Reflexiones sobre Mujer y Libertad

Reflexiones sobre Mujer y Libertad
agosto 16, 2020 Rocio Guijarro
encovi

Comentarios a la ENCOVI 2020 
Evento Alianza Venezolana Empresarial por el liderazgo de las mujeres-AVEM-
¿Cómo estamos las mujeres en Venezuela?

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Las cifras que estamos comentando en este evento son elocuentes en cuanto a la inequidad que enfrenta el género femenino venezolano dentro del mercado laboral, la educación y el nivel de ingresos.  Los estudios sociológicos y las estadísticas sustentan no sólo la dimensión del problema, sino que nos hacen avanzar hacia la narrativa, las historias que nos hacen más viable entender qué está pasando, qué incentivos institucionales sostienen esta desigualdad y cómo, desde democracia o libertad, es viable resolverlo.

Dedicaré mi exposición a pensar en soluciones a esta inequidad, que perjudica al conjunto social.

El hecho es que el crecimiento económico sostenido por varias décadas es lo que ha permitido a millones de personas salir de las condiciones denigrantes de pobreza y extrema pobreza hoy mas que nunca en el mundo . Con ello, no solo han cambiado de un quintil a otro. Salir de la pobreza significa un cambio profundo de las personas y las familias, porque permite mayor dignidad personal, autoestima, respeto por sí mismo y autonomía personal.

El crecimiento económico permite crear trabajos y mejorar los salarios de todos, especialmente de los más pobres, lo cual a su vez es lo que permite a las personas y a las mujeres  cuidar de sus familias y tener la satisfacción de valerse por sí mismos y poder soñar un futuro mejor para sus hijos.

Nunca como antes en el mundo, apartando la crisis sanitaria, los índices demográficos de las mujeres son mejores que los de los hombres, tienes más acceso a fuente de empleo, viven muchos años más en promedio. Eso no da cuenta de un sexo oprimido de una especie. Las mujeres tenemos que aprender a defendernos por nosotras mismas. Para eso, no pueden tener esta imagen de que son siempre víctimas de oprobio.

Varias de las soluciones a los problemas de desigualdad de género provienen de iniciativa individual, de interacción voluntaria o incluso de azar.  Muchas veces esperamos que soluciones impuestas o promovidas “de arriba hacia abajo”, por instituciones gubernamentales, ayudarán a las mujeres. En El Pasillo Estrecho, libro reciente de Acemoglu y Robinson (los mismos de Por qué fracasan los países)  vemos tres aproximaciones distintas para resolver la subyugación femenina:

1)El primero es el Consejo para el Equilibrio de la Mujer establecido en Emiratos Árabes Unidos desde 2015.  Esta entidad estableció un reconocimiento anual a quienes promovieran la igualdad de género. Los autores observan, jocosamente, que en 2018 todos los premios fueron otorgados a hombres. Ni una sola mujer fue premiada por sus esfuerzos por corregir la desigualdad.  Concluyen, con este caso, que la solución institucional fue ideada e impuesta a la sociedad sin su participación.

2)El voto femenino surgió en suelo estadounidense, desde el Estado de Wyoming en 1869. Es el primer lugar del mundo contemporáneo que tuvo sufragio de mujeres. Y surgió por necesidad. Dada la violencia en el Oeste estadounidense y la necesidad de tener  más votantes y hogares, se estableció esta medida para promover que las mujeres se trasladaran al naciente Estado.

3) Las mujeres británicas consiguieron votar por vez primera en las elecciones parlamentarias de Reino Unido en 1918. Se habían organizado en el Sindicato Social y Político de mujeres británico en 1903, el cual inició el movimiento de las suffragettes y realizó varias protestas o actos para llamar la atención. Uno de ellos le costó la vida a Emily Davison en 1913, al ser golpeada por un caballo mientras manifestaba en una competición ecuestre.   En este caso, los derechos han sido conquistados desde la sociedad civil y con esfuerzos, protagonizados por las propias mujeres.

No quiero proponer uno solo de estos caminos. Quiero insistir en que están conviviendo los diversos estilos de solución en todo lugar y momento. Ahora bien, es de esperar que sean iniciativas de la sociedad civil las que logren sacarnos de la jaula de las normas que han debilitado a las mujeres.

La filósofa feminista Gloria Comesaña Santalices habla de los Estudios de la Mujer para referirse a la aproximación desde varias disciplinas y por las propias mujeres sobre su problemática. Esta investigadora fue parte del grupo que constituyó desde enero de 1978 la Liga Feminista de Maracaibo, alcanzando otro hito fundamental con la Casa de la Mujer de Maracaibo, que inició su actividad en 1984 y creó la Cátedra Libre de la Mujer en la Universidad del Zulia. Una de las premisas de investigación de esta activa pensadora ha sido aproximarse a la condición femenina con una perspectiva horizontal, desde la propia realidad, identidad y circunstancias de la mujer.

Me gusta comentar todo ese trabajo histórico que ha sido hecho en Venezuela bajo democracia, en ese lapso que va de 1958 a 1998 y que nuestra narrativa oficial reciente tanto devalúa. Nuestra vida bajo democracia en Venezuela logró promover mejoras para los derechos de la mujer y su participación plena en la sociedad. Habríamos de rastrear esos antecedentes y darles destaque.

