*Una primera versión de este texto fue escrito en 2006, con motivo de un homenaje a Franca que tampoco aceptó. Lo actualicé en 2017 a solicitud de la Casa “Juana Ramírez La Avanzadora” (Maracay), que quería sacar –y nunca lo hizo– una publicación homenaje a Franca. La primera versión fue publicada al menos en dos sitios web y la segunda versión en una antología que publicó la Editorial Académica Española en 2018 que no se vendió en Venezuela. Me encanta que en 2020 y en medio de 7 meses de confinamiento mundial por pandemia, ahora lo publique Feminismo Inc que llega a lectoras distintas a las que antes llegaron otras.
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1. Tenía 15 años más que yo, nació en Goritzia, estudió inglés en Londres y al retornar a Italia se casó con Paolo Gasparini. Luego se vinieron a América, más bien a la Cuba recién inaugurada revolucionaria y, al rato, llegaron a Caracas. Sé que militó en “Mujeres Socialistas” con sus amigas del MAS, Movimiento al Socialismo, de 1972 a 1977, cuando tomaron la decisión de disolverse y sé que algunas de esas amigas lo serían para siempre: Argelia Laya, Tecla Tofano y Josefina Jordán, entre otras. Pero lo que mejor sé es que, sin proponérselo, a partir del 78 y hasta 1989, estuvo motorizando la organización feminista autónoma en Caracas, desde el grupo feminista “Miércoles”. Lo cual no quiere decir que el 89 dejara de fotografiar, filmar, acompañar y promover actividades de las mujeres, solas u organizadas, como quedará claro enseguida.
2. Cuando el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela le dio a Franca Donda la “Orden Josefa Camejo”, me llamó por teléfono para pedirme que la ayudara a escribir unas pocas líneas para declinar el honor: no creía que debía premiarse a las personas sino a los colectivos que hacían posible el trabajo de las mujeres en cualquier época y en cualquier país. Y así fue, pues el reglamento de la orden no prevé que se otorgue la orden a los grupos. Esta decisión presenta a Franca Donda de cuerpo entero. Y es que si una la llamaba fotógrafa ella decía que los y las artistas con las cuales trabajaba eran los fotógrafos, que ella era sólo una laboratorista de fotografía. Si un fotógrafo decía delante de ella que era la mejor laboratorista en blanco y negro que ha tenido el país, respondía que sería que él no los conocía a todos. Si una osaba proponerle que firmara algún remitido, alguna carta, con su nombre propio, llevaba la propuesta a la reunión y solicitaba que firmáramos Colectivo Feminista “Miércoles”, que fue el grupo que cofundó en 1978 y al cual pertenecí en una segunda etapa, posterior a la realización del documental en 16 mm “Yo, tú, Ismaelina”, premio al mejor corto y a la mejor fotografía otorgados por el Concejo Municipal del Distrito Federal en 1981. En la ficha técnica podemos leer su nombre, pero acompañado de otros. Dice así: Dirección de fotografía y cámara: Josefina Acevedo y Franca Donda. Montaje: Josefina Acevedo, Franca Donda, Carmen Luisa Cisneros y Ambretta Marrosu.
Antes del 79 ya nos habían presentado pero sólo cruzamos palabras cuando visité por primera vez al grupo. Hasta 1989, el colectivo que se reunía cada miércoles en el apartamento de Franca en la Calle Suapure de Colinas de Bello Monte, en Caracas, coorganizó cuatro encuentros feministas: el primero en Maracaibo, los dos siguientes en Mérida y el último en Pozo de Rosas, del 28 de abril al 1º de mayo de 1989; así mismo, sus integrantes participaron (más bien discretamente) en las reformas legales que impulsaban las mujeres desde los partidos, sindicatos, gremios, concejos municipales y parlamento; en cambio, todas trabajaron con toda la indiscreción posible en develar en radio y tv, en la prensa, en foros y mesas redondas, etc, la doble moral dominante, especialmente en materia sexual.
Fue a propósito de este desenmascaramiento de la doble moral de los hombres y también de las mujeres en organizaciones mixtas que se había creado el colectivo y era en eso, precisamente, donde Franca se crecía. En ese marco fomentó todo tipo de actividades y aunque nunca tomaba el micrófono, no soltaba la cámara fotográfica primero y luego la de video para dejar registro.
