Venezuela es uno de los países de Latinoamérica con las leyes más restrictivas en materia de aborto, ya que solo está permitido en aquellos casos donde, a juicio del médico tratante, la vida de la madre corra peligro. Como consecuencia, no se tienen cifras oficiales sobre abortos, embarazos no deseados y mortalidad materna.
Sin embargo de acuerdo a estudios realizados por diferentes organizaciones que operan en el país como AVESA, Mujeres al Límite, Faldas-R y CEDESEX entre otras, se estima que el número de abortos clandestinos ha aumentado considerablemente en los últimos dos años (la mayoría por razones económicas) y a raíz de la pandemia y la cuarentena los números se han elevado drásticamente. Estos estudios también han determinado que la práctica de abortos clandestinos propone la tercera causa de mortalidad materna en el país. A pesar de ello la conversación sobre la despenalización y legalización del aborto parece ser otro de los tantos temas diferidos en Venezuela.
El pasado 28 de septiembre con motivo del día de acción global por la despenalización y legalización del aborto, diversas organizaciones y activistas feministas independientes realizaron una fuerte campaña por las redes bajo las etiquetas #MadreSiYoDecido y #ElAbortoEsUnDerecho exigiendo que en Venezuela se comience hablar del aborto como un tema de salud pública urgente y de derechos humanos.
A esta fuerte campaña a favor del aborto, no tardaron en reaccionar ferozmente ciertos grupos anti derechos, organizando distintos foros y talleres en contra del aborto, colocando carteles y pancartas en diferentes iglesias y por supuesto haciendo una que otra campaña a través de las redes.
Viendo toda esta reacción anti aborto en Venezuela “El país de las mujeres” no pude evitar preguntarme ¿qué pasaría si estas personas que se oponen tan ferozmente al aborto, enfocaran toda esa energía para protestar y exigirle al Estado que desarrolle políticas públicas para garantizar el derecho a una educación sexual de calidad y sin tabúes y acceso efectivo a los métodos anticonceptivos para toda la ciudadanía?
Estoy segura de que aun solucionando estos dos puntos el aborto seguiría existiendo, pero se reduciría significativamente. Irónicamente, muchas de las personas que están en contra del aborto, son las mismas que están en contra de que se imparta educación sexual en las escuelas.
Es importante aclarar que en ninguna de las propuestas de legalización del aborto se propone su práctica como un método anticonceptivo sino como última opción cuando todas las demás opciones fallaron.
Por mi parte sigo defendiendo la idea de que cuando una mujer ya ha tomado la decisión de abortar lo va a hacer, independientemente de que el aborto sea legal o no lo sea y eso es algo que deberían tener claro todas aquellas personas que aseguran defender la vida por encima de cualquier otro derecho, porque llegado a este punto quedan solo dos preguntas importantes por responder ¿Seguimos dejando que las mujeres mueran en abortos clandestinos o les brindamos las condiciones sanitarias necesarias para que puedan practicarse un aborto seguro? ¿Perdemos las dos vidas o por lo menos salvamos una?
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Fotos publicadas en redes sociales sin autoría conocida.