La narrativa socialista, lamentablemente, tiene pocos héroes femeninos, precisamente porque apela a la violencia. La historia femenina apunta más bien hacia la convivencia pacífica, la cooperación y la protección de los más débiles. Por ello, diría que la economía de mercado y la democracia son, precisamente, sustantivos femeninos.

También en esta referencia al trabajo de la profesora Comesaña voy a destacar esa aproximación equitativa al problema de la mujer. No es viable resolver los problemas que confrontamos las mujeres sin tratarlos con el mismo rigor y óptica de todo problema en ciencias sociales. Si apelamos a ideología o a considerar a la mujer como una ciudadana minusválida, estudiando sus problemas sobre premisas distintas a la de los asuntos masculinos, las estaremos colocando en sumisión, nuevamente.

Me gusta precisamente el poder de las ideas, de las propuestas divulgativas que ofrecen las propias mujeres para pensar sus problemas y que sólo son viables si hay libertad para que fluyan las ideas. Desde África, ha surgido la voz de la autora Chimamanda Ngozi Adichie, quien entre su Nigeria natal y EEUU nos recuerda también los riesgos de las narrativas y estudios de la mujer. La forma en que narramos una historia corre el riesgo de volverse historia única, disfrazando opresión. La autora insiste en que no sólo se trata de la historia, sino de la manera en que se cuenta:  quién la cuenta, cómo y cuándo.

Al presentar cifras sobre la desigualdad de la mujer en la vida económica y social queremos entender qué justificaciones se dan a esta situación, qué la ha legitimado. Me inquietaría que se llegue a decir que es el resultado de la libre competencia o del capitalismo, por ejemplo. Con la misma información, se podría construir una historia completamente distinta e integrarla a un sistema ideológico.   Yo por ello, con la humildad a que invita ser liberal, lo que propongo es que vayamos a entender las dinámicas que están ocurriendo y conducen a estas asimetrías. Recurramos a los hechos y las personas, no a las categorías o los idearios.

En la medida que una sociedad carece de derechos de propiedad y de bienes públicos, las mujeres han de cubrir funciones que en sociedades productivas asumen instituciones especializadas del sector privado (guardarías, hogares geriátricos, sanatorios) o un Estado adecuadamente financiado con impuestos.  Nos colocamos ante el problema del trabajo no remunerado en el hogar, que priva a las mujeres de tener tiempo para reforzar su educación o desarrollar plenamente sus facultades fuera de casa, creciendo a través de la interacción en el mercado laboral.

Algo que libera a la mujer es la posibilidad que le dan para salir a la calle, a producir y sin miedo a ser agredida, tanto la economía de mercado como un Gobierno operativo.  Por ello, Chimamanda recuerda el consejo que daba la corresponsal de guerra Marlene Sanders a sus colegas mujeres: “Nunca te disculpes por trabajar. Te gusta lo que haces, y que te guste lo que haces es un regalo fantástico para tus hijos.”

Hemos visto la alta participación de las mujeres como jefas de hogar en Venezuela. Sin que sirva de consuelo, el 17 de julio se publicó que en la vecina Colombia el 38,4% de hogares tiene jefa mujer, según estadísticas oficiales actualizadas a 2019, incrementándose respecto a 36,1% en 2018.  Una lectura de esta tendencia podría ser que las mujeres han encontrado mejores medios para llevar independientemente su hogar, sin participación de la pareja masculina.

Otra visión podría ser la secular irresponsabilidad del “macho latinoamericano”, que deja hijos en varias mujeres y encomienda a ellas sus cuidados, siendo que ellas confrontan no sólo el desamparo del padre de sus hijos sino también del Estado, que no implementa leyes que protejan a los niños y obliguen a su manutención por parte del progenitor. Solo estudios con datos y narrativas claros ayudarán a entender hasta qué punto esta creciente participación que tienen las mujeres en hogares monoparentales se trata de una decisión personal.   Lo que me inquieta es que estas jefas de hogar pierdan la oportunidad de romper en sus hogares las tendencias históricas que encadenan a la condición femenina.

Este es un mensaje en que quiero insistir: lo equitativo también es productivo.  Incorporar plenamente a la mujer en el mercado y la historia humana podría ser la solución que precisa Venezuela para crecer económicamente, reducir la pobreza y alcanzar la paz.

Insisto en esta noción de que las ciudadanas estamos más cerca de la libertad y la democracia que los patriarcas surgidos del autoritarismo.

 

Referencias 

ACEMOGLU, Daron y James A. Robinson. (enero de 2020).  El Pasillo Estrecho.  Bogotá: Editorial Planeta Colombiana.

COMESAÑA SANTALICES, Gloria. (2008).  De Métodos y filosofía feminista. Maracaibo: Universidad del Zulia.

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Evento AVEM: Encovi con perspectiva de género. Agosto, 2020

Aquí la presentación de los datos ENCOVI presentados por Luis Pedro España en el Foro AVEM 2020

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Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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