista del Magister en Género y Cultura, mención Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Co-fundadora de Fundación Proyecto Mujeres (Maracaibo, Venezuela) y Fundación Mujeres Migrantes (Santiago, Chile).
Podemos llamar liderazgo a la capacidad (adquirida o natural) de organizar a un grupo para lograr objetivos. Implica muchas ganas, habilidades de comunicación y planificación, y sobre todo la capacidad de ver el potencial y talento en otros.
La principal barrera es un sesgo cultural que marca a las mujeres como «incapacitadas» para cargos de gran liderazgo. La creencia de que «ser mujer» implica ser demasiado sensible, demasiado blanda, demasiado «mamá» o esposa como para poder dedicarse como lo haría un hombre al trabajo formal. De allí derivan otras. Pienso que gran parte del problema radica en que el mundo del trabajo se ha pensado desde siempre por y para hombres que viven para el trabajo y por tanto, son medidos en virtud del tiempo que le dedican. Entonces un día de ausencia por dolores menstruales o las mismas licencias por maternidad, son vistas como una debilidad femenina frente a su contraparte masculina, sin pensar en formas alternativas de medir rendimiento, como el cumplimiento de objetivos. En esto, sin embargo, creo que estamos avanzando; pero no termina de generarse un progreso significativo sino se mejora en otras áreas como la distribución equitativa de las tareas domésticas y de cuidados.
Las políticas afirmativas, tanto desde el mundo público como desde el privado, han generado cambios favorables. Creo que la siguiente tarea de gran importancia es pensar el trabajo de las mujeres (lo que probablemente implicaría reducción de jornadas o replanteamiento de la medición de rendimiento) y por supuesto, urgente y sin falta, seguir trabajando por la distribución equitativa de las tareas domésticas y de cuidados. Esa gran carga muchas veces invisible que nos ha estado frenando aún con todo el trabajo para avanzar.
Liz Carolina Jaramillo
Diputada a la Asamblea Nacional y docente universitaria
Poder influir en los ciudadanos/as y comprometerlos en un proyecto o fin común, hacer de quienes le rodean colaboradores de una causa común es liderazgo para mí. Los líderes tienen voluntarios alrededor, no soldados.
Las mujeres hoy día enfrentan muchos obstáculos y desde hace algún tiempo lo he enunciado en distintos espacios donde he tenido la oportunidad de participar, el primer obstáculo es el de arranque o de partida el de atreverse, de tomar la decisión de participar y de aspirar en el escenario de lo público, salir de lo privado y asumir frente a sus pares y entorno que desea aspirar un cargo (ya sea de elección popular o de poder de decisión) porque confía en su capacidad y su trabajo. El segundo obstáculo es el de enfrentar lo cultural o los estereotipos cuando muchas de nosotras asumimos ser voceras de un tema nos subestiman de entrada, se preguntan en el entorno cómo llegó allí, dudan de su trabajo y capacidad y asumen estereotipos discriminatorios por ser mujer, la familia les cuestiona la limitación del tiempo para ellos, para los hijos o para los cuidados del hogar, este es otro obstáculo muy fuerte y creo incluso el que más pesa a la hora de tomar la decisión de asumir una carrera política o pública. El tercero es el obstáculo de permanencia, cuando las mujeres cometemos errores en nuestro desempeño profesional somos duramente cuestionadas y señaladas, al punto que muchas terminan por replegarse al escenario de lo privado.
Las mujeres tenemos que convencernos unas a otras que tenemos que estar y permanecer en espacios de poder y de toma de decisiones, sólo así garantizaremos el desempeño de una democracia real, de una verdadera justicia, no puede haber política pública eficiente, si quienes la diseñan no sienten como la población, quienes toman las decisiones deben considerar las acciones desde las ópticas de los distintos seres humanos que integramos la sociedad y las mujeres somos el 50% de la humanidad.
Debemos prepararnos, formarnos, trabajar y demostrar con nuestros actos y desempeño que sí podemos, pero que además somos modelo para que quienes vengan detrás de nosotras se animen a participar en la gerencia pública, en la política, a nivel empresarial, en que jamás sacrifiquen sus carreras por quedarse en casa atendiendo lo doméstico, eso debe darse en cooperación familiar.
Mari Montes
Escritora de béisbol
Liderar es poder impactar en un grupo de personas. Es desarrollar habilidades que permiten influir y conectar con muchas personas gracias a generar confianza. El liderazgo debe estar comprometido con el grupo.
Pienso que uno de los retos específicos de las mujeres es que sea natural cubrir la fuente deportiva, que deje de ser una novedad, que no se hable de “mujeres en un mundo de hombres”. Hay que estar lo mejor preparadas posibles para transmitir información a una audiencia que sabe mucho del deporte que sigue.
Una forma de superar y vencer los obstáculos es con tenacidad, enfocadas en la meta y no en los comentarios negativos que siempre van a ocurrir en el trayecto. Se pierde mucho tiempo recogiendo piedras para devolverlas, no vale la pena.
Karina Sainz Borgo
Periodista y escritora. Autora de “La hija de la española”, “Crónicas barbitúricas” y “El tercer país”
“Liderazgo es una palabra que me genera aprehensión, digamos que la uso con cuidado. Procuro dirigir mi propia vida lo mejor posible, sin procurar el daño ni a mí ni a quienes me rodean. Desconfío en la salvación del mundo como una abstracción o una imposición. Es una obra lenta, constante. Creo en el esfuerzo, en la autocrítica y en la disposición natural a llevarse la contraria a uno mismo.
Pues creo que los retos que las mujeres enfrentan en el sector literario y cultural siguen siendo los mismos que enfrentaron seres humanos como Natalia Ginzburg, Susan Sontag o Doris Lessing, ella insistía en que existían dos tipos de cárceles, las que nos imponían y aquellas que construimos nosotros mismos. Unas no pueden existir sin las otras.
