El significante BELLEZA en la mujer venezolana

 El significante BELLEZA en la mujer venezolana
febrero 12, 2021 Carla Michelle Aponte
feminismo

En todos los países hay cánones de belleza, estereotipos que se determinan como “representantes” de la forma en la cual se debería ver la belleza física entre sus habitantes; estereotipos que a través de la historia han cambiado y transformado, y estos últimos tiempos muchos movimientos han tenido como objetivo eliminarlos para siempre y así evitar que más mujeres sigan rompiéndose a sí mismas en esa constante búsqueda por encajar en ellos.

Pero, ¿Qué pasa cuando “la belleza estética” forma parte de la identidad, de eso que hace visible a una mujer ante su entorno, que le da fuerza, poder y además le da un lugar de privilegio en la sociedad?

¿Cómo una mujer logra desmontar, romper o cambiar algo que puede estar lastimándola y que está en su identidad?  y no porque haya sido una elección, sino más bien una interiorización

IDIOSINCRACIA DE UN PUEBLO

En Venezuela existen 2 premisas tomadas por la sociedad: si es niña será Miss y si es varón será pelotero. Sin darse cuenta una sociedad empieza a inscribir sobre la mente y cuerpo de un ser que se convierte en objeto al que le asignamos etiquetas sin si quiera haber tomado su primer bocado de aire.

“Venezuela el país de las mujeres bellas” un eslogan que sin duda se ha convertido en el sello del país. Y que nace de un concurso en el cual la belleza tiene su patrón: medidas de un cuerpo 60-90-60, no tener hijos, una edad específica entre 17 y 25 años, una estatura como mínimo 1,65. Pero ¿Cómo llega ese concurso a representar al país?

La sociedad venezolana le ha otorgado un gran valor al significante BELLEZA, lo vemos allí anualmente en toda la emoción y alegría que gira entorno a la realización del evento en el cual se elige quien es “la mujer más bella del país”, reforzando esa idea de competencia en la que una mujer debe resaltar más que las demás y específicamente por rasgos físicos y estéticos. Esa mujer tendrá la responsabilidad de representar al país a nivel internacional (así que más vale que sea la MAS bella)

Un país reconocido como “el de las mujeres bellas” le dice a una mujer que la belleza es uno de los requisitos indispensables que ella debe cumplir para formar parte, para ser reconocida como mujer; es decir, una mujer debe aspirar a ser bella y como si no bastara con eso, sin importar los medios que use, debe cumplir con ciertos requisitos establecidos.

Y esto es parte del problema, mas allá de ser del país de las mujeres bellas, es creer que la belleza es de un solo tipo, de una sola forma y de una sola área de vida, la física.

Siendo el inicio de esa búsqueda por parte de la mujer de alcanzar esa belleza, una belleza estandarizada. Siendo inconsciente el riesgo que corre de perder su propia particularidad, eso que la hace única para poder encajar en el patrón

Una única forma de ser mujer, como el estereotipo lo demanda, no existe, y yo después de pasar por mi propio proceso de análisis he entendido que realmente creer que existe un solo tipo de ser mujer es absurdo y me atrevo a decir que hay sociedades/culturas que intentan crear una sola forma de ser mujer como un método de control y agresión hacia la diversidad.

¿Qué pasa con aquellas mujeres que no cumplen con esos requisitos?

¿Dejan de ser bellas?

¿Dejan de ser mujeres?

Muchas mujeres empiezan a moverse desde la culpa por no cumplir con el ideal “si no puedo llegar a eso, intentare estar lo más cerca posible”, crean una serie de patrones dañinos para sí, y hablamos de daño cuando tienes activado el piloto automático y haces las cosas desde la repetición, aun cuando incomode y no desde el deseo.

Obsesión por el peso, la delgadez y la imagen física; por otro lado, el afán de estar BELLAS para el Otro: manicure, pedicura, depilación, perfumes, la ropa de moda y cualquier otro elemento que se incluya en el estándar. Así la mujer venezolana se convierte en objeto de belleza estética, corriendo el riesgo de no reconocerse a sí misma como una mujer sujeta que crea su propia identidad, ser ella.

