Ruth Bader Ginsberg: Justicia feminista

Ruth Bader Ginsberg: Justicia feminista
septiembre 20, 2020 Susana Reina
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Nunca serán suficientes las palabras de homenaje que merece una mujer como la jueza Ruth Bader Ginsberg, recién fallecida a sus 87 años. Un ícono de superación, de valentía, de resistencia y lucha por la causa feminista desde la más alta posición de justicia en uno de los países más poderosos y machistas del mundo.

Sin duda alguna es una fuente de inspiración y símbolo de progreso por su trabajo efectivo a favor de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, el derecho al aborto, la exclusión racial, el matrimonio entre homosexuales, la discriminación salarial y las cuotas de género, entre otros temas de la agenda feminista.

Desde 1993 fue la segunda mujer jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, nombrada por el presidente Bill Clinton. Antes se desempeñó como defensora de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles y fue la artífice de estrategias legales para llevar casos a los tribunales que garantizara la protección igualitaria basada en el género. Fue cofundadora del Proyecto de Derechos de la Mujer en la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos, una organización muy influyente en materia jurídica.

Ella creía en una Constitución que proveyera igualdad de derechos y demostró de manera contundente que las leyes partían de supuestos que favorecían a los hombres y desfavorecían a las mujeres. En toda oportunidad o caso que tenía dejaba muy claro que ninguna ley o política debería negar a las mujeres «la plena ciudadanía, la misma oportunidad de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales».

Un modelo de lucha

La Dra. Bader Ginsberg asumió como estrategia educar a la mayoría de los hombres blancos que ocupaban el Tribunal Supremo de manera que tomaran conciencia de género en las decisiones que ayudaban a convalidar, al mismo tiempo que evitasen los sesgos machistas en su aplicación de las leyes. Para ella, hasta que no estuviesen nueve mujeres en la Corte, no sentiría que se había alcanzado lo suficiente: “siempre ha habido 9 hombres y nadie parece asombrarse por ello”, dijo a quienes criticaron su postura.

Incansable, firme, inteligentísima mujer. Venció cinco episodios de cáncer a lo largo de su vida y nunca dejó de trabajar. Jamás se retiró ni se acogió a la jubilación a pesar de que le criticaban su avanzada edad. No se dejó amedrentar por este tipo de consideraciones que se le hace usualmente a mujeres de la tercera edad. Nunca puso su estado de salud como impedimento para moverse y hacer lo que tenía que hacer. Si eso no es fortaleza de carácter, no sé entonces que es.

Se convirtió en una suerte de ídolo para las millennials quienes la apodaron “Notorius RGB” por su forma tan impactante de decir lo que pensaba, por su estilo tan personal, su “collar disidente”, los guantes de encaje y los cuellos de diseño que usaba por encima de la túnica de jueza, que era su sello particular.

Al leer su biografía “My Own Words” o ver los documentales y películas que se han inspirado en su vida, hago consciente la enorme pérdida que supone su muerte, no solo para los Estados Unidos, sino para todo el movimiento feminista a nivel mundial.

Vienen días difíciles para los derechos de la mujer

Antes de morir le dijo a su nieta “Mi deseo más ferviente es no ser reemplazada hasta que haya un nuevo presidente”. Con la muerte de RGB, en la Corte Suprema quedan dos mujeres y seis hombres. La magistrada era el gran contrapeso pues lideraba el ala liberal de la Corte Suprema, cuyas sentencias son inapelables y de obligatoria aplicación en todos Estados.

Asusta pensar a quien propondrá Donald Trump para tan importante posición, a pocos días de las elecciones en USA, conociendo su trayectoria misógina y anti-derechos de mujeres. A la fecha ya pudo lograr la aprobación del Senado de dos jueces conservadores en la Corte Suprema: Neil Gorsuch y Brentt Kavanaugh, este último a pesar de las denuncias de abuso sexual en su contra.

Ya se especula que reforzará la mayoría conservadora en una jugada que puede ser apresurada buscando el voto de grupos religiosos que se oponen al aborto. Una vez más, constatamos la fragilidad a la que están expuestos nuestros derechos en todas partes. Como dice la filósofa y feminista española Celia Amorós: “todo movimiento tiene marchas atrás. Hay que ser cuidadosas, tenaces, tener capacidad de acción y de convicción”. Se lo debemos a Ruth Bader Ginsberg,

Ojalá los avances logrados no caigan en saco roto. Sería más doloroso que su misma muerte. Por ahora agradecer a esta guerrera por abrirnos caminos a todas y confiar en la fortaleza de su legado.

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Foto Todd Heisler/The New York Times

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