No tomaba el micrófono en público pero no cesaba de exponer y defender, en grupo, su punto de vista radical en relación a las múltiples formas de encubrirse la cultura masculina dominante. De esa discusión en grupo es que salió, por ejemplo, una Declaración de la Coordinadora de Colectivos Feministas Venezolanos que vinculaba el pronunciamiento sobre el caso de Eduvina Zambrano, recluida en un manicomio de Salerno, Italia, por su marido, con la reforma al Código Civil que se estaba promoviendo desde la Federación Venezolana de Abogadas y otras organizaciones de mujeres. Solicitábamos ahí que: “junto al castigo para Antonio Romano Vitale y todas las personas, venezolanas e italianas (…) comprometidas en el delito de secuestro e intento de liquidación física y mental de Eduvina Zambrano, se apruebe (…) la nulidad (…) de todos los artículos del Código Civil que discriminan a la mujer, proyecto presentado el 23-1-79 ante la Corte Suprema de Justicia por el entonces Fiscal General de la Nación, Dr. José Ramón Medina” (13 de diciembre de 1979).
Y fue de esa discusión promovida por Franca que salió aquella Carta de los colectivos feministas de Venezuela al director de El Nacional a propósito de la aparición de “Pandora”, que sacamos en stencils y repartimos en las IV Jornadas de Mujeres Socialistas, que se celebraron los días 24, 25 y 26 de junio de 1982: “Ustedes (…) nos deben a todas las mujeres una disculpa pública. Nos han ofendido, promueven nuestra cosificación, respaldan al machismo que nos limita, se burlan de nosotras ¿Qué importan nuestros talentos, los años de estudio, la ambición, nuestra inteligencia, nuestra capacidad y voluntad cívica? El nuevo-viejo modelo femenino que nos presenta El Nacional es el de una mujer que está ´buenísima´”. La carta la escribimos las de “Miércoles” en casa de Franca, pero era fácil para ella sumar por teléfono las firmas de otros colectivos feministas, como el “Comité por la Unión de Mujeres de Guayana”, la “Liga Feminista de Maracaibo”, el “Colectivo Feminista La Conjura” y “Movimiento de Mujeres de Mérida”. Hay que decir que días antes, el 14-6-82, le habíamos enviado otra carta a las mujeres que escribían “Pandora”, expresándoles que “Nos duele en el alma tener que comunicarnos de esta forma con mujeres que debemos admirar y apoyar (…) nos duele ver que participan en su propia degradación personas capaces (…) que se han dedicado el mejoramiento de su profesión”.
La denuncia que promovimos desde “Miércoles” y llegó más lejos, por el hecho de haber coincidido con muchas periodistas y articulistas de opinión, fue contra la apología de la violación a través de Leonela, teleculebra protagonizada por Mayra Alejandra y Carlos Olivier. Del apartamento de Franca salió la periodista con la carta nuestra en la mano, que salió publicada en El Nacional el 14 de abril de 1984. A los días dos estudiantes de Derecho de la UCAB introdujeron un recurso por “desobediencia a las leyes y apología del delito” y el 24 de abril aparecía en el mismo diario el ministro de Transporte y Comunicación declarando que habían solicitado a RCTV moderación en la trama de la telenovela.
Era un estilo directo, sin concesiones, sin cálculos, el de ambas declaraciones y la carta sobre “Leonela”. Era el estilo de las feministas de esa década, estilo posteriormente desechado o pasado por agua, a partir de las consideraciones sobre “quién nos financiará tal o cual proyecto después de decir esto de esta forma”. Un estilo que Franca no abandonó nunca, aún en sus conversaciones personales. Franca no cedía ni en los contenidos ni en la forma de plantearlos y eso es algo que recordaremos cada vez que se nos proponga bajarle el volumen a la denuncia.
