Trumpismo es patriarcado

Trumpismo es patriarcado
enero 13, 2021 Susana Reina
feminismo

«Las mujeres son en esencia objetos estéticamente agradables»…“La mejor parte de cualquier película es cuando hacen callar a las mujeres”…»Las noticias malas sobre tí no importan mientras tengas una novia sexy»…»Todas las mujeres odian los acuerdos antes del matrimonio porque quieren cazar fortunas»…»Tiene que haber algún tipo de castigo para las mujeres que abortan»…»Si eres famoso puedes coger a las mujeres por el coño»…»Si Hillary no puede satisfacer a su esposo, ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?»…»Las mujeres embarazadas son un inconveniente para las empresas»…Frases pronunciadas por Donald Trump antes de ser Presidente y durante su mandato.

Quizás muchas de ellas pueden sonarle lógicas y hasta chistosas a algunas personas que las lean, porque son expresiones machistas. Habiendo sido criados mujeres y hombres bajo los mandatos societales del sistema patriarcal, no es de extrañar que llevemos nuestra cuota de comportamiento y pensamiento machista, moderado en algunos, exacerbado en muchos y muchas, inadvertido para la mayoría.

Son expresiones que incitan a la violencia, pero una violencia no visible para los medios y para la sociedad en general. Una violencia que muchas veces deriva en finales fatales, que se parece mucho al asalto al Capitolio de USA del pasado 6 de enero, pero que no despierta tantas alarmas porque forman parte del paisaje social: las mujeres como ciudadanas de segunda que se merecen ese desprecio “porque se lo han buscado”. Ya sabemos donde están las prioridades cuando de problemas sociales se trata.

Misma raíz

El machismo es la expresión de una forma de entender el mundo estructurado en jerarquías basadas en el sexo, donde claro está, mandan los machos. Pero esto no cursa sólo: va de la mano con el clasismo, el racismo, la xenofobia, la misoginia, el sexismo, la explotación sexual, el autoritarismo, el populismo, la incitación a la violencia y otras formas de opresión.

Trump, al igual que Chávez, Bolsonaro, Putin y otros dictadores contemporáneos, han ejercido sus mandatos a través de consignas opresoras, ofendiendo, violentando, insultando a las minorías, al poder político constituido, disfrazando sus acciones de revolucionarias al mismo tiempo que protegen a grupos conservadores o extremadamente radicales. La polarización como arma para dividir y reinar.

En un estudio realizado por el periódico New York Times en 2019 titulado “Cómo Trump reformó la presidencia en más de 11 mil tweets” destacan que “En la mañana del Día de la Inauguración de 2017, Donald J. Trump tuiteó un mensaje de apertura a Estados Unidos. Lo que siguió fue un aluvión de ataques personales, indignación y jactancia, en un flujo casi constante de más de 11.000 tweets durante 33 meses”. Y esto no recoge los del año 2020 y lo que va de 2021, cuya virulencia y teoría conspirativa sin pruebas en contra de las elecciones americanas llevó a Twitter a cancelarle la cuenta.

Ninguna de todas esas expresiones usadas por Trump, en discursos o por redes, en contra de las mujeres, son inocentes. Son la expresión de una forma de usar el poder para satisfacer los intereses propios y de los frates, y al mismo tiempo para imponer un modelo social basado en la supremacía blanca, masculina, poderosa y pudiente, por encima de todos y decidiendo por todos.

Basta ver el lenguaje corporal y vestimenta que usaron los atacantes al Capitolio, a los “proud boys”, al chamán del culto Q Anon y a todos los que defienden con furia al presidente saliente, para entender cuál es el modelo que buscan defender: se llama patriarcado. Por eso no me extraña en absoluto leer a compatriotas venezolanos aupando a este señor, aun llamándose antichavistas. No es la tendencia política, es el machismo lo que los une en alma, vida y corazón.

Lección aprendida

Ojalá este asombroso ataque a una de las democracias más estables del mundo, incentivado por el verbo encendido de Trump, sirva para que no tomemos las expresiones machistas de los supuestos líderes políticos como un chiste al margen. Que no se nos califique a las feministas de exageradas e histéricas cuando advertimos que descalificar a las mujeres es lenguaje de odio. Que se entienda que un aspirante a un cargo público debe ser evaluado integralmente, porque, así como un marido maltratador no puede ser un buen padre, un dirigente machista jamás podrá ser un buen líder.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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