Porque por más que se intenta, nunca se llega al ideal, porque es eso, un ideal y de alcanzar siempre se creará otro y en ese proceso cuando no es consciente, se anulan y destruyen partes propias.

Mujeres que se someten a procedimientos quirúrgicos y a los meses manifiestan que aún hay algo en su cuerpo que acomodar. Invierten horas en un salón de belleza, y si no lo hacen se sienten incómodas con su propio ser. Hacen dietas y ejercicios pero como forma de sacrificio  para poder cumplir con el ideal, porque después de todo “para ser bella hay que ver estrellas”. Si no están maquilladas y peinadas no están arregladas ¿acaso hay algo defectuoso en ellas? Si no emplea la coquetería entonces ¿no es mujer? O por lo menos no mujer venezolana.

EL OTRO LADO DEL ESPEJO

Otro de los fenómenos que he podido analizar, son aquellos relacionados al rechazo de estos ideales. Se anula cualquier mínima actitud relacionada con ese ideal, sea propia o ajena.

Si ser mujer significa ser bella a ese nivel y con todos esos sacrificios entonces no deseo saber nada que tenga que ver con ser mujer ni con aquellas mujeres que elijan ir por ese camino.  Las mujeres rechazan el ideal porque en sí mismo el ideal trae consecuencias que para ellas son destructivas e incómodas.

Entonces las mujeres empiezan a ir en contra, desde el poner energía, acciones, pensamientos y deseo en contrarrestar el mandato y en ese intento de contrarrestar el mandato, no se pregunta sobre su propio deseo, sobre lo que signifique para ellas ser mujer y mucho en construir su propia versión.

UNA CORONA DE ESPINAS

Entonces no basta con ser bella, sino que hay que mantenerlo, es una constante de nunca acabar, es intentar todo. Pero es una forma establecida para que una mujer de huya de sí misma, porque es más sencillo seguir por el camino conocido aun cuando tenga espinas, que empezar uno propio. Es mejor que todas las mujeres encajen en el mismo molde porque así es mucho más fácil controlarlas.

Ese camino de crear y asumir nuestra propia definición de belleza se hace complejo porque requiere de cuestionar y cuestionarnos, lo que nos enseñaron y lo que aprendimos, lo que vemos en el exterior y eso que tenemos en nuestro interior. Da miedo, angustia, culpa e inseguridad. Porque nuestro entorno, también está configurado para hacernos sentir eso.

Veamos este ejemplo: una mujer decide que no le gusta el maquillaje y no lo usa, y va a una entrevista de trabajo sin maquillaje ¿cómo será percibida? Seguramente desarreglada y con mala presencia; aquí vemos como el entorno también se configura para que vayamos por un solo molde, porque salirse de él puede ser costoso.

Tener la responsabilidad de ser bellas

¿Cuál es el problema de ser una mujer fea ante el mundo? ¿Moriríamos por eso? Aparentemente no, pero cuando una mujer tiene marcado en su identidad femenina que debe ser bonita y además según los parámetros impuestos, ser fea, sentirse fea y que los demás la reconozcan como fea, eso es un atentando a su identidad, a su estima, a su valía y a quien es, porque no sabe SER de otra forma.

REINAS SOMOS TODAS, ¡SI QUEREMOS CLARO!

Todas las mujeres tenemos el potencial de CREAR y CREARNOS, según lo que nos guste, nos interese, nos de placer o nos haga feliz. Y ese potencial es importante siempre rescatarlo. Porque es lo que construyamos de nosotras lo que nos hace tener una identidad femenina libre, libre de cumplir con el patrón y el estereotipo.

Es maravilloso cuando una mujer se crea a sí misma porque a su vez en efecto domino inspira y le da fuerza a otras mujeres para que también lo hagan.

Que cada mujer tenga la libertad de decidir y crear su propia forma de ser bella, sin ser juzgada mal mirada o no mirada como mujer, es parte de los cambios que como sociedad debemos dar.

Si decide usar la coquetería, el maquillaje, los tacones, el ejercicio o si no decides usarlos, que sea desde el deseo y disfrute, no desde la imposición del afuera.

Que sea para sentirme bien pero que tampoco depende de todo eso para SER

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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