Ella diría que todo lo anterior habla de la labor del colectivo y de la coordinadora de colectivos feministas en esa década, pero no de ella específicamente. Y no tendríamos más que volver a aceptar su punto de vista, pero lo que Franca no podría negar de ninguna manera es que por su presencia permanente en todas las discusiones y actividades, alrededor de los temas que le importan apasionadamente, quedó registrada en fotografía y video al movimiento de mujeres de esa década estelar que va del 8 de marzo de 1978— cuando se muestran en la Plaza El Venezolano todas las feministas juntas (algunas vestidas como brujas, con todo y sombreros de pico)– y abril-mayo de 1989, cuando deliberamos sobre el futuro en Pozo de Rosas y Lotty Ipinza, Hercilia López y el “Grupo de Teatro 8 de Marzo” de Maracay cantaron, bailaron y actuaron para y con nosotras.
Como registradora de las imágenes de esa década no tuvo competencia; luego llegaron con sus cámaras Ana Amundaray, Gladys Parentelli, Marisela Lagrave, Diana Ovalles y otras, pero el registro de las diversas actividades de aquella década específica es de Franca Donda. Por otra parte, no debo dejar pasar su olfato para la historia. Franca siempre supo quienes eran las que podíamos escribirla algún día, así que se ocupó de entregarnos algunas copias de esas fotografías sin que se las pidiéramos siquiera.
3. Desde 1982 y hasta que Franca decidió retornar a Goritzia y venir a Caracas, Cali y La Habana durante el invierno europeo. No puedo imaginarme a Franca con abrigo y botas y creo que me contó que nunca compró esa ropa; cuando ya no volvió a estas tierras cálidas tomó prestadas las que pertenecieron a su “Miércoles” –igual que Franca, o quizás por ella– siempre estaba haciendo cosas y soñando otras, como una “Casa de Ismaelina” (café y lugar de reunión) de la que sólo quedó el nombre en una tabla de madera que pusimos, años después, al pie de la escalera de su casa en Playa El Agua.
Tenía yo (luego los doné a la biblioteca de la AN, cuando trabajó por breve tiempo con Marianela Tovar que tenía la idea de digitalizarlo junto a todos los que entregué) los originales de las actas del colectivo discutiendo lo que ahora se llaman “derechos sexuales y reproductivos”, es decir, el tema de la maternidad por el que se creó el grupo y tema de “Yo tú Ismaelina”, y los temas del aborto como opción y no como obligación, el de la sexualidad infantil y el de la sexualidad de las llamadas “adultas mayores”. Fueron dieciocho sesiones intensas, con las que se quiso hacer otro documental para el cual, incluso, llegamos a pergeñar un guión. El título elegido por el colectivo fue “El c… de tu madre o la tuya que es mi comadre”. Escribí a mano una fecha en el original de ese guión: domingo 25 de marzo de 1984, última reunión. Después del fallecimiento de Franca en Goritzia, el 3 de septiembre de 2017 (el mismo día de su cumpleaños 84) propuse al Centro de Estudios de la Mujer de la UCV una lectura dramatizada del guión, realizada por el grupo de cuentacuentos “Las hijas de Artemisa”, dirigido por Isabel Zerpa, célebre cuentacuentos y directora actual del CEM, quien acogió la propuesta anunciando que sumaría a algunas pasantes interesadas en el sexismo de las letras de la música popular (salsa y reggae). La primera lectura en noviembre 2017 será un homenaje a Franca Donda y Josefina Acevedo, otra militante del grupo “Miércoles” recientemente fallecida fuera del país, quien participó muy entusiastamente en esas sesiones de “El c… de tu madre”…
Una idea que se nos quedó en el tintero fue la de organizar un gran encuentro nacional de mujeres artistas, ENMA, que Franca debía registrar en notaría y en cuyo comité organizador estarían Hercilia López (Contradanza), Amelia Hernández (periodista), Giovanna Mérola (revista feminista La Mala Vida), Lali Armengol (Teatro de Calle 8 de marzo), Viki Ferrara (Movimiento de Mujeres de Mérida) y Alba Carosio (Liga Feminista de Maracaibo). Por cierto que el subtítulo de Enma sería “Mujer tenía que ser”, un nombre que María Centeno volvió a proponer para bautizar una revista feminista que fue promovida, en diciembre de 2004, por Franca, en su visita anual al Caribe. Recuerdo que esa reunión llegó con varios números de “La cuerda” guatemalteca, a convencernos de que ese tipo de publicación era la pertinente en esos momentos en Venezuela.
