Aunque parezca mentira todavía en pleno 2021 con todos los avances tecnológicos, sociales y tanto acceso a la información a las mujeres de todo el mundo nos tocó una vez más salir a las calles para gritar que somos la mitad de la población, que somos humanas y que exigimos que se respeten nuestros derechos.
En el “país de las mujeres” también salimos a las calles a protestar, a pesar que dos días antes el Presidente de la República prohibiera cualquier tipo de concentración en las calles.
Asistí a la convocatoria que se hizo en la plaza Brion de Chacaíto y me encantó ver el colorido y la diversidad que predominó en el evento, donde no hubo más protagonismo que el de las mujeres alzando la voz en su #8MRebeldeYDeLucha
Aunque el foco fuerte de la protesta estuvo centrado en la cantidad de femicidios ocurridos en Venezuela durante los últimos años (610 de acuerdo a las cifras presentada recientemente por el Ministerio Público) fueron muchas las demandas en otras áreas que afectan la vida de las mujeres en el país.
Seguridad, acceso a servicios básicos, acceso a la salud, salarios dignos, mayor representación en la política, Estado laico, casas de abrigo para mujeres vulnerables, funcionarios sensibilizados y preparados para atender las denuncias de mujeres víctimas de violencia, educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir, entre otras.
Y es que en Venezuela la última semana de febrero 7 mujeres fueron asesinadas en 7 días, todavía los derechos sexuales y reproductivos son un tema tabú del que los políticos de lado y lado evitan hablar, alegando que “no está en agenda” o que “no es el momento político”, mientras que se persigue y se encarcela a las activistas. Se rompe con el estado laico y se nombra una comisión en la asamblea de pastores evangélicos, aun cuando la historia nos ha demostrado miles de veces que mezclar política y religión es algo sumamente peligroso. Las mujeres indígenas son esclavizadas y miles de mujeres y niñas son víctimas de trata y prostitución.
Este día fue para todas las allí presentes una montaña rusa de emociones, lloramos al recordar a todas las mujeres víctimas de violencia machista, nos indignamos ante tanta desidia del Estado y de la sociedad en general, cantamos y nos emocionamos al encontrarnos porque aunque fue muy difícil lograr que ciertos sectores de lado y lado se apartaran de sus banderas políticas y aceptaran participar en una actividad sin más protagonismo que el de las mujeres unidas en contra de la discriminación, fuimos muchas las que sí decidimos hacerlo y allí estábamos unidas en absoluta sororidad, en plena conciencia de que no teníamos absolutamente nada que celebrar pero si muchísimo por qué luchar.
Fotos @jessikaarpaz y @eldiariodevarda