Al ver el tráiler de Unpregnant, película basada en el libro homónimo de Jenni Hendriks y Ted Caplan (2019) y producida por HBO Max, me pregunté cómo un tema tan serio sería narrado de la forma en que se presenta a primera vista: un viaje planificado de fin de semana.
Cuento largo hecho corto: Verónica Clark, interpretada por Haley Lu Richardson, tiene 17 años y es la típica chica que busca la perfección en todo lo que hace, desde sus notas, sus relaciones hasta su feed de Instagram. Vive en Missouri (EEUU) y la legislación de ese Estado no le permite abortar sin la autorización de sus padres, que son católicos. Adjunten aquí una foto del papa Francisco en la sala.
Decidida, investiga y encuentra una clínica donde puede hacerlo sola. El problema es que queda a 14 horas de distancia en carro y ¿adivinen qué? Ella no tiene uno, así que recurre a Bailey Butler, interpretada por Barbie Ferreira, una vieja amiga, para que la acompañe hasta New México.
Cabe destacar que Verónica y su novio usan protección en todos sus encuentros, sin embargo, hubo una falla porque sí, esas cosas pasan. Su pareja es un personaje detestable y hasta peligroso porque es controlador, celoso y un egoísta en todo el sentido de la palabra pues insiste e insiste en que no lleve a cabo el procedimiento, igual que dos fanáticos religiosos extremos (“pro-vida”) que encuentra en el camino acosándola con frases como “solo queremos que conozcas que hay más opciones.”
Es cierto que algunas escenas de comedia pueden llegar a ser forzadas dado lo serio y duro de todo lo que conlleva un aborto, sin embargo, creo que es una manera de mostrar que, hecho de forma segura y en condiciones de salud adecuadas, no tiene porque ser un hecho traumático ni peligroso.
Si bien la interrupción del embarazo es el tema central la película, también habla de la verdadera amistad, de no interpretar el papel que todos en tu vida esperan de ti, de la sexualidad, da señales para identificar a un potencial abusador y que eres mucho más que esa decisión.
La película tiene varias escenas poderosas donde Verónica se pregunta por qué no puede tener control de su cuerpo, por qué necesita el permiso de sus padres para interrumpir el embarazo, por qué es un tema del que no puede hablar con “sus amigas” y la creencia de que su familia la va a odiar por su elección.
Un punto importante que no quiero dejar de mencionar es que Verónica, pese a todos los obstáculos que atraviesa, es una chica que cuenta con ciertos “recursos a favor” para abortar, como por ejemplo el dinero para el viaje y la clínica. Pero no es la realidad de muchas mujeres, especialmente en América Latina donde en países como Honduras ni siquiera se permite la venta de la pastilla “del día después” porque se piensa que es una pastilla abortiva cuando su función es evitar que el espermatozoide y el óvulo se encuentren.
Por supuesto que ha recibido críticas diciendo que es una cinta “light” que promueve el aborto y lo hace ver como algo “sencillo y divertido” cuando no es así. Lo que Unpregnant intenta hacer es apelar a la empatía y hacer entender que incluso quienes menos uno piensa pueden pasar por algo así. Que tenemos que escuchar sin juzgar y luchar porque las mujeres en todo el mundo tengan derecho a decidir sobre sus cuerpos y, por ende, sobre su futuro.