De trayectoria multifacética, Maeca López Méndez ha destacado en el campo de las artes, los derechos humanos y la política. Egresada de la Fundación Newman también estudió Historia del Arte en la Universidad Nacional Abierta y ha sido Curadora y Evaluadora de obras de arte a nivel nacional e internacional. En 1998, inicia el activismo político con su participación en la creación de Mujeres por la Libertad, movimiento que se constituye en franca oposición a Hugo Chávez Frías. Formó parte de la Alcaldía de Baruta como Directora de Desarrollo Social durante la gestión de Gerardo Blyde. Allí creó la Fundación Luisa Cáceres de Arismendi, desde la cual se otorgaban meriendas diarias a 120 niños de Casa Cuna. Igualmente, impulsó la fundación del mismo nombre para adultos mayores y niños. Salvo sus responsabilidades en la Alcaldía, que dejó por razones de alternabilidad, sigue activa en todas sus actividades.
P: ¿Cómo se inició en el mundo del feminismo o de lucha por los derechos de las mujeres?
Hasta los 45/48 años de edad, estuve dedicada al mundo del arte. Hacia curatelas, asesoraba coleccionistas y tenía “Ediciones Maeca”, una editorial de libros de arte especializados. Esta vena artística que desarrolló aún más una sensibilidad social que desde muy pequeña forma parte de mi personalidad, permitió que percibiera en 1998 una situación político-social en el país que “me aterró”. Pare esa época ya participaba en un movimiento llamado “Luces contra el hampa” que entre sus éxitos tuvo el que la ciudadanía atendiera al llamado encender las luces de los automóviles de todo el país desde las 7 de la mañana hasta la media noche como protesta contra la inseguridad que vivíamos para ese momento. Sin embargo, más allá de la poca seguridad que teníamos, sentí que había un gran peligro para el ejercicio de la democracia y la libertad. Cuando vi y escuché al personaje –que ni siquiera me gusta nombrar- diciendo que quemaría y cortaría cabezas, yo decidí reunirme con amigos y conocidos, hacer reuniones en mi casa para analizar y profundizar sobre el camino que estábamos tomando. Las primeras fracasaron, pero luego conocí a Alejandro Pérez Esclusa, la primera persona con quien nos reunimos para hablar del Foro de Sao Paulo, manifestándole mi preocupación ante el hecho que la gente se estaba dejando embelesar por todo el discurso político manejado en esa época. Hicimos nuevas reuniones, pero esta vez ofrecía una copa de vino. Entonces, venia todo el mundo…
En esta época de reuniones con amigos y conocidos, analizando hacia dónde íbamos, con un grupo de amigas ideamos -en el año 2000- conformar una asociación civil, que llamamos “Mujeres Por La Libertad”. Nos dimos a conocer y otras organizaciones del interior comenzaron a invitarnos. Como soy viuda, siempre me escogían para que viajara al interior a buscar y dar apoyo para los eventos. De esta forma descubrí un mundo completamente diferente que, así como me relacionó con una cantidad de sectores del género femenino, también me permitió conocer de cerca la violencia y el atropello hacia las mujeres. Tal fue el caso de Los Semerucos, cuando en septiembre de 2003 pude presenciar cómo la Guardia Nacional, con la buena pro de Rafael Ramírez y Ali Ramírez Araque, ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA, respectivamente para ese entonces, desalojaron con una violencia pocas veces antes vista, a familias con ancianos y niños sin ningún tipo de contemplación. Esto nos impulsó a realizar una serie de actividades en las que hombres y jóvenes se nos unían cada vez en mayor número. Recuerdo que una vez fuimos al Ministerio de Relaciones Interiores para informarles que nuestro grupo quería ir al Panteón para realizar una ofrenda al Libertador y a Luisa Cáceres de Arismendi. No esperamos que dijeran que sí, lo hicimos y cumplimos nuestro objetivo. Al final, lo autorizaron, aunque un poco tarde.
Otro caso que también marcó muchísimo mi activismo fue un caso de violencia militar en Valencia en contra de un grupo de mujeres de esa localidad que era muy amigo nuestro, llamado “Mujeres de Negro”. En esa oportunidad un general tomó a una de ellas por los cabellos y la lanzó al suelo, denigrando a nuestro género lo más que pudo. Nuestra indignación fue tal que decidimos ir al Core 5, en El Paraíso, y con una gran convocatoria a los medios de comunicación que respondieron masivamente a nuestro llamado, logramos entrar al cuartel, confieso que hasta de manera sorpresiva para nosotras, y exigimos que se ofreciera una disculpa formal por parte de este General. Tuvimos que esperar 10 horas pero finalmente salió. Debo decir que se comportaron muy bien y dieron el ejemplo en ese momento. Yo no sé porque se ensañan tanto con nosotras las mujeres, es como si fuera un sadismo subalterno… Y bueno, hechos como estos me impulsaron también a incursionar activamente en el mundo de la política y sobre todo, en la lucha por los derechos humanos.
Este activismo me llevó a trabajar junto con Gerardo Blyde como Directora de Desarrollo Social en la Alcaldía de Baruta y me llenó de más valor saber que la lucha que estábamos dando era justa y necesaria. Creamos la Oficina de la Defensoría de la Mujer, más allá de su concepto. Fue la primera defensoría y se estableció bajo la dirección que me tocó liderar. Había un personal multidisciplinario dedicado a atender la gravísima situación de la violencia contra la mujer. Desde allí no solo ofrecíamos las herramientas necesarias para denunciar, sino que les dábamos empoderamiento para que pudiesen salir de ese círculo tan diabólico que es la dependencia, a través de otro programa que se llama Baruta Emprende.
