Tanto en Venezuela como en el resto de los países del mundo, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres no solo no se ha alcanzado, sino que parece retroceder por los efectos e impacto de la pandemia como crisis global en la salud y la economía.
Este retroceso está ocurriendo porque donde quiera que hay brechas e inequidades, las crisis las amplían e intensifican. Está ocurriendo además, porque no se reconoce el impacto negativo diferenciado de la pandemia en las mujeres y como producto de ello se recortan presupuestos originalmente destinados a programas sanitarios o educativos o de protección de derechos fundamentales. Ocurre porque el foco se pone en otra cosa, en las otras emergencias, postergando las decisiones que afectan a las mujeres a un segundo plano.
Ocurre también, porque en medio de la crisis pública, las organizaciones feministas de la sociedad civil ven mermadas sus capacidades de lucha, con escasez de recursos y esfuerzos fragmentados, lo cual dificulta su incidencia efectiva a nivel de formulación de políticas públicas sensibles al género. Lo que nunca falta es voluntad, pero para que buenas intenciones se conviertan en resultados, tenemos que armar una agenda común que multiplique voces y acciones, y así dar más pasos hacia adelante en este 2021 pandémico.
10 temas urgentes
- Prevenir femicidios y eliminar todas las violencias. Una de cada tres mujeres en el mundo está expuesta a sufrir algún tipo de violencia contra su vida por el hecho de ser mujer. Desde los micromachismos cotidianos y el acoso callejero hasta las formas más crueles de violencia contra las mujeres, se puede identificar, alertar y educar para identificar sesgos y estereotipos machistas que alimentan esta cultura misógina que nos hemos acostumbrado a vivir. Urge contar con protocolos claros de atención a víctimas de violencia basada en género y organismos de seguridad y justicia capacitados para atenderlos con celeridad.
- Acceso a métodos anticonceptivos. Espaciar embarazos y decidir cuándo tener y si tener hijos, son factores claves para el desarrollo social. Venezuela es uno de los países con la más alta tasa de embarazo adolescente en la región y esto sólo significa pobreza crítica, de la cual es muy difícil salir. El Estado debe garantizar acceso pleno a la educación sexual y a los distintos métodos para prevenir embarazos no deseados, tanto a hombres como a mujeres.
- Aborto seguro. Interrumpir el embarazo de forma voluntaria antes de 14 semanas de gestación debe ser una opción para quienes deseen hacerlo por múltiples causales. Los países más desarrollados del mundo ofrecen desde sus servicios de salud esta posibilidad para que las mujeres no recurran a prácticas inseguras ni pongan en peligros sus vidas. Desmitificar y sacar la discusión del plano moral para promover despenalización y legislación en este Derecho, es tarea pendiente.
- Normalizar la menstruación. Las niñas pierden oportunidades de educación, deportes y trabajo a causa del tabú y la ignorancia que aun en nuestros días rodea la menstruación. Dotar a las chicas de productos de higiene menstrual, educar colectivamente para no satanizar este fenómeno biológico natural, ni que se use de excusa para discriminar, deben ser parte de campañas de las escuelas, medios de comunicación y empresas en sus programas de responsabilidad social.
- Estimular la empleabilidad femenina. Las mujeres tienen los empleos más precarios, peor remunerados e informales del planeta. Tienen doble jornada laboral al ocuparse del trabajo doméstico no compensado monetariamente, lo cual les resta posibilidades de avance profesional y compromete su futuro en la vejez. La fatiga pandémica se ha incrementado como producto de esta división sexista de los roles productivos y reproductivos, elevando indicadores de enfermedad y estrés en las mujeres. La inserción laboral femenina en el mercado de trabajo formal debe ser un objetivo de los gobiernos con carácter prioritario.
- Atención a mujeres migrantes. Si además de ser mujer, se está fuera del país y sin estructura de soporte personal o familiar, la precariedad parece ser el destino. Las migrantes se exponen en mayor grado a situaciones de violencia política, institucional, física y sexual y recurren o son presa de las redes de prostitución, pornografía, alquiler de vientres y otras formas de explotación. Denunciar, sensibilizar y capacitar organismos de seguridad en la trata de personas, así como alertar y formar a las mujeres y sus familias sobre esta situación debe formar parte importante de la agenda 2021.
- Garantizar paridad política. Sin mujeres no hay democracia dice la consigna y es cierto. Una sociedad que toma decisiones con sólo el 50% de sus integrantes no puede ser sostenible para el 100% de quienes la componen. El poder debe ser compartido en todos los espacios donde las políticas públicas son formuladas y para ello se requiere legislación que lo garantice y cuotas de género establecidas que obliguen a cumplirlo. Que este 2021 sea el año de los paneles de discusión paritarios: no más “all male panels”.
- Empresas Pro igualdad. El sector privado tiene un rol fundamental que jugar en la construcción de una sociedad moderna y de progreso. Cerrar brechas de género en sus políticas, programas y sistemas de gestión de personal, son acciones que dan un mensaje claro a sus comunidades internas y externas y les permite además construir reputación de marca sostenible y respetuosa. La tendencia en este sector es cada vez más creciente.
- Derribar la masculinidad tóxica. En el plano de las percepciones, cambiar estereotipos que asocian ser hombre con competencia, agresividad y guerra, debe ser una tarea asumida desde los medios de comunicación, la iglesia, la academia, la empresa y la familia. Mucho daño social ha causado esta atribución de rasgos “viriles” que están en la base del machismo violento. Los hombres necesitan hacerse feministas y abrazar el ideal de ser quienes quieran ser sin tener que jugarse su identidad masculina.
- Posicionar el feminismo en la agenda pública. Feminismo es la defensa de los derechos de las mujeres y equipararlos en igualdad de condiciones con los hombres. Las organizaciones de la sociedad civil debemos mantener el esfuerzo de transversalizar las luchas feministas en todas las discusiones y abordaje de problemas sociales que nos aquejan. Sin temor y sin vergüenza, vamos a defender con valentía el movimiento político y social que nos ha otorgado libertades, antes impensables. Escribir más, hablar más, mostrarnos más.
Esta es una agenda que nos involucra a todos porque machismo es desigualdad y feminismo no es sólo cosa de mujeres. La pandemia en pleno desarrollo en este nuevo año, lejos de ser un obstáculo para la defensa de nuestros derechos, puede ser el gran impulsor de cambios que nos lleve a repensar de forma más justa, la sociedad que hemos construido.
Comments (2)
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Mil gracias, por hacer de este mundo un lugar mejor y compartir esta belleza
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Author
Encantadas de que te encante Monserrat. Gracias por tus palabras
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