El año 85 “Miércoles” estuvo en el III Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe (del 1 al 4 de agosto de 1985) en Bertioga, Brasil. Éramos un grupo de más de quince, entre militantes, amigas, las hijas de Tecla Tofano, una hija de Lali Armengol y una sobrina de Franca. A la sala de cine y video llevamos un videocasete con intervenciones nuestras y de otras mujeres en 20 programas de televisión (18 de ellos animados por Nelson Bocaranda y Marianela Salazar) y llevamos una selección de poetas (Hanni Ossott, Yolanda Blanco, Cecilia Ortiz, Elena Vera, Mariela Alvarez y María Auxiliadora Alvarez) a la mesa de “Feminismo, comunicación y arte”. Franca no sólo organizó la salida e itinerario turístico del grupo por Brasil sino que hizo una de las cosas suyas que más disfrutamos sus amigas (además de las pastas que hacía): ser guía de los lugares que amaba en Brasil, como el Peluriño en la ciudad de San Salvador de Bahía. Franca también fue una magnífica compañera de viaje a lugares que no conocía: juntas conocimos Grecia, en 1998; antes de llegar a Atenas me enseñó Roma y Nápoles. Por cierto, ella eligió en la estación Termini en Roma mi primera cámara fotográfica e intentó enseñarme dónde dejar la luz.
En plena campaña electoral para elegir presidente en 1988, las mujeres de “Miércoles” que continuábamos viéndonos en reuniones más amplias de mujeres convocadas por la Coordinadora de ONG de Mujeres (de la cual “Miércoles” fue cofundadora en marzo de 1985), nos planteábamos la urgencia de dejar registro en video de algunas mujeres que cualquier día ya no estarían con nosotras. De ahí salieron tres ideas para tres videos: “Argelia Laya, por ejemplo”, una entrevista que habíamos grabado hacía tiempo, en Puerto Cabello (ese fue el primer video que editamos, en 1987); “Eumelia Hernández, calle arriba, calle abajo” (1988) e “Inés María Marcano, una del montón” (1988). Los tres videos los llevamos al IV y último Encuentro Feminista, en Pozo de Rosas, en 1989.
Franca vendió el apartamento de la calle Suapure, retornó a Italia pero regularizó —como decíamos antes— su viaje anual al calor, que, además, la entusiasmaba políticamente desde 1998. En 2011 colaboró con nosotras, revelando los negativos de 13 fotografías de Gladys Parentelli para la Agenda 2012 sobre las mujeres activistas en la década de los 80 (“Atrapadas por Parentelli”). Volvió a Caracas después pero un día, después de un leve acv en Uruguay, los médicos recomendaron que dejara de viajar por avión y, así, dejamos de verla por estos lados, había que ir a Goritzia para visitarla, lo cual promovía y le encantaba.
Franca murió el 3 de septiembre de 2017 y el 9 de septiembre Liliane Blazer (COTRAIN) y María Centeno (“Mujer tenía que ser”) organizaron un encuentro de sus amigas. Nos reencontramos María del Pilar García Guadilla, Henriqueta Estrada, Margalida Castro y yo, del grupo “Miércoles” con amigas suyas que, al menos yo, no sabía que existían. También estaban dos hijas de su gran amiga Anita Brumlick con Alfredo Maneiro. Fue Ana la que dijo que sería magnífico homenajearla montando “El c… de tu madre”… Le tomé la palabra porque, aunque a mí también se me había ocurrido esa idea, no la había hecho pública. Pero como otras buenas ideas, ésta tampoco se llevó a cabo.
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Fotos del libro 20 MUJERES DEL SIGLO XX de Maruja Dagnino. Publicación de la Asamblea Nacional de Venezuela y Transparencia Internacional. 2019.
Comment (1)
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Hola Gioconda,me tomo el atrevimiento de escribirle porque busco a las amigas de Franca Donda,quien fue tambien mi amiga y vecina en la calle Suapure de Bello Monte.
Busco quien tiene sus pertenencias para ubicar una foto de mi bisabuelo que entregue a Franca para un trabajo en su laboratorio.
Te agradezco cualquier pista a seguir.
Amilcar.
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