P: ¿Hubo algún acontecimiento específico en el que usted sintió que debía alzar su voz?
R: Sí, por supuesto. Primero que nada, los casos de violencia que se ejercían contra las mujeres que salíamos a protestar para que nuestra voz se escuchara. Para ese momento ya ejercía un liderazgo importante, lo que permitió denunciar con mucha más fuerza cada caso.
Pero este alzar la voz no se ha limitado a los casos de violencia física o verbal. Este alzar la voz también se ha manifestado en acciones concretas que nos permiten conocer y dar a conocer situaciones injustas para la mujer. Por ejemplo, en la Defensoría de la Mujer de la Alcaldía de Baruta pudimos conocer a fondo mujeres que muchas veces no están empoderadas, no tienen preparación y tienen que tolerar por consiguiente maltratos o denigraciones de todo tipo. Una manera de alzar la voz se ha traducido también en apoyar a estas jóvenes que están en plena efervescencia y apoyarlas para que ocupen cargos que realmente merecen, no por el hecho de ser mujeres, sino para que tengan igualdad de oportunidades ante los hombres.
Este año, por ejemplo, he podido pasar semanas en visitas al Hospital J.M. de los Ríos, apoyando a los médicos, enfermeras y demás personal de salud, donde el significado de sus labores ha cobrado mayor fuerza. Todo esto hay que decirlo, gritarlo al mundo, para que se conozcan las condiciones de trabajo y de carencias para la atención de los niños enfermos.
P: ¿Cuál considera su mayor logro dentro de esta lucha por los derechos de las mujeres?
R: Estoy convencida que el mayor logro lo constituye la creación del grupo de Mujeres por la Libertad, al haber conseguido que nuestra voz y presencia de lucha política permitiera la conformación de muchos movimientos de mujeres tanto en el interior del país, como aquí mismo en Caracas. Además, el apoyo que hemos dado a distintas lideresas de diversos sectores y organizaciones políticas para apoyarlas y que logren sus objetivos es un logro significativo. Estoy segura que con este apoyo que hemos ofrecido están preparadas para alcanzar las metas que se han propuesto.
A propósito de esto, quisiera acotar que las mujeres a nivel de administración estamos mucho más preparadas que los hombres porque, independientemente de lo que queramos hacer, somos madres, amas de casa y sabemos administrar muy bien los recursos para que nuestras familias puedan tener lo que necesitan y merecen. A mí no me molesta hablar de la parte doméstica aunque hay quienes se escandalizan porque, al contrario de lo que muchos piensan, creo que más bien es una condición que refuerza nuestros éxitos en el hogar y en el campo de trabajo.
P: ¿Cómo visualiza usted nuestra sociedad en un futuro no muy lejano?
R: Hoy somos una sociedad muy golpeada como consecuencia de haber vivido situaciones que nunca debimos padecer, Sin embargo, eso no nos ha impedido reconocer un gran destello de la Venezuela que queremos construir y reconstruir. Hemos fortalecido una sociedad de valientes, que va desde la población y jóvenes en general hasta nuestros representantes y diputados en particular.
Antes del 5 de enero de este año, Venezuela era otra. A pesar de la pandemia, hemos crecido, cambiado y madurado muchísimo. Siempre hago un símil de la sociedad por venir con el hecho ocurrido en los alrededores de la Asamblea Nacional cuando impidieron el paso de los diputados y del presidente Juan Guaidó, lo que llevó a empujar y abrir las puertas del hemiciclo para poder sesionar. En esa imagen, que todos recordamos, veo lo que quiero y deseo para Venezuela. Así como lograron empujar esa puerta, así nos toca a nosotros empujar para abrir las puertas de la libertad y la democracia. Hoy en día puedo visualizar un futuro en Venezuela con muchísimo optimismo… y además lo veo muy cerca.
¿Sabes…? Tengo un nieto, que no conoce Venezuela. Sueño con el día que llegue a Venezuela para mostrarle ese Ávila maravilloso; llevarlo a la Gran Sabana para que conozca el Macizo Guayanés y decirle ‘’Mira mi amor, esta es tú Venezuela. Esto es lo que tu Mima ha tratado de rescatar para que tu pudieses venir’’. Me levanto todos los días y digo ‘’Max, por ti’’. Y es que los privilegios que tuvimos mis hijos y yo con respecto a la educación, la moral, la ética, el respeto, se están perdiendo y debemos rescatarlas urgentemente. Debemos prepararnos para el futuro, rescatar los valores y la familia, que es el núcleo de la sociedad. Sin no tenemos familia, no tenemos sociedad.
P: Si pudiera dejar un mensaje para las nuevas generaciones, ¿cuál sería?
R: Mi sugerencia es que se mantengan siempre dentro de las líneas del respeto y la ética, sean mujeres, hombres o jóvenes. Aun cuando vemos este futuro un poco negro con respecto a la parte profesional, hay posibilidades de avanzar. Que no se dejen avasallar y que sepan que los sacrificios que hacen para seguir sus estudios les permitirán ayudar a pasar todas esas dificultades. Que no pierdan la perspectiva, que Venezuela va a cambiar y los necesita. Que se formen como profesionales, moral y socialmente y que concienticen que necesitamos un relevo importante en la parte política. Sé que sí podemos, por eso los convoco a hacer su propia reflexión. Este país va a cambiar y los vamos a necesitar a todos. Nosotros estaremos para apoyar en lo que podamos, con muchísimo aprecio y amor.
Oigamos su testimonio de viva voz
Entrevista realizada por Valeria Aponte y revisada por Lic Anna María Díaz.