¿Cómo acelerar la igualdad entre mujeres y hombres?

¿Cómo acelerar la igualdad entre mujeres y hombres?
diciembre 2, 2020 Susana Reina
feminismo

La clave para conseguir la igualdad sustantiva de oportunidades y respeto a los derechos entre hombres y mujeres no pasa por seguir enviándolas a ellas a cursar talleres de empoderamiento personal o de confianza en sí mismas o autoestima, ni sobre conocimientos financieros o técnicos para ejercer empleos o conducir emprendimientos propios. Todo eso ayuda, que duda cabe, pero no es suficiente.

En un foro reciente, una participante me pidió que explicara mejor lo que dije en relación con el necesario cambio de reglas del juego social que permitiesen crear condiciones para que esa igualdad fuese posible. Le agradecí la pregunta porque no quiero sonar a habladora de propaganda política hueca, más aún cuando me anima mucho el sentido práctico de las causas sociales.

Asumo la lucha feminista como una transformación cultural, la más profunda e importante de todos los tiempos. Y como toda transformación, puede tener dos caras: la de las formas y la de los hábitos o prácticas sociales. Cambiar las formas (normas, leyes, artefactos, discursos) es necesario, pero no puede ser lo único ni lo principal.

Si no hay mutación en las prácticas cotidianas que logren dar el salto de la intención a la acción y, voluntaria y conscientemente, se eliminan los viejos hábitos para abrir espacio a lo que se debe incorporar, nada pasa. El esfuerzo se convierte en una ilusión de cambio, que se vive con la frustración de toda expectativa no cumplida. Y mira que de eso tenemos y bastante.

Varias medidas pueden ayudar

Cuando decimos desde el feminismo que tenemos que cambiar la cultura machista y patriarcal, sostenida por reglas y estructuras en su base, estamos haciendo mención a estrategias que pueden ser ejecutadas por actores con poder en cualquier ámbito de desempeño: empresas, partidos políticos, academias, gobiernos.

Algunas medidas que van en esta dirección son (sin establecer orden de importancia ni ámbito de aplicación): establecimiento de cuotas de género en partidos y juntas de empresas; la formulación de presupuestos paritarios en todos los niveles de gobierno; el diseño de políticas públicas que incorporen perspectivas y puntos de vista de las dos partes de la población; la elaboración, ejecución y seguimiento de planes de trabajo para acortar brechas entre hombres y mujeres; llevar estadísticas desagregadas por sexo e indicadores para medir los avances; incorporación de lenguaje inclusivo en todas las comunicaciones; la celebración de paneles y jornadas de discusión incorporando ambos géneros; el cumplimiento cabal de protocolos para prevenir acoso contra las mujeres con el debido entrenamiento a quienes tienen que hacerlo cumplir.

Otras: establecimiento de incentivos fiscales dirigidos a financiar a empresas conducidas por mujeres, fortalecimiento de programas dirigidos a proteger los derechos sexuales y reproductivos; el establecimiento de políticas de conciliación laboral – familiar para hombres y mujeres con infraestructura social que dé protección a los cuidados de niños y ancianos; estímulo para la participación política y gremial de nuevas generaciones de lideresas… Y para mí, la más importante de todas: inversión educativa masiva para reducir sesgos y estereotipos sexistas en toda la población.

Donde quiera que algunas de estas medidas o su conjunto se han aplicado, los avances son mucho más rápidos y sostenibles que la simple y frecuente acción de crear comités de mujeres o abrir cursos dirigidos a ellas o ponerles un mentor que las ayude a amoldarse a la estructura existente y que fue creada para no darles cabida, a menos que jueguen a la “wonder woman”.

Se buscan pioneros

Mi visión del problema supone, desde la política pública del mismo monstruo patriarcal y machista, estimular cambios sobre algunas reglas institucionales, afectando el funcionamiento general del sistema actual.  Es la manera como creo que definitivamente haremos visible que tenemos la posibilidad de tener una distribución de poder más justa en términos de género, con posible incidencia en otros factores de desigualdad, como clase y raza. Creo que este es el tipo de cosas que está bien decidir como sociedad para avanzar más rápida y explícitamente a un mundo más igualitario e inclusivo.

Directores, gestores públicos, dueños de empresas y medios, hombres y mujeres, sensibilizados y conscientes de que la igualdad es un valor irrenunciable y urgente, con voluntad para hacer los cambios que toca hacer por encima de la tradición y la cultura, es lo que más necesitamos en este momento para avanzar como sociedad moderna.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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