He aprendido a superar los retos con la misma fuerza e intensidad que he aprendido de los seres humanos que me trajeron hasta aquí. Reúno y recorro la mayor cantidad de mundo que soy capaz de imaginar y conseguir. Lo hago con un sentido práctico de mi exploración, dentro y fuera de mi biblioteca. Me construyo moviéndome, ‘siendo’ a la vez que libro un combate conmigo misma.
Ingrid Serrano Duque
Comunicadora, escritora y actriz. Creadora de @sinmentemindfulness y la @pijamadaamorpropio
Creo que es trabajar en ti misma y en tus deseos, requiere planificación, ganas, sacar tiempo de dónde a veces aparentemente no hay y modelar a otras con el ejemplo, que se entusiasmen y descubran sus propios recursos y encuentren sentido en el hacer en equipo.
Hemos realizado un gran recorrido dónde muchas mujeres más allá de los cánones dentro de una industria donde mayoritariamente hay hombres en posiciones de decisión, siento que el mayor reto es entrar en esas instancias de poder dónde se toman las decisiones sin etiquetas de machistas o feministas sino de humanidad, por un espacio donde ya somos productoras, actrices e impulsadoras de otras nosotras.
Para vencer las dificultades lo primero que debemos hacer es confiar en nuestras mujeres líderes, confiar en nuestros talentos y también capacidades gerenciales, especialmente en la innovación. .Vivimos tiempos donde lo femenino (que también habita en nuestros pares hombres) se hace necesario, mayor empatía y reconocimiento. La pandemia por otro lado ha puesto de relieve todos los temas aún por resolver como la conciliación en casa y las condiciones laborales a distancia, y ni hablar de las mujeres que llevan en paralelo la escuela en casa. La invitación es a seguir buscando espacios de encuentro para impulsarnos porque somos más fuertes en bloque, para apoyarnos en la toma de decisiones y creer en nuestros talentos y emprendimientos.
Dariela Sosa
Consultora en comunicación para el desarrollo, fundadora del medio venezolano Soy Arepita y moderadora del Foro Global de Salud del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ)
Para mí hay dos dimensiones del liderazgo, el intelectual y el social, todos tenemos que aprender a desarrollar y manejar ambas. Con la dimensión intelectual del liderazgo me refiero a tener criterio propio, tener liderazgo sobre uno mismo es importantísimo y es más difícil de lo que parece porque es la capacidad de tener un pensamiento propio, de aprender y nutrirte de los demás pero también entender qué tiene sentido para ti y para tu vida. Luego, la dimensión social es la capacidad de organizar estructuras creativas, novedosas para que podamos colaborar entre todos y lograr cosas más grandes y mejores. Para eso se necesita empatía, orden, entender las capacidades de los otros y saber formar equipo. El liderazgo social es sumamente importante y más en pleno siglo XXI donde la articulación y colaboración no se logra solo en tu comunidad sino también en lugares más lejanos a través de espacios virtuales.
Si bien el mundo de la comunicación social y el periodismo tiene más presencia de liderazgo femenino que otros espacios profesionales no deja de tener retos, para mí el principal es el acceso a capital de riesgo y financiamiento que pues, como dicen las estadísticas, hay muchos más hombres que reciben financiamiento que mujeres debido a sesgos de los financistas, pero también quisiera enfocarme en las cosas que podemos mejorar nosotras. Las mujeres tenemos que acostumbrarnos a hablar de dinero y modelos de negocio con más soltura. Hay que normalizar eso en las conversaciones para sentirnos cómodas con el lenguaje y manejar bien esos criterios para poder captar fondos con más facilidad.
He sentido a veces que nos da un poco de vergüenza pensar “estoy haciendo un emprendimiento periodístico y solo me interesa el dinero”, pues no. Evidentemente me interesa porque es lo que me permite impulsar y mantener un equipo, hacer un medio sostenible y generar impacto a largo plazo. Hay que cambiar la mentalidad, saber que está bien y que nos lleva a maximizar las probabilidades de conseguir los objetivos que queremos conseguir.
Estamos en un mundo tan incierto que los desafíos, y también las oportunidades, pueden venir de cualquier lado entonces lo que aconsejaría y trato de practicar a diario es tener una mentalidad adaptativa donde las oportunidades las tengo que ir evaluando constantemente, en donde hay que tratar de ser ágiles en nuestras estructuras laboraless, en nuestra gestión del tiempo, utilizar el conocimiento que hemos aprendido y ver cuál es la mejor manera para adaptar esos conocimientos al aquí y al ahora, pues nos ayuda a seguir siempre vigentes en nuestra profesión y aportando el máximo valor posible.
En segundo lugar, es importantísimo desarrollar y mantener redes multigeneracionales, es decir, estar en contacto con personas que tienen más experiencia que tú, con igual o similar experiencia y gente que apenas está comenzando en el área. Mientras más diversa pueda ser tu red mejor. Trabajar en redes va a ser clave para los próximos años y es clave para sobrevivir esta etapa tan compleja en la pandemia. Mi invitación es a que todos pensemos en cuáles son las redes a las que estamos invirtiendo tiempo, energía y por qué. Y que de esa reflexión venga una acción de incluir a más personas, de hacerla más diversa o hacerla más enfocada y estratégica, todo dependiendo de tus objetivos.
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Amaya, Yiniba, Liz, Mari, Karina, Ingrid y Dariela son ejemplo de que podemos crear espacios, impulsar, defender las posiciones donde ya estamos y luchar desde cada lugar para que más mujeres sean líderes